MÚSICA
‘XTRMNTR’: Heraldos del fin de la civilización
A 20 años de su publicación, el sexto álbum de los escoceses Primal Scream ha sobrevivido al paso del tiempo como un ataque brutal y despiadado a la sociedad, la política, y a ellos mismos.
Considerada como una de las agrupaciones más importantes en la historia de Gran Bretaña, Primal Scream alcanzó reconocimiento en el ámbito del rock alternativo con la publicación de su obra maestra, Screamadelica (1991). Gracias a una producción visionaria y repleta de detalles a cargo de Andrew Weatherall, la banda liderada por el cantante Bobby Gillespie se puso de moda a inicios de la década al combinar la psicodelia presente en el rock de los sesentas con elementos de la cultura rave dominante en las islas por esos días, logrando en el proceso reconocimiento internacional.
Sin embargo los problemas al interior de la banda por las constantes giras y las adicciones de sus miembros (principalmente a la heroína) llevaron a que su LP posterior, Give Out But Don’t Give Up (1993) fuese recibido negativamente por abandonar la fusión presentada en Screamadelica en favor de un mayor enfoque en el rock clásico. Tras considerar la separación, Gillespie decidió finalmente mantener unido al grupo, aunque varios miembros decidieron abandonarlo en el proceso quedando solamente él, los guitarristas Andrew Innes y Robert Young, y el teclista Martin Duffy.
Su siguiente placa fue Vanishing Point (1997) donde retomaron elementos de la fusión mostrados en Screamadelica, pero desde una mirada más oscura. Ese trabajo los devolvió al reconocimiento, y vino acompañado de una mayor estabilidad interna cuando se les unió durante las sesiones de grabación el bajista Mani, proveniente de The Stone Roses. Más adelante se unirían también Darrin Mooney en la batería, así como el entonces ex-líder de My Bloody Valentine, Kevin Shields.
Con la formación ya definida, Primal Scream se metió al estudio a grabar su siguiente producción con una clara consigna: destruir toda concepción previa que se hubiese tenido de Primal Scream. Y es que en XTRMNTR (Creation Records, 2000), básicamente invirtieron todos los valores que los venían caracterizando hasta entonces. Ya no estaban presente el hedonismo y el optimismo de sus trabajos anteriores, ahora reemplazados por una militancia política panfletaria digna de los movimientos antiglobalización que predominaron antes del atentado de 2001 al World Trade Center. Era un ataque total a los Estados Unidos, jueces del mundo, al Reino Unido, a las promesas incumplidas y a las mentiras de la clase política.
Desde la primera canción del disco, “Kill All Hippies”, todo lo que alguna vez la banda había representado se pone patas arriba. Acompañado de un video animado dirigido por Julian House y Julian Gibbs, al estilo de los Monty Python, bien se le puede considerar un synthpop enfermo o rock industrial con bastante gancho. Porque mientras Gillespie ataca el neoliberalismo y el snobismo en su letra, consigue algunos de los ritmos más pegadizos que hayan grabado en su carrera. Lo atractivo de su interpretación es que su voz, sin ser muy privilegiada y sin sacrificar emoción, transmite una frialdad muy particular, como si escucháramos a un cronista transmitiendo para todo el planeta sus últimos minutos de vida mientras recuerda cómo llegamos todos a ese punto. A partir de ahí es una declaración de intenciones que ve continuidad de distintas formas a lo largo del disco. Se escuchan guitarras al límite de lo tolerable en “Accelerator” y “Shoot Speed/Kill Light” (donde participa Bernard Sumner de New Order), momentos bailables en “Exterminator”, “Pills” o “Insect Royalty”, donde destacan tanto por lo pegadizo como por lo siniestro; también hay lugar para un momento industrial que de forma bastante provocativa se tituló “Swastika Eyes”, en la cual Gillespie manifiesta su postura en el conflicto Israel-Palestina a favor de los segundos. Es tan adictiva que aparece dos veces en el álbum, aunque en dos versiones distintas: una mezclada por Jagz Kooner, y otra mezclada ni más ni menos que por The Chemical Brothers.
Hay espacio para algo de amabilidad en medio de la locura con “Keep Your Dreams”, soñadora y muy vinculada al space rock, pero es un paréntesis en un trabajo que no para de estremecer con los extremos tanto líricos como sonoros. XTRMNTR no solo disparó la carrera de Primal Scream en una dirección que exploraron con mayor o menor intensidad durante el resto de los años 2000, sino que enriqueció su repertorio y anticipó tiempos duros para una nueva generación que crecía dando por sentadas muchas cosas. Anticiparon tiempos de dudas, polarización y revolución.