Entrevista

La Pestilencia, 30 años contestatarios

La Pestilencia es de esas bandas que destroza el escenario o los parlantes, con la estridencia del buen punk y la contundencia de su lenguaje. El dueño de sus palabras es un anarquista paisa con convicción social: Dilson Díaz, quien nos atendió desde Los Ángeles, donde se encuentra grabando un nuevo disco.

Santiago Serna Duque
16 de agosto de 2016
Dilson Díaz vocalista de La Pestilencia

¿Cómo nace La Pestilencia?

La Pestilencia es una banda que nace en Bogotá, en el barrio Restrepo, ahí fueron nuestros primeros ensayos, empezamos haciendo covers de grupos españoles y brasileños. En ese entonces tocábamos música punk, un género inexistente en esta ciudad. Influenciados por grupos de Europa y Estados Unidos, decidimos empezar el proyecto llamado La Pestilencia con la intención de que nuestras letras generaran conciencia y un despertar frente a la situaciones sociopolíticas que en ese entonces vivía, y aún vive, el país.

¿De dónde surge la potencia en el discurso de sus letras?

Nosotros sentimos que vivíamos en un país sin un balance social, que se caracterizaba por la carencia de tolerancia entre sus ciudadanos. Siempre notamos que la justicia era para pocos, entonces, nos preguntamos en qué momento había una oportunidad para cantarle a temas como el amor, si estábamos y estamos necesitando otro tipo de cosas. Por eso le apostamos a ese tipo de letras. El día que Colombia goce de tranquilidad y una paz interna en cada persona, tendremos el camino abierto para cantarles a las flores, al agua y al amor.

A propósito del compromiso social de la banda, ¿cuál es su posición frente al proceso de paz?

Es muy complejo. En estos momentos lo que más complicado veo de cualquier proceso es que Colombia se encuentra más dividida que nunca, entonces, poner de acuerdo a un país completamente fraccionado es bastante difícil. La realidad de una paz no es solamente pintar el color blanco y tirar palomas al aire. Como dije en la canción Brazos cruzados: mientras se dé paz con hambre, con desigualdad, con poca educación; mientras esos factores sigan ocurriendo, va a ser complicado que se implemente una paz en el país. Lo más importante, como lo menciono siempre, es que la paz la debe lograr cada ciudadano, y cuando éste se halle en paz, estará dispuesto a promulgarla. La tolerancia del uno al otro es mínima, siempre se mantiene al límite, y no respetamos lo que cada uno piensa frente a ciertas situaciones simples -como un partido de fútbol- y en esos momentos a menudo se detona la violencia en el país.  

Entonces, ¿de qué forma puede ayudar la música a solucionar este tipo de fenómenos?

La música puede sembrar dudas y lograr una introspección en la que cada quien se pregunte: ¿qué estoy aportando?, ¿qué más puedo dar?, ¿y hasta donde está la frontera de mi vecino para que de alguna manera amistosa sigamos compartiendo cosas y las llevemos a un mejor proceder? Canciones como Soñar despierto, Vive tu vida, Nada me obliga, invitan a la autoevaluación para mostrar una actitud tolerante frente a la gente que nos rodea.

¿Qué papel juega la cultura en la implementación del posconflicto?

La cultura, el arte, es una buena forma de apropiarse del posconflicto. Yo pienso que lo mejor es crear escuelas de música, talleres de cine, teatro, pintura, espacios que generen interés por el arte. Te juro que cuando uno está vinculado a este tipo de actividades y encuentra un camino que lo inspire se aleja de las armas. Yo nací en un barrio de Medellín llamado Campo Valdés, donde muchos amigos tuvieron la opción de vincularse con grupos violentos, de ese parche ninguno está vivo, y los pocos que escogimos la opción de la música estamos acá tratando de llevar un mensaje que canalice esa energía para decirles: "mire, mire, hay otros caminos en los que uno por lo menos puede llegar a vivir tranquilo". Me parece que la cultura juega un papel fundamental en esto.

Pasando a lo musical, ¿cómo se evidencia la evolución de La Pestilencia en estos 30 años?

Son 30 años de arriesgar incluso desde el principio. Siendo nosotros una banda punk, desde nuestros primeros sencillos encuentras varias corrientes musicales que incidieron en el primer disco como el metal, el heavy metal y el grindcore. Hay un montón de influencias que aplicamos ahí. Eso mismo pasa en cada álbum, si tú escuchas un disco de La Pestilencia ninguno se parece al otro, pero conserva esa fuerza y vitalidad. Hemos evolucionado con respecto a los últimos trabajos en el sonido. Inicialmente los hicimos en Colombia, donde grabar era muy complicado -además de carísimo-, y hoy tenemos la oportunidad de estar en estudios en Los Ángeles, donde encontramos los recursos técnicos necesarios para progresar en esa parte. Sucede lo mismo en los conciertos: años atrás nos tocaba armar la tarima, conseguir el sonido, soldar el cable de un micrófono, ahora estamos en otra posición donde se evidencia la evolución no solo de la banda, sino del rock en Colombia.

¿Qué piensa de la falta de apoyo gubernamental a festivales como Manizales grita rock o, en su momento, Rock al parque?

Bueno, Rock al parque es un festival que está institucionalizado y de alguna forma se convirtió en el más importante de Latinoamérica. Me parece que ha sido un buen procedimiento por parte de las alcaldías no dejarlo morir, independiente de si se da por cuestiones políticas. Lo que sabemos los rockeros y metaleros es que a Rock al parque lo amamos todos así a veces no tengamos un mismo grupo en común que toque ese día, pues finalmente lo que sí tenemos todos en común es una asistencia masiva. Ahora, con respecto a Manizales grita rock, el problema se debe a los conflictos de cada alcaldía en la que los caprichos políticos u otras actividades, como los toros, superan los derechos de esas minorías rockeras.

¿Cree usted que este tipo de festivales gratuitos afecta la lealtad de los fanáticos hacia las bandas, es decir, los vuelve más facilistas y no les obliga a pagar por una boleta para verlos?

Eso quizás podría representar una gran parte, sí. Pero realmente depende más del fan como tal. Nosotros siempre que tocamos en Colombia, si no es Rock al parque, cobramos la boleta y afortunadamente tenemos asistencia del público. Pero este tipo de festivales es un arma de doble filo porque ha generado en el pensar del fanático algo muy loco_ si es un grupo extranjero están dispuestos a pagar, pero si es una banda local, no. Hay que cambiar esa mentalidad. Si un grupo me gusta, independiente de dónde sea, debo apoyarlo. ¿Cómo? Pues comprando la boleta. Esto hace parte de nuestra idiosincrasia, que es muy cómoda. Pero realmente no es culpa de ningún festival, es algo más individual.

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La Pestilencia se encuentra en Los Ángeles realizando la selección de canciones de su nuevo álbum, que saldrá al mercado en diciembre de 2016. Además, sacará un prensaje en vinilo del Amarillista y Balística -edición limitada-, acompañado por un tour a nivel nacional en octubre que conmemora los 30 años de la banda. El grupo formará parte del cartel del Festival Rock & Shout, el 9 de septiembre en Bogotá.