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Perttu Kivilaakso de Apocalyptica en un concierto en Nueva York. Crédito: Bryan Bedder/Getty Images.

Entrevista

Apocalyptica: el sonido puro y brutal de un violonchelo

La banda de metal sinfónico finlandesa regresa a Colombia, al tercer Festival del Diablo. Hablamos con Perttu Kivilaakso, uno de sus integrantes.

Ana Gutiérrez
29 de agosto de 2017

Apocalyptica es una banda como pocas. Está compuesta principalmente por cuatro violonchelistas y toca metal sinfónico. Del primer álbum, Plays Metallica by Four Cellos (1996), se vendieron más de un millón de copias alrededor del mundo. La idea de ese disco surgió del hecho de que la mayoría de canciones que interpretaba eran versiones de obras de Metallica. Es más, el nombre “Apocalyptica” es una mezcla de las palabras “apocalipsis” y "Metallica".

Ahora el grupo cuenta con más de veinte años de trayectoria y ha tocado en todo el mundo, incluso en Colombia. En noviembre, Apocalyptica regresará al país para presentarse en el Festival del Diablo III, un festival de música metal. Su concierto será el 19 de noviembre en el Teatro Royal Center de Bogotá.

Hablamos con Perttu Kivilaakso, violonchelista integrante de la banda, antes de su viaje.

¿Cómo llegó a Apocalyptica?

Todos los integrandes estudiábamos en la misma escuela de música, la Academia Sibelius en Finlandia. Cuando éramos adolescentes ya éramos amigos, y cuando empezamos a tocar con frecuencia en realidad no pretendíamos conformar una banda. Éramos más como un grupo de tipos que siempre tocaban juntos. Hacia 1994 o 1995 yo ya iba a toques con ellos. Pero oficialmente entré a la banda en 1999, para el tercer álbum. Ha sido un viaje increíble. Todo empezó porque nos encantaba Metallica y la música metal, y queríamos intentar tocar algo similar pero con los violonchelos. Era una idea un poco loca, pero al parecer funcionó porque aquí seguimos después de 21 años.

¿Cómo adaptar su formación clásica al género del metal?

Para nosotros siempre ha sido un reto tan grande como fantástico. Hemos querido desafiarnos a nosotros mismos para usar el violonchelo de una manera poco típica. Esa también es una de las razones por las que ha sido tan emocionante hacer esto. Todavía, cada año, después de cada álbum, sentimos que podemos encontrar nuevas maneras de expresión y nuevas maneras de usar el instrumento. Eso es lo importante, que tenemos algo que lograr, nuevos lugares para explorar. Esa ha sido la motivación principal durante todos estos años y estos nueve discos.

¿De dónde viene su afición al metal?

Empecé a tocar el violonchelo a los cinco años. Mi niñez y el principio de mi adolescencia estuvieron llenos de música clásica y de ópera. Pero cuando entré a bachillerato empecé a oír otras cosas y me enamoré de bandas como Skid Row, Judas Priest y Iron Maiden... Las típicas, ¿no? Empecé entonces a oír un sonido más pesado, más brusco, en especial Metallica. Quedé encantado con sonido del un álbum que se llama ...And Justice For All, y al poco tiempo empezamos los primeros toques, para tocar canciones como "Escape".

Nos reunimos a tocar por primera vez solo porque se sentía cool imitar ese sentido tan hard rock con un violonchelo. Al principio, claro, no teníamos ni idea de nada, ni de amplificadores o efectos. Era una locura, sonaba horrible [risas], pero en esa idea había algo que funcionaba porque mucha gente nos encontró y al menos les parecíamos divertidos [risas].

Háblenos un poco sobre ese gusto por la ópera.

Hace un poco más de un año escribí una ópera para la Ópera Nacional de Finlandia. Fue un sueño hecho realidad, porque la ópera ha sido uno de los géneros musicales más importantes para mí a lo largo de mi vida. Pero hoy en día oigo una gran variedad de música. Tengo un poco de dificultad con el rap y el hip hop, pero igualmente trató de oír esa música y encontrar cosas buenas en ella. Antes, cuando era joven, era muy estricto. Solo oía metal y música clásica. Era muy intolerante, como si no debiera existir nada más. Pero hoy en día me encantan bandas como Muse y Queens of the Stone Age o hasta la música pop. Están pasando cosas muy buenas en la escena musical. Todos andan diciendo que la industria de la música se está muriendo. Quizás la industria sí, pero la música no, el mundo está lleno de buena música.

Ha compuesto para bandas sonoras, para cosas tan diversas como el videojuego Max Payne 2: The Fall of Max Payne y documentales. ¿Cómo llegó a eso?

A lo largo de los años he disfrutado hacer proyectos variados. Cuando uno sale de lo de la banda, tiene expectativas diferentes. Por ejemplo, cuando estaba componiendo para películas descubrí que uno tiene que considerar todo: escuchar al director, leer el guion, apreciar las imágenes. Uno debe poder ver todo eso en la música. Eso es muy distinto al trabajo que se hace en la banda. Tenemos libertad, podemos hacer lo que queramos, lo que nos guste.

Sin embargo, los distintos proyectos le enseñan a uno algo, y por eso los he disfrutado tanto. Me gustaría hacer más, pero las giras de Apocalyptica son muy grandes y tenemos poco tiempo libre para el resto. Algo muy importante para mí es poder tocar algunos conciertos de música clásica todos los años, solo porque estuve muy alejado de ese mundo mucho tiempo. No toqué nada clásico durante unos quince años. Pero ahora, en los últimos dos años, ha sido maravilloso, mentalmente y físicamente, asumir el reto de volver a tocar obras tan maravillosas como son las de Bach y Beethoven. Es importante alimentar la musicalidad con distintos enfoques. Eso también le brinda siempre algo nuevo a Apocalyptica.

Es interesante, porque Apocalyptica se destaca por todas las colaboraciones que ha hecho. ¿Cómo impacta eso en su trabajo?

Hemos tenido muchísima suerte que hemos podido trabajar con tantos artistas tan buenos como Nina Hagen, Till Lindemann, Adam Gontier o Corey Taylor. Tantos vocalistas increíbles. Nos encantan esas colaboraciones porque, como dije, es un mundo nuevo, tenemos un nuevo sonido, una nueva voz y podemos descubrir nuevos tipos de canciones que no habíamos hecho. Cuando uno trabaja con músicos tan buenos, uno siempre aprende algo de ellos y han representado buenas oportunidades para nosotros a lo largo de los años.

Lo interesante es que ahora estamos celebrando el aniversario del primer álbum, y por ende más de veinte años de carrera, y es un show estrictamente instrumental de solo metal. Así es como vamos a Colombia y América del Sur, eso nos abre los ojos un poco más hacia el sonido real del violonchelo y estoy muy seguro de que en el futuro vamos a buscar incrementar el sonido puro, natural y brutal del instrumento.

Volverán a Colombia en un par de meses. ¿Cómo será ese concierto?

Decidimos volver a Colombia cuando estábamos terminando la gira de nuestro disco Shadowmaker, a finales del año pasado. Queríamos dar unos 15 o 20 concierto en Europa para celebrar el disco Plays Metallica by Four Cellos. Pero al parecer el mundo entero estaba muy emocionado por eso y la gira terminó extendiéndose muchísimo. Lo hemos disfrutado porque es un poco como viajar en el tiempo al origen de la banda. En el concierto en Colombia vamos a tocar el primer álbum de principio a fin, tal cual es, con solo los cuatro violonchelos. Luego para la segunda mitad del show estará Mikko Sirén, nuestro baterista, y tocaremos otras canciones de Metallica. Va a haber sorpresas y canciones que no hemos grabado, como "Orion". Es toda una noche de Metallica. Las audiencias han sido increíbles.

¿Qué nos puede decir de las audiencias sudamericanas?

Estoy muy feliz de ir, siempre es un gran, gran placer. Hemos estado en Colombia antes y el público es muy entusiasta. Cuando uno sube a la tarima es una atmósfera única. Nos sentimos muy afortunados. Todos estamos ahí por la misma razón: nos encanta el metal y eso nos une en todo el mundo.