Entrevista

“Me emociona cantarle a Colombia en este momento de transformación”

El Festival de periodismo Gabriel García Márquez concluye hoy, sábado primero de octubre, con un concierto de Natalia Lafourcade. La mexicana tocará las canciones de 'Hasta la raíz', su más reciente álbum, producto de sus viajes por América Latina. Hablamos con ella.

Diego Olivares
1 de octubre de 2016
Natalia Lafourcade nació en Ciudad de México en 1984. Foto: Cortesía FNPI.

Natalia Lafourcade siempre entendió que terminaría relacionada con el mundo de las artes. En cualquiera de sus vertientes. Así como hoy canta, se hubiera podido dedicar al baile, a las artes plásticas, al cine o a la danza. Hoy, me confiesa, sueña con convertirse en concertista de piano.

Lafourcade nació hace 32 años. Su carrera musical empezó cuando firmó su primer contrato con tan solo 17 años, pero también antes: cuando llegó, el 26 de febrero de 1984, a la vida de Gastón Lafourcade, un catedrático chileno y fabricante de clavecines que había huido de la dictadura de su país y de María del Carmen Silva Contreras, una bailarina profesional y música del Conservatorio de México, quien creó el método Macarsi, un sistema de enseñanza musical para niños.

Cantante y compositora, hoy su carrera atraviesa un buen momento: con su reciente álbum Hasta la raíz, el quinto de su carrera, ganó el año pasado cinco Premios Grammy, incluido mejor álbum de música alternativa, grabación del año y mejor canción alternativa (“Hasta la raíz”). En el Festival de periodismo Gabriel García Márquez habló con nosotros.

¿A qué cree que se debe el resurgir de voces femeninas en México y América Latina? 

Creo que hay muchas mujeres bien talentosas haciendo cosas increíbles y la gente está receptiva y necesitada de propuestas honestas, reales, puras, y por eso el público abraza felizmente tantas propuestas nuevas que hay y que están fenomenales.

¿Qué hizo que quisiera cantar las raíces de la música popular de su país?

Después de haber trabajado con la música de Agustín Lara, quería cantar cosas que me hicieran sentir mucha emoción, entonces lo que hice fue tratar de conectar más con mis emociones, conmigo misma, con cosas reales, pero sobre todo conectar con México, con mis raíces. Quería que mi disco se sintiera muy de México pero de una manera más contemporánea, sin caer en lo tradicional, no porque no me guste, sino porque quería que fuera un disco de pop. En esa búsqueda me fui encontrando cosas súperbonitas, que me permitieron reafirmar mi propia identidad.

¿Qué significó Agustín Lara para su formación musical?

Es mi referente más exigente cuando quiero componer canciones hermosas, cuando quiero volver a mis raíces mexicanas. Es de esas personas que me hacen sentir orgullosa de México.

¿La obra de Gabriel García Márquez ha influenciado su creación musical?

Sí, tanto la de Gabo como la de otros escritores. Me siento muy halagada y emocionada de que me hayan invitado a su festival. Recuerdo que cuando estaba trabajando en el disco de Agustín Lara (Mujer Divina: Homenaje a Agustín Lara, 2012), estaba leyendo Cien años de soledad, entonces puedo decir que el Gabo me acompañó mientras estaba buscando qué hacer con Agustín Lara. 

 ¿Cómo y cuándo fue su primer encuentro con Gabo?

Fue con Cien años de soledad. Me lo recomendó mi madre, yo estaba estudiando música, me dijo que era precioso y tenía toda la razón. Es un recuerdo que se fijó cuando era muy niña. Lo leía y no comprendía nada. Mi mamá entonces me dijo que dejara de llorar y que mejor hiciera un mapa de un árbol en la primera página del libro. Es un texto que me conecta con mis inicios musicales y la producción creativa. Hoy es mi libro favorito y también el de mi madre.

Hace poco murió Juan Gabriel, con quien usted grabó un tema llamado Ya no vivo por vivir. ¿Cómo fue esa experiencia?

Tengo mis mejores recuerdos de Juan Gabriel. Su amabilidad, su cariño y la manera en cómo me guió cuando grabamos ese tema. Es de las experiencias más bonitas que la vida me ha regalado. Estuve cinco días con él. Todos en su casa de Cancún. Primero tres días y luego dos. Fue hermoso, llegué a su casa y después de ocho horas de esperarlo, él me abrió las puertas de donde vivía. Me hizo ponerle el disco de Agustín Lara y me regañó por no haberle invitado. Luego me dijo que le pusiera Hasta la raíz y me dijo las cosas buenas y me lo criticó desde su conocimiento. La experiencia de grabar fue mágica. Se metió a la cabina, cantó conmigo y me miraba a los ojos para indicarme la manera en que debía cantar conservando mi estilo. Era una persona que conectaba con su público y también lo lograba personalmente. 

¿La muerte de Juan Gabriel dejó un vacío?

No siento que haya un vacío total. Es que se fue su cuerpo, pero él sigue estando aquí, en su música, en sus letras. Todo eso que nos dejó sigue con nosotros, sus enseñanzas, su sabiduría como artista. Somos muchos los artistas que aprendimos de él, de su pasión por dejar una herencia musical. Y por supuesto que extrañamos a Juan Gabriel, el vacío físico es impresionante, una cosa tristísima, pero también es increíble ver todo lo que nos dejó.

Como alguien que llega a miles de personas, ¿cuál es la función del periodismo con el público? 

Yo creo que tiene una función bien importante y poderosa. Los periodistas tienen una responsabilidad fenomenal porque la gente acude mucho a la información que generan para ver y entender el mundo, ese universo de eventos que suceden al mismo tiempo. La responsabilidad de que esa información esté bien dada, que se haga de manera honesta, transparente, real, con buenos propósitos, de generar conciencia universal de todos, de donde vivimos, de cómo vamos evolucionando como humanidad, las cosas que hacemos como seres humanos, todo eso es una responsabilidad muy grande. 

¿Cuál es su impresión sobre el momento que atraviesa Colombia con el proceso de paz?

Es muy bonito poder presenciar el momento tan poderoso que vive Colombia. Estamos ante la transformación de una sociedad y eso es algo especial. En algún punto de mi carrera me di cuenta de que la música tiene esa maravilla de sacudir el corazón, la mente y el alma de las personas. Por eso me he propuesto que cada tema musical que desarrollo tenga un mensaje de responsabilidad y un poco de conciencia. Por eso se me hace increíble estar en Colombia en un momento en el que está reconstruyéndose como país para comenzar de nuevo y empezar a dialogar para curarse. Me emociona mucho saber que el momento histórico que están viviendo ha hecho que el mundo mire y venga acá para saber qué está pasando. Es un ejemplo para México. 

¿Existe alguna canción suya que tenga algún vínculo con lo que pasa hoy en Colombia?

Hay una canción que me ha servido mucho para desarrollar un proceso de sanar y de ir curando heridas. Siento que es muy lindo cantarle esa canción a Colombia en este momento. Se llama No más llorar.

 

Hasta la Raíz es completamente latino. Sin embargo, llega a muchas partes del mundo ¿por qué cree?

Es curioso, pero creo que las canciones tienen espíritu propio y hay unas más poderosas que otras, que tienen una fuerza impresionante, que se abrazan y se enganchan de la gente. Con otras no pasa. Tengo muchas que hice con mucho amor y mucha inspiración pero que no tienen la misma fuerza en el alma para engancharse.  

Entre los lugares que escogió para componer este disco están Colombia y otros países latinoamericanos. ¿En qué la inspiraron?

Llevaba un tiempo viviendo en Canadá así que tenía interés por el folk y escuchaba música en inglés, pero desde mis discos anteriores tenía esta inquietud por lo latino, por lo que probé otros estilos hasta que Agustín Lara me hizo aterrizar en México y entender como mexicana lo que estaba haciendo.

Quería dejar algo principalmente para México, y eso me hizo cambiar toda mi búsqueda de la música, me hizo voltear hacia Centroamérica y Suramérica y allí encontré toda mi inspiración, mis influencias musicales, la música que aprendí a escuchar. Empecé a encontrar otra fuerza y otro tono viajando por Colombia, Cuba, Venezuela, Argentina, Chile. Esos viajes cambiaron mi manera de buscar en la música. 

En un viaje a Colombia compuse una canción del disco que se llama Vámonos Negrito, y lo que me inspiró fue su aire latino.

Usted ha creado temas musicales para proyectos visuales como la película Güeros ¿Todavía le interesa estar vinculada a proyectos cinematográfico?

Siempre me ha gustado poder vincular lo musical con lo visual. Creo que se pueden lograr cosas muy interesantes cuando se logran integrar proyectos musicales con películas. Siento que mi manera de acercarme a la música tiene que ver mucho con la parte audiovisual y eso me ha llevado a participar en películas como Güeros, la película en la que más me ha gustado participar. Tengo futuras ideas para entregarlas al cine.

¿Cuál es su mayor deseo ahora?

Tengo uno que está todos los días ahí: estudiar piano a diario para ser una gran concertista. Quiero poder devorar el piano. Eso es algo de mucho estudio y dedicación.