Estados Unidos
Un testigo secreto rompe el silencio para darle un giro histórico al misterio alrededor el asesinato de John F. Kennedy
El expresidente fue asesinado hace casi seis décadas. ¿Se vuelve a abrir la investigación?
Este año se conmemoran 60 años de uno de los asesinatos que le dieron la vuelta al mundo, el de John F. Kennedy en Estados Unidos. En el marco del aniversario, se dieron a conocer detalles que cambiarían por completo lo que se sabe y se acercarían al misterio alrededor de este hecho.
El 22 de noviembre de 1963 fue un antes y después en la historia de Estados Unidos. Sobre el medio día, el presidente Kennedy fue asesinado cuando se encontraba en un recorrido por carro. El vehículo estaba descapotado, lo cual permitió que los autores de los disparos tuviesen mayor precisión.
Su asesinato generó un ambiente de conmoción y confusión entre la población, a tal punto que hoy día todavía hayan dudas sobre los responsables del hecho y los detalles del momento en cuestión. Ha sido tal el misterio sobre el homicidio, que se han planteado en múltiples escenarios la posibilidad de teorías conspirativas.
Las pistas que se han recogido le han dado pie a diferentes conclusiones e interpretaciones; unas más fidedignas que otras. En toda la investigación durante seis décadas se ha puesto en sospecha a la extinta Unión Soviética, el Sistema de Reserva Federal, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), organizaciones masónicas y políticos norteamericanos opositores como Richard Nixon o Lyndon B. Johnson.
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Si bien las autoridades concluyeron que el autor material fue Lee Harvey Oswald, han habido sospechas que él no fue el único, sino que hubo otras personas con ordenes de disparar a distancia. Todo se ha mantenido en un misterio, el cual ha sido de los más intrigantes del siglo XX.
Seis décadas después, parece que por fin puede haber una resolución sobre el asesinato. Paul Landis, antiguo agente del Servicio Secreto y testigo del hecho en cuestión; rompe el silencio y en un libro da a conocer detalles inéditos.
Con el nombre de The Final Witness (testigo final), el relato de Landis busca esclarecer varias de las incongruencias. En el libro, el ex agente señala que su función aquel día fue proteger a Jackie Kennedy, esposa del difunto mandatario.
Al momento de escuchar los disparos, él estaba ubicado a pocos metros del presidente, por lo que vio cuando le dieron el fulminante disparo en su cabeza. Durante una entrevista con New York Times, contó detalles de ese momento y las pistas posteriores.
Cuando la caravana llegó al hospital para socorrer a Kennedy, Landis dijo que guardó en su bolsillo la bala con la que le dispararon en la cabeza. Acto seguido, la dejó en la camilla donde estaba el presidente, para que la evidencia no se perdiera. Al haber todo ocurrido en tan poco tiempo, él tenía miedo que algo se extraviara durante el procedimiento.
Este relato contradeciría al informe presentado por la Comisión Warren, debido a que las autoridades informaron que la misma bala que impactó a Kennedy, también habría sido la causa de la herida perpetrada contra el gobernador de Texas, John Connally; quien acompañaba el recorrido.
Landis considera que aquella bala fue la que llegó al cuerpo del expresidente, por el hecho que la halló en su asiento. En ese orden de ideas, no habría solo un solo disparo y, por ende, pudo ser que hubiesen más francotiradores diferentes a Oswald.
El informe citado anteriormente señala que la bala le impactó al presidente por detrás, saliendo por su garganta e impactando a Connally. No obstante, si la bala que encontró Landis fue la que impactó, no habría sido la misma dirigida contra el gobernador de ese momento.
Por otro lado, el ex agente manifestó nunca haber sido entrevistado por la Comisión, por lo que piensa que en el informe hay más de una inconsistencia. La bala que afectó a Connally fue dejada en el hospital donde él estaba, entonces sería diferente a la que Landis dejó en la camilla de Kennedy.