FENÓMENO
Gay, asiático, millennial: "Putochinomaricón" sacude la escena musical española
A sus 28 años, este cantante, DJ y escritor se destaca por sus críticas mordaces al racismo en la comunidad LGTBQ y la sociedad en general, la generación 'selfi' y las fiestas del Orgullo como la que se celebra ahora en Madrid.
"Puto chino maricón" sería un grave insulto para cualquiera. También lo era para Chenta Tsai Tseng, un cantante homosexual español de origen asiático, hasta que decidió rebelarse y convertirlo en su nombre artístico.
A sus 28 años, este cantante, DJ y escritor se está haciendo un nombre en España por sus críticas mordaces al racismo en la comunidad LGTBQ y la sociedad en general, la generación selfi y las fiestas del Orgullo como la que se celebra ahora en Madrid.
Con formación de arquitecto y violinista, Chenta creó su alter ego "Putochinomaricón" hace dos años en reacción a los insultos que recibía por la calle. "Dije hasta aquí, voy a empezar a aceptar mi cuerpo, a aceptar mi identidad", explica Chenta a la AFP antes de una sesión de DJ en Madrid.
Compuso una canción corta y la colgó en Instagram. Dos años después, ha lanzado dos álbumes y una autobiografía y ha actuado en grandes festivales como el Sónar o el Primavera Sound de Barcelona. Delgado y de hablar tranquilo, Chenta sopesa cada palabra que pronuncia, sazonando la entrevista con fórmulas del lenguaje inclusivo. Todo un contraste con su excéntrica imagen en el escenario y su electropop irreverente.
"Que te fuiste a Mallorca y te quedaste en el Ritz, que te sientes macho alfa y lo petas en el +gym+, que tu padre te compró el Ferrari para presumir... Tu puta vida nos da un poco igual", canta en uno de sus temas.
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‘Tienes la piel amarilla‘
Nacido en Taiwán en diciembre de 1990, Chenta emigró a España con sus padres cuando solo tenía once meses. La primera experiencia en la que recuerda no haberse sentido como los otros fue jugando con un amigo con cuatro o cinco años. "Me dio el Power Ranger amarillo y, claro, yo quería el Power Ranger rosa", rememora entre risas. "Yo no entendía porque me asociaba con el color amarillo y en ese momento me dijo: +que tú tienes la piel amarilla, que tú eres distinto".
Así ha continuado desde entonces, incluso en las citas amorosas. "O te rechazan por el mero hecho de ver tu foto y ver que eres asiático, o te fetichizan y quieren salir contigo por el mero hecho de ser asiático", explica. Hay incluso motes para ello: "mashed potato" (puré de patatas) para los homosexuales blancos que solo buscan blancos, "rice queen" (reina del arroz) para los no asiáticos que quieren asiáticos. Todo referencias gastronómicas, apunta Chenta, que inspiraron el nombre de su primer álbum: "Corazón de cerdo con ginseng al vapor".
Su discurso denuncia la discriminación dentro de la comunidad LGTBQ que, según él, suele favorecer a los hombres blancos y musculados poco afeminados. En las celebraciones del Orgullo, por ejemplo, cree que se depara poca atención a las "mujeres, mujeres trans, discapacitados" o grupos de etnias distintas. Aunque su postura crítica se está suavizando.
Este año, el Orgullo de Madrid escogió centrarse en los 50 años de lucha del movimiento desde las históricas protestas de Stonewall en Nueva York. Será el primero desde las elecciones municipales de mayo en las que el ayuntamiento de la capital española viró a la derecha con el apoyo del emergente partido ultraderechista Vox, muy beligerante con el colectivo LGTBQ. "Siento que, bajo el clima político en el que estamos, tenemos que agruparnos más que segregarnos", afirma.
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Restaurante, bazar o instrumento clásico
Para Joan Luna, editor de la revista musical española Mondo Sonoro, el atractivo de "Putochinomaricón", además de su imagen estrafalaria y su "pop electrónico muy efectivo", es su discurso. "Las letras conectan con la gente", asegura. También destaca que el hecho de ser un artista asiático en España es un hecho novedoso.
"A nosotros, como asiáticos, se nos ve como que se nos dan bien aquellos trabajos que no están muy ligados al entretenimiento, como más de matemáticas y de ciencias", dice Chenta. Estos estereotipos están tan arraigados que incluso su padre creía en ellos.
"Mi padre siempre tenía esta noción absurda de que si tú eras asiático, sólo podías hacer tres cosas: abrir un restaurante, abrir un bazar o ser un instrumentista clásico", explica. En ese tiempo, el chelista sinoestadounidense Yo-Yo Ma era un referente. Y así fue como Chenta terminó graduándose como violinista en el Real Conservatorio de Música de Madrid.
Solo había un problema: él odiaba el violín.