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20 de julio: una conmemoración para volver a creer en nosotros
Así como hace 200 años los próceres de la independencia buscaban crear una nación próspera que diera abrigo a sus ciudadanos, ahora los colombianos debemos unir esfuerzos para sacar adelante al país tras el embate de la pandemia.
hace 200 años, el 20 de julio de 1820, algunas poblaciones de Colombia celebraban por primera vez la fiesta patria del grito de independencia. La gente esperanzada en un futuro promisorio festejó por varios días el surgimiento de una nueva nación y la derrota de los españoles ocurrida un año atrás. Sin embargo, quedaba todo por hacer. Nuestros próceres y los nuevos ciudadanos tenían el reto de crear un Estado independiente y próspero. Lograrlo no fue fácil. La separación de España tuvo un altísimo costo. Las guerras dejaron al antiguo virreinato en la ruina, ciudades destruidas, tierras abandonadas, miles de personas muertas y un fisco con las arcas vacías. Pero, aun así, poco a poco comenzó la construcción de un nuevo país.
Han pasado dos siglos y la tarea no ha culminado. Ha habido avances registrados en la historia. A lo largo de estos años de vida republicana, los colombianos, desde diversos sectores, la literatura, la industria, el comercio y las artes, aportaron su grano de arena para construir una nación próspera, justa y equitativa.
También, el país ha afrontado grandes crisis y le ha tocado levantarse y reconstruirse más de una vez. La lista es larga. En el siglo XIX, las nueve guerras civiles y las disputas partidistas amenazaron con poner fin al sueño de los próceres. A finales del siglo XIX e inicios del XX, la guerra de los Mil Días dejó una estela de muerte por todo el territorio, atizó los odios y preparó el terreno para que Panamá se separara de Colombia. Cincuenta años después, la intolerancia política sumió a los colombianos en una cruenta guerra civil no declarada. Y en épocas recientes, el narcotráfico y el terrorismo pusieron en jaque al Estado. Tanto que alguien llegó a decir que Colombia era inviable.
Ante estas crisis, los colombianos también han podido unirse y crear pactos políticos y sociales para superarlas. El republicanismo asumió el reto de unir al país, luego de la pérdida de Panamá. El Frente Nacional solucionó los odios partidistas de liberales y conservadores. La Constitución de 1991 refundó un Estado basado en la inclusión y la igualdad. Y la firma de los acuerdos con la antigua guerrilla de las Farc trajo paz a muchos territorios del país.
Hoy Colombia afronta, quizás, el más grande desafío de su historia: recomponer el tejido social y económico que ha roto la pandemia. No es fácil, pero, como ha sucedido en otras ocasiones, los colombianos tenemos que repensar a esta nación. Debemos volver a confiar en el otro, a apoyar sus emprendimientos y a sentirnos orgullosos de ser colombianos.
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