JUDICIAL
La red sexual israelí quedó desarticulada
Esta es la escalofriante historia de cómo 14 israelíes crearon una red de prostitución en cinco ciudades del país.
El lunes pasado terminó uno de los más aberrantes capítulos en la historia del crimen en el país. Ese día, la Dijín-Interpol y la Fiscalía anunciaron el resultado de la última operación contra una red conformada por ciudadanos de Israel que durante años crearon una red para explotar sexualmente niñas y mujeres en varias ciudades del país.
Las autoridades no podían haberle puesto un nombre más adecuado: Sodoma, la ciudad que en el Antiguo Testamento simboliza la perversión. Para esto libraron 14 órdenes de captura contra ciudadanos de Israel y dos colombianos, entre ellos un policía. Bajo la fachada de hoteles y promoción de planes turísticos, los israelíes montaron en pocos años un negocio tan perverso como lucrativo. Básicamente consistía en ofrecer paquetes turísticos a ciudadanos de ese país, la mayoría jóvenes que acababan de terminar de prestar su servicio militar, en los que ofrecían fiestas desaforadas, droga y sexo, incluido con menores de edad.
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Durante varios años actuaron con total impunidad. Mediante engaños, buscaban niñas y adolescentes a quienes llevaban a hoteles en donde a cambio de sumas insignificantes debían acceder a todo tipo de abusos sexuales. Los excesos de los israelíes comenzaron a quedar en evidencia a mediados del año pasado cuando la comunidad de Taganga, cerca de Santa Marta, empezó a denunciarlos. Cansados de verlos pasearse con armas e imponer su ley, dieron a las autoridades la primera pista. Se trataba de un hotel en ese lugar llamado Benjamín, propiedad de Assi Ben Mush.
La Dijín y la Fiscalía descubrieron en sus pesquisas que en ese sitio hacían su primera parada quienes venían al país en planes de turismo sexual. Las autoridades migratorias optaron por expulsar a Ben Mush de territorio colombiano en diciembre del año pasado y prohibir su entrada. Las investigaciones comenzaron en esa línea y por ese camino hicieron hallazgos aún peores.
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Descubrieron que en Cartagena otros israelíes tenían varios hoteles dedicados al mismo negocio ilegal. Con agentes encubiertos, la Dijín comenzó una nueva investigación junto con la Fiscalía y la agencia estadounidense ICE. Tras varios meses arrestaron a Liliana Campos, alias la Madame, señalada de manejar una gigantesca red de proxenetismo en la ciudad amurallada. En esa operación capturaron a varias personas y emitieron circulares de Interpol para detener a ciudadanos extranjeros señalados de participar en esas atrocidades.
Cansados de verlos pasearse con armas e imponer su ley, dieron a las autoridades la primera pista. Se trataba de un hotel en ese lugar llamado Benjamín, propiedad de Assi Ben Mush.
Para ese momento las labores de los agentes infiltrados se habían extendido a Medellín, Santa Marta y Bogotá. Allí descubrieron que el grupo de 14 israelíes se había extendido hasta controlar prácticamente todo el mercado de turismo sexual en esas ciudades. “El señor presidente y la dirección de la Policía han dado instrucciones de combatir el proxenetismo en todo el país, con la ayuda internacional”, dijo a SEMANA el director de la Dijín-Interpol, general Jorge Vargas.
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En efecto. Después de varios meses de seguimientos e interceptaciones, la Fiscalía y la Dijín lograron recaudar el material suficiente para realizar los arrestos de la semana pasada. Acusaron formalmente a los implicados de concierto para delinquir, proxenetismo en menor de edad, lavado de activos, enriquecimiento ilícito, entre otros delitos.
La investigación logró demostrar que tan solo uno de estos hombres, Assi Ben Mush, pasó de tener ingresos por 379 millones de pesos en 2011 a 3.400 millones de pesos en 2017, producto de esta actividad criminal. Por ello, simultáneamente con las detenciones las autoridades también realizaron otro proceso para extinguir el dominio a todas las propiedades que la red adquirió con sus ganancias ilegales. Se trata de 14 propiedades, la mayoría hoteles, valoradas en más de 170.000 millones de pesos que pasaron a manos del Estado. Varios de ellos serán demolidos, con lo que terminará la historia de una de las más complejas redes de explotación sexual descubiertas hasta ahora.