“Tengo que volar 320 kilómetros por leche y bananos” el testimonio de una mujer que vive en el pueblo más remoto de Alaska

Salina tiene actualmente 25 años y ha vivido toda su vida en pueblo, al igual que sus bisabuelos, Babe y Mary Alsworth, quienes se mudaron allí en la década de 1940, según comparte el diario británico The Mirror.

No existe otra forma de llegar al pueblo sino en avioneta, no hay carreteras, ni supermercados, ni hospitales ni tiendas, ni bares, la ciudad más cercana está a una hora de distancia.

La población de Port Alsworth en 2020 es de 186 personas, de acuerdo con el censo de ese año. En la temporada turística la población puede aumentar hasta 400 personas.

El pueblo de hecho, fue fundado como municipio fue fundado en 1950 por Babe Alsworth, un misionero y piloto de monte, junto con Mary Alsworth, quien fue la primera directora de correos de la ciudad, Salina es descendiente de esos primeros pobladores.

De acuerdo con Salina, quien además es gerente de Lake Clark Resort: “La comunidad de Port Alsworth fue iniciada por mis bisabuelos. Hay cinco generaciones de nosotros que vivimos aquí.

Ingenio

La mujer cuenta que para vivir en un lugar tan remoto, tiene que ser creativa y organizada.

Para mantener alimentos y ropa debe volar a Anchorage, que está alejada a cerca de 300 kilómetros, en esos viajes tiene que comprar todos los alimentos que no puede cultivar en su tierra.

“La única tienda que tenemos es nuestra pequeña tienda de regalos en el resort de mi familia. No hay teatros, bares ni restaurantes. Tenemos dos cafeterías, pero son los únicos lugares en la ciudad. El invierno es un momento muy desafiante, estamos tan alejados y todo lo que viene de los aviones, las tormentas de nieve y la niebla, son un problema real para nosotros”, explica la joven.

Sus compras cuando viaja incluyen manzanas, plátanos y fresas, así como otros elementos esenciales como harina, leche y huevos.

Cita especial

Es justamente la familia de Salina la que administra el Lake Clark Resort, que recibe a cientos de visitantes que acuden al hermoso lugar todos los años.

Su esposo, Jared Richardson, de 23 años, es guía de pesca y fue uno de los muchos turistas que visitaban el pueblo.

La pareja se conoció cuando Jared se encontraba en una temporada trabajando en el Resort.

De acuerdo con The Mirror, la mujer incluso compra comida preparada cuando viaja, para celebrar las ocasiones especiales. En diálogo con el diario ella compartió que compró unos platos de comida italiana para llevar, para tener una cita romántica con Jared, su pareja.

Eso sí, la mujer confiesa que disfruta del ambiente natural: “Es un lugar muy remoto para vivir, no hay caminos para llegar aquí. La única forma de llegar aquí es en un avión pequeño. Me encanta la simplicidad de vivir aquí. Puede ser complicado de vez en cuando, tienes que planificar con anticipación los suministros, pero me encanta estar rodeado de naturaleza... Puedes ver los alces corriendo por tu jardín o los osos nadando en el lago”, afirma.