| Foto: Juan Carlos Sierra

NACIÓN

Diez reflexiones de Íngrid Betancourt sobre el secuestro y conflicto en Colombia

Doce años después de ser liberada, la excandidata presidencial habló sobre las heridas, lecciones y retos que debe superar el país en el camino hacia la paz.

14 de septiembre de 2020

Durante la charla que sostuvo con el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, Íngrid Betancourt hizo un recuento de su secuestro y de lo que significa este crimen que, a su modo de ver, se compara con un asesinato. Perder la libertad y ser obligada a permanecer encadenada en un campamento de la guerrilla, entre el 23 de febrero de 2002 y el 2 de julio de 2008, nunca será una experiencia fácil de revivir, pero en esta oportunidad la excandidata presidencial concedió un espacio de dos horas para hablar de los conceptos y antecedentes que rodean el secuestro y el conflicto armado que Colombia aún no termina de padecer.

1."El secuestro no tiene fecha de vencimiento

Han pasado 12 años desde que el Gobierno colombiano realizó la Operación Jaque en la que Íngrid Betancourt, 11 militares y tres contratistas estadounidenses fueron rescatados en el departamento del Guaviare, mas ella expresa que la traumática situación del secuestro no se acabó el día de la liberación. “Es una realidad que se vuelve una realidad genética de secuestrado y que va a cambiar su manera de ser y de ver la realidad. El secuestro es un asesinato. El daño es irreparable (...) y el peso que se lleva por dentro se vive en la cotidianidad”.

La deshumanización, el irrespeto y lo que ella llama “una violación de la identidad” al ser tratada como un animal es “una cruz” con la que carga pese a alejarse de la escena política. Y según su vivencia y trato con otros de sus compañeros de cautiverio este escenario se replica.

"En mi relato en la JEP conté detalles que no tienen importancia y otros que son más duros de narrar. Quise hacerlo simplemente para que el país tome la medida de ese universo dantesco en el cual nos tocó vivir", Ingrid Betancourt

2. “Las Farc ni siquiera pueden confrontar su propia verdad”

“Si cada quien puede contar su versión y es válida, entonces ya no hay justicia que valga. Entramos a un cinismo conceptual”, dijo. Para la excandidata presidencial el secretariado del partido Farc aplica eufemismos y usa la mentira como “arma de la guerra” para cubrir acciones como el reclutamiento de menores de edad y el abuso sexual durante el conflicto armado. “Tienen que decidir si quieren seguir mintiendo”, añadió, o por el contrario “reflexionar sobre lo que en realidad significa, históricamente, haber hecho la paz”.

3. Bajarse del pedestal

Betancourt recordó que bajo el acuerdo de paz se concedió derechos y garantías a la guerrilla de las Farc para reincorporarse a la vida civil, sin embargo “de la misma manera hay que exigirles que jueguen el juego a cabalidad”. En este punto ella habló de las dos versiones que acompañan este proceso de de paz y que chocan continuamente en nuestro país: la de las Farc y el Gobierno. “Cuando ellos entregan las armas y firman la paz, estaban esperando que Colombia los acogiera con agradecimiento y que les dieran un reconocimiento a ese paso que daban”. De otro lado, “la narrativa era de un Gobierno que los derrota y que les da generosamente la oportunidad de entrar en la sociedad”.

“La guerra es la masacre de muchas personas que no se conocen, a favor de personas que sí se conocen y no se masacran”

Ante esto, hizo un llamado a “bajarse del pedestal” en el que están montados los integrantes del partido Farc y reconocer con “humildad y dulzura de corazón” sus actos. Y en cuanto al Estado, pidió que asuma su responsabilidad de garante. “La ausencia de protección legal accesible a todo colombiano es lo que permite que se den los abusos en el país”.

4. ¿Víctimas, culpables?

“Se dijo que por llamar la atención yo me había hecho secuestrar. Estoy seguro que a un hombre no le dicen eso, esa narrativa es porque soy mujer”, reprochó Betancourt, quien aseguró que incluso las mentiras que dijeron sobre su secuestro le produjeron un sufrimiento mayor que el mismo cautiverio.

“En Colombia tenemos la cosa de culpabilizar a las víctimas porque siempre la víctima es incómoda para alguien....no solo se excusa al responsable sino que se le quita la inocencia a la víctima que es finalmente el único capital que uno tiene moralmente para poder llevar la cruz”, afirmó.

5. Corrupción

“Con la paz entramos a ver el problema real. No es que la guerra creara la corrupción, sino que la corrupción creó la guerra”. Bajo ese escenario ella planteó que los distintos bandos del conflicto se han excusado en la guerra para mantener la impunidad de sus acciones, “justificar los abusos y los desmanes”. A su juicio, una vez se consiga la paz se aliviará la carga emocional de ese pasado tormentoso para ver hasta dónde permeó “la gangrena de la corrupción” al pueblo colombiano.

6. Narcotráfico

Betancourt expresó que a partir del proceso 8.000 se cortó la historia del país en dos. La incursión de dineros del narcotráfico en la campaña presidencial de Ernesto Samper fue para ella una “metástasis del cáncer” en la corrupción política. “Si bien el narcotráfico antes trataba de usar y de comprar a la política, a partir de ahí ya no van a tener intermediarios. Van a ser ellos mismos, los mafiosos, los que van a llegar al congreso, ya no van a pagar personas para que los representen”.

7. El papel de las Fuerzas Militares

| Foto: Foto: @Ejercito_Div7

La víctima de las Farc tomó de ejemplo la Operación Jaque para definir lo que se espera de quienes están al servicio de la población. “Fue una operación hecha por el Ejército colombiano con un grupo de muchachos que se jugaron la vida por salvar la de personas que no conocían....ese es el Ejército que queremos: personas valientes, entregadas, desinteresadas”.

Actuación que se desliga del caso de la niña embera en Risaralda, abusada sexualmente por siete soldados, y que Ingrid Betancourt recordó en su charla con el padre Francisco de Roux. Sumado al "abandono” que, dijo, tuvieron sus compañeros de cautiverio que pertenecían a las Fuerzas Militares. "Los fueron sacando, negándoles las promociones, disminuyéndoles las pensiones a las cuales tenían derecho...Hay una falta de respeto por el heroísmo que hace que no valoremos los seres de nuestra tierra. Entonces qué es lo que estamos valorando? a los corruptos, los bandidos...” agregó.

“(Sobre) las muertes de estos diez muchachos en Bogotá, cada cual quiere usar esto para echárselo al enemigo político y entonces esa es la receta de la impunidad”.

8. Perdón

La excandidata contó que estuvo dispuesta a reunirse con los voceros de las Farc ante el pedido de perdón que querían hacerle por los seis años, cuatro meses y nueve días de cautiverio. Sin embargo, señaló que esa posibilidad se cerró completamente al decirles que accedería, pero sin el uso de cámaras. No está dispuesta a que el partido “instrumentalice” ese momento para tener protagonismo.

“Hasta que yo no vea por parte de los integrantes del secretariado de las Farc una reflexión íntima, no del grupo, sino primero individual, y que haya de la voluntad de hablar desde el fondo del alma y no desde lo que me conviene a mí mostrarle al país mediáticamente para ganar puntos políticamente, mientras que no haya esa certeza de que no será una instrumentalización, casi electoral, del sufrimiento nuestro, yo no voy a aceptar reunirme con ellos”, expresó.

9. Polarización

En reflexión a las protestas y las muertes derivadas de la violencia en las calles en los últimos días, Betancourt señaló que Colombia necesita dejar de atribuir a ‘vendettas’ políticas, de un bando y otro, cada hecho que ocurre. “(Sobre) las muertes de estos diez muchachos en Bogotá, cada cual quiere usar esto para echárselo al enemigo político y entonces esa es la receta de la impunidad”.

10. Retos de cara al futuro

  • “La gran lección que nos deja esta violencia de hace 200 años es que cualquier colombiano puede transformarse en un ser violento y hacer las peores de las actuaciones”.
  • “Una vez se da el proceso de paz, se nos entrega a nosotros como ciudadanos la posibilidad de salir de esa polarización y yo creo que ese es el gran reto que tenemos todos nosotros”.
  • “En el fondo de mi alma sí pienso que cada uno de nosotros podemos cambiar, que podemos rectificar en nuestro vector de vida, ver donde nos hemos equivocado y donde tenemos que cambiar el cauce”.