Aniversario
30 años de la Constitución: “Faltó profundizar en un Estado austero, menos burocrático y eficaz contra la corrupción”, Angelino Garzón
El embajador de Colombia en Costa Rica, recordó para SEMANA su paso por la Asamblea Constituyente y cómo se redactó la carta política que cumple tres décadas.
El 4 de julio de 1991, después de cinco meses de extenso trabajo, los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente proclamaron la nueva carta política. El Gobierno del presidente César Gaviria pactó esa fecha para adelantar la ceremonia y presentar el resultado del trabajo de los 70 representantes de asamblea.
El presidente Gaviria, el ministro Humberto de la Calle y los presidentes de la Asamblea, Álvaro Gómez Hurtado, Horacio Serpa Uribe y Antonio Navarro Wolff firmaron el documento pero eran hojas en blanco porque no había tinta ese día para la impresión y el computador donde guardó toda la información, también tuvo problemas.
Quince días antes de esta histórica fecha, Pablo Escobar, se entregó en la cárcel La Catedral tras la decisión de la plenaria de la Asamblea que consagró como mandato constitucional la prohibición de la extradición de nacionales a Estados Unidos. Sin duda, eso creó todas las condiciones para la entrega del narcotraficante.
Son varias las anécdotas que hay alrededor de ese trabajo que inició en 1990. Angelino Garzón, actual embajador de Colombia en Costa Rica, compartió con SEMANA algunas reflexiones que escribió sobre lo que pasó en aquella época. Garzón, integró la asamblea y trabajó en la redacción de la Constitución de 1991.
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Este es el documento escrito por Angelino Garzón:
La constituyente, un ejemplo de unidad en la diferencia
La Asamblea Nacional Constituyente reunida del 4 de febrero al 4 de julio de 1991, cuyos integrantes fuimos elegidos democráticamente por voto popular el 9 de diciembre de 1990, fue un buen ejemplo de unidad en la diferencia y fue posible, entre otros, por los siguientes hechos políticos en Colombia que la antecedieron:
1. La iniciativa nacional de la séptima papeleta, promovida por un grupo de jóvenes en las elecciones parlamentarias de marzo de 1990, donde millones de personas se expresaron a favor de la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente.
2. La firma del acuerdo de paz en marzo de 1990 entre la guerrilla del M-19 y el gobierno nacional.
3. El diálogo político de agosto de 1990 promovido por el presidente de la República, en ese entonces César Gaviria Trujillo, quien aprovechando los mandatos excepcionales del estado de sitio convocó a las elecciones del día 9 de diciembre de 1990 para conformar una Asamblea Nacional Constituyente. En ese diálogo tuvo participación el M-19.
4. La creación de la Alianza Democrática M-19 a inicios de abril de1990, por iniciativa de personas con un pensamiento democrático que veníamos de diversas actividades legales, entre ellas la que yo desarrollaba en el sindicalismo como directivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y teniendo como punto de partida fundamental el respaldo del acuerdo de paz entre la guerrilla del M-19 y el gobierno del presidente Virgilio Barco Vargas. En tal sentido, con el respaldo de Carlos Pizarro Leóngomez, Antonio Navarro Wolf y otros dirigentes del M-19, creamos la Alianza Democrática M-19, AD-M19 que operó como partido político legal hasta las elecciones presidenciales de 1994.
Esa es la razón política que explica que la lista de candidatos a la Asamblea Nacional Constituyente estuviera integrada por personas que venían de la guerrilla y otras de la vida legal. En medio del dolor por el asesinato de Carlos Pizarro Leóngomez, sucedido el 25 de abril de 1990, la AD-M19, con Antonio Navarro a la cabeza, aceptó, sin ningún tipo de privilegios electorales, las reglas del juego definidas por el Estado para elegir los 70 constituyentes el 9 de diciembre de 1990, logrando elegir con el respaldo democrático de la gente, 19 constituyentes encabezados por Antonio Navarro Wolf y cerrando en el puesto 19 nuestra gloria del futbol nacional Francisco Maturana.
No niego los temores que en lo personal tenía por mi falta de experiencia parlamentaria, situación en que posiblemente se encontraban otros constituyentes elegidos tanto por la AD-M19 como por otros partidos políticos y sociales. Pero el diálogo y trabajo colectivo que aplicamos desde un principio basado en el respeto a las opiniones e historias de los otros constituyentes elegidos y a la responsabilidad con la historia democrática de Colombia, logramos seis meses después, el 4 de julio de 1991, promulgar por consenso, en medio de tanta diversidad política, social y religiosa, la Constitución Nacional que reemplazó a la que venía vigente desde 1886.
Ese espíritu unitario y de Estado fue el que nos permitió que por encima de los intereses políticos de cada constituyente primara un espíritu de camaradería y amistad que posibilitó elegir por consenso, y por primera vez en la historia legislativa de Colombia, una presidencia colegiada conformada por Horacio Serpa Uribe, Álvaro Gómez Hurtado y Antonio Navarro Wolf, simbolizando la Unidad en la Diferencia.
En honor a la verdad, esa presidencia colegiada contribuyó a ese espíritu solidario, de amistad y cooperación que siempre existió entre todos los constituyentes y que posiblemente es lo que nos falta en los actuales momentos, donde priman más los odios y las polarizaciones que el presente y futuro de Colombia.
En lo personal considero que tal vez nos faltó haber profundizado más en temas de cómo encontrar los medios para el logro de un Estado más austero, menos burocratizado y más eficaz en la lucha contra la corrupción, la violencia y la desigualdad social.
No niego las dudas e interrogantes que se generaron en mi cabeza por pasar de una actividad sindical a una actividad política democrática. Afortunadamente, desde niño aprendí de mi madre, y también por las múltiples necesidades que me tocó sufrir, ser agradecido con la vida, valorar y aprovechar todas las posibilidades que se nos presentan y a tener en cuenta el principio de la física “que vacío que no llena un cuerpo, lo llena otro”.
Como exgobernador del Valle del Cauca, elegido democráticamente en el año de 2003 y ex vicepresidente de la República, elegido por voto popular en el año 2010, creo que de pronto en la Asamblea Nacional Constituyente nos faltó profundizar sobre la necesidad de que los períodos de gobierno se extendieran a seis años y que el vicepresidente de la República asumiera la responsabilidad de Defensor del Pueblo y garante de los derechos humanos, entre ellos los referentes al diálogo social y a la existencia de una política de no discriminación y de mayor equidad social.
Estoy seguro de que, a pesar de las fallas como seres humanos, en la Asamblea Nacional Constituyente, fuimos un buen ejemplo de trabajo, de amistad, de respeto recíproco y de solidaridad y ante todo de Unidad en la Diferencia por Colombia.