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1986: ¿GUERRA TOTAL?

Del Cauca a Bucaramanga, pasando por el Magdalena Medio, vuelven a hablar los fusiles.

3 de marzo de 1986

Durante toda la semana pasada no cesaron los combates entre el Ejército y la guerrilla en el Cauca. Todo el nororiente del departamento se encuentra militarizado, y a la prensa no se le permite pasar de Silvia, donde se presentó el primer enfrentamiento, en el alto de Méndez cuando el M-19 emboscó a un camión del Ejército dando muerte a varios soldados y llevándose prisioneros a tres. Los choques continuaron en Totoró -en el cerro de Paramillo- y en Pitayó. Los muertos de los diez días de combates casi ininterrumpidos podrían llegar a cincuenta: trece militares y unos treinta y cinco guerrilleros, según fuentes del Ejército. El Cauca, según declaró a la prensa su gobernador, el coronel en retiro Víctor Gómez, se encuentra en "guerra virtual".
Seis batallones del Ejército, pertenecientes a distintas brigadas -el Batallón Colombia, el Fuerzas Especiales, el Rifles, el Palacé, el Codazzi el Pichincha, el José Hilario López-, con un total de unos siete mil hombres apoyados por tanques, helicópteros, cañones y aviones de bombardeo T-A33, se esfuerzan por cercar a una columna guerrlllera cuyos electivos, según las fuentes, oscilan entre cuatrocientos y mil hombres. En la historia de la guerrilla colombiana nunca se había dado una tal concentración de fuerza guerrillera, respaldada además en trincheras y fortificaciones. No se trata sin embargo de una guerra de posiciones, sino de la tradicional guerrilla de movimiento, con emboscadas y retiradas y golpes de mano espectaculares como el que le permitió al Ejército rescatar a los tres militares hechos prisioneros por el M-19, el cabo primero Víctor Montealegre y los soldados Mario Leonel Bastidas y Edgar Suárez. Según informó un periódico, se usaron en ese "operativo" sofisticados rifles equipados con miras de rayos laser, pero tal cosa fue negada luego por informantes militares consultados por SEMANA. La columna guerrillera es comandada al parecer por Carlos Pizarro y Boris, y la forman fuerzas del M-19, del Quintín Lame y de un recién creado "Batallón América", que incluye hombres del Alfaro Vive, Carajo ecuatoriano, el Tupac Amarú peruano, venezolanos y panameños. "Libios e indígenas", agrega, sin citar fuentes, el diario Occidente de Cali. A las fuerzas regulares las manda personalmente el comandante de la III Brigada, general Hernán José Guzmán, según el cual las operaciones se prolongarán "por tiempo indefinido".
En Cali se celebro una cumbre militar presidida por el general Guerrero Paz, jefe de Estado Mayor Conjunto, con la asistencia de siete generales, ocho gobernadores, todos los comandantes del batallón de la III División y, curiosamente, el Arzobispo de Cali. El ministro de Gobierno, Jaime Castro, viajó a Popayán para observar la situación de cerca. Y entretanto, tomados entre dos fuegos, los indígenas guambianos de la zona han iniciado un éxodo masivo -centenares de familias- que, según fuentes del Ejército, "ha facilitado el operativo militar". Todo indica que en el Cauca se prepara una confrontación de grandes proporciones, de la cual lo ocurrido hasta ahora puede ser considerado simple prólogo. Según la prensa del Valle, la guerrilla tiene un "vasto complot subversivo" para sabotear las elecciones. A lo cual, sin embargo, el jefe del M-19, Alvaro Fayad, responde a través del boletín "Oiga hermano" diciendo que "al país no le interesan las elecciones como para que nosotros gastemos esfuerzos en eso".
A los enviados de la prensa, ya se dijo, no se les permite pasar más allá de Silvia en la zona militarizada. Pero antes de que empezaran los combates se encontraban en la región tres periodistas franceses de la radio Antenne 2, que habían entrevistado a Carlos Pizarro y a Boris en la montaña y fueron interceptados luego en Buga por el Ejército. Tras ser interrogados en el Batallón Palacé fueron enviados a Bogotá e invitados a salir del país, después de que las autoridades militares les hubieran devuelto parte del material que les había sido decomisado y se hubieran comprometido a enviarles luego el resto a Francia. Los franceses confirmaron a SEMANA lo que los preparativos bélicos permiten entrever: que, según Boris, el 86 será "un año de combate frontal". Y que de acuerdo con Pizarro, el "Batalión América" es "el embrión de un ejército bolivariano" constituido por combatientes de los países que libertó Bolívar. Alvaro Fayad, jefe máximo del M-19, se encuentra al parecer en Antioquia, donde el grupo guerrillero se ha mantenido inactivo desde la toma de Urrao, a fines del año.
Se prepara, pues, algo grande, y al parecer en varios frentes. El tono de los comunicados oficiales del Ejército ha cambiado, volviendo a la terminología de los primeros años sesenta ("bandoleros de la cuadrilla de occidente"), pero las dimensiones de las fuerzas adversarias han vuelto a los militares cautelosos en sus declaraciones. Y es que el problema no se limita al Cauca, sino que recuerda más bien la frase de Páez sobre la dificultad de acabar con las rebeliones armadas en la Venezuela del siglo pasado: "Es como un cuero de vaca sin curtir: si uno pisa en un lado se levanta en el otro". A lo del Cauca, en efecto, hay que agregar el deterioro de la situación en el Magdalena Medio, que el general Yanine Díaz, al retirarse hace una semana de Barranca para asumir el comando de la Escuela Militar, había creído dejar pacificado. Allí el XXIV Frente de las FARC rompiendo acuerdos explícitos y en un acto que parece de clara insubordinación contra el estado mayor de la guerrilla, ha insistido en "boletear" a la empresa petrolera Shell, que ha suspendido en consecuencia sus trabajos en la región. En el mismo Cauca la situación de las FARC frente a la tregua no está clara, pues los comandantes de sus VI y XIII Frentes han anunciado que, si no se desmilitariza por completo el departamento, la Unión Patriótica no participará allí en las elecciones. En el otro extremo del país, en Urabá, que también se encuentra militarizado, las cosas son igualmente frágiles. Y finalmente hay que citar el reciente "vasto plan subversivo" descubierto por las autoridades militares en Bucaramanga, y que según éstas se trata del "plan de contingencia" elaborado por las FARC en el departamento para el caso de que la tregua acabe por romperse o a la UP le vaya mal en las elecciones.
El operativo militar contra las FALCO, que acaban de llevar a cabo las Fuerzas Armadas entre los ríos Sogamoso y Lebrija es, en cambio, algo que no tiene nada qué ver con todo lo anterior, pese a lo que ha afirmado la prensa. Las FALCO son una vieja escisión de las FARC, unas pocas docenas de guerrilleros convertidos definitivamente en delincuentes comunes que vivían de la extorsión y el secuestro en la rica región de Zapatoca. Con la caída de cuarenta de sus miembros, el grupo ha quedado completamente desmantelado.
Frente a esta compleja situación de orden público, el ministro de Gobierno se muestra sin embargo confiado, diciendo que aunque "la situación es difícil" las Fuerzas Armadas la tienen controlada. Pero es el propio ministro Castro el que ha insistido en la necesidad de llamar a los reservistas para garantizar la tranquilidad en las elecciones.