Música
La cumbia “tropicaníbal”, o el regreso contundente del Frente Cumbiero
El lanzamiento de ‘Cera perdida’ honra y alimenta un género colombiano con fuertes ecos regionales desde una potente veneración y varios registros experimentales.
La información básica: Cera Perdida es el segundo disco del conjunto bogotano después de Frente Cumbiero Meets Mad Professor. El proyecto de Mario Galeano saca disco después de más de diez años de girar por el mundo y grabar con Ondatrópica y Los Pirañas, sus proyectos asociados. En esta formación sale la guitarra y entra Sebastián Rozo tocando el bombardino, instrumento de viento que —entre muchas cualidades— parece cargar un espíritu de 8-Bit. Además, se suman el saxofón y clarinete de Marco Fajardo y los timbales del pulpo Pedro Ojeda.
El Frente Cumbiero explora sonoridades tradicionales pero crea música contemporánea en la que las máquinas, el clarinete, el saxofón, y el bombardino se encargan de las melodías de gaitas y de los metales. Para sus creadores, el trabajo de ocho canciones borra fronteras entre el jazz, el porro, la electrónica, y la cumbia. Se grabó en los estudios Mambo Negro y Salgaelsol en Bogotá, con la producción musical de Mario Galeano, la mezcla de Daniel Michel y la masterización del ex-integrante Eblis Álvarez.
Lo que nos pareció: Los pies y el corazón de este trabajo están en Colombia, su cabeza y hombros están en el planeta, y eso está perfecto. Cera Perdida suena a cumbia global, esa que en su inspirada manera de fusionar raíces pasadas locales con sonidos modernos e inspiraciones presentes tiene la capacidad de desencadenar baile en los cinco continentes. No es que una cumbia de Lisandro Meza no pueda prender una ciudad entera (la cinta Ya no estoy aquí bien prueba lo contrario), pero el Frente Cumbiero, concebido entre el siglo XX y el siglo XXI, sabe que su tarea es expandir el género y lo hace sentir a través de los varios registros que maneja en su disco.
Galeano, un creador, un activista, un académico, sigue armando camino. Ha construido por años desde estudiar y entender los ritmos que nacieron en estas tierras para llevarlos por nuevos caminos y a nuevas audiencias. Lo ha logrado tocando y creando con sus proyectos, desde colaboraciones con bandas como los Minyo Crusaders y composiciones para el Kronos Quartet. Ofreciendo esta cumbia global y tropicaníbal de Cera Perdida a los cuerpos cumbieros y danzantes del planeta, sigue acercándose a su meta expansionista.
Impresiones del disco
La Era del GigaHertz establece un código fundamental con ritmos y líneas de bajo hipnóticas cruzadas por melodías que sugieren una raíz Caribe pero cuyo sonido podría venir de Asia.
Jaley Jaley estira una cuerda entre la cumbia y el rocanrol y alcanza a canalizar un inesperado espectro de B-52′s. Cada quién con sus impresiones.
Porrovia retoma la onda cumbiero hipnótica que traza la primera pista pero se vale por sí misma con un ritmo quebrado, un saxofón endiablado que marca la melodía y unos solos cortos que estallan al final.
Cumbia del Asilo hace honor a las raíces. Ubicado en el cuarto corte, refresca luego de la descarga más moderna de las pistas anteriores.
Entrada Espectral es cosa seria. Quizá mi favorita. Con tempo lento, un bajo que no suelta, y acentos repetitivos desde los vientos y los sintetizadores, la banda entrega la pista más psicodélica del disco.
El Método de la Cera Perdida rompe la burbuja y desata a un mayor tempo un diálogo de melodías notable. Y cuando todo se une, la ola se desata.
Soldaditos parece prima en espíritu rocanrolero de Jaley Jaley, pero con un alma doliente y a la vez cautivante. La marcan un cuasi lamento tribal, una percusión impresionante y sutil que lidera la marcha hasta que solos de máquinas y de saxofón agitan las aguas.
Llegamos los Montañeros bien podría musicalizar todos los programas sobre identidad nacional. La entrega cumbiera, el clarinete y los acordeones en el centro cierran una experiencia progresiva que que estira el género pero culmina en la raíz.