“A este Gobierno le puede resultar su Guaidó”: monseñor Darío Monsalve Mejía, arzobispo de Cali. | Foto: Luis Ángel Murcia / Semana

ENTREVISTA

“A este Gobierno le puede resultar su Guaidó”: monseñor Darío Monsalve Mejía

El arzobispo de Cali rompió su silencio para alertar sobre las objeciones que el presidente Duque le hizo a la JEP y reveló detalles inéditos sobre cómo se fraguaron los acercamientos con el ELN en La Habana.

12 de marzo de 2019

SEMANA: ¿Qué lectura hace de las objeciones que el presidente Iván Duque le hizo a la Ley Estatutaria de la JEP?

Darío Monsalve Mejía: Se ha partidizado la paz. En el gobierno anterior con el equivocado plebiscito que hubo que asumir y en este Gobierno con un ejercicio gubernamental partidista que descuida esas dimensiones más estatales y que también está afectando de una manera riesgosa todo el tema de credibilidad y legalidad internacional.

Mi lectura es que el país necesita reflexionarse a sí mismo y buscar una alternativa muy concreta y lo más pronto posible; una alternativa de la paz no como objetivo de un gobierno sino como agenda propia de la sociedad. Es decir, convertirla en una verdadera alternativa a lo que hoy funciona mal y por medio de la fuerza.

SEMANA: ¿Y cómo califica las objeciones?

D.M.M.: Es un paso dentro de una demolición; es decir un desgaste absolutamente innecesario y peligroso porque pone a dar vueltas temas que ya iban en una espiral de ascenso y ahora nos pone en unos círculos viciosos que desgastan, que se roban el tiempo y que en el contexto actual, nacional e internacional, pueden resultar realmente peligrosos.

Pero también veo que hay una lógica interna; que es la lógica de una visión de partido, según la cual no hay conflicto armado y por lo tanto no hay espacio a una bilateralidad y a un acuerdo, sino que es la unilateralidad del Estado, o del Gobierno o del poder, la que debe someter a los violentos y entiende el diálogo como un sometimiento del Estado. Es un condicionamiento filosófico de fondo totalmente equivocado, por supuesto muy irreal, y para mantener esa lectura en el poder combinan todas las formas de lucha, es decir, argumentos políticos, jurídicos, éticos de toda índole y hacen una sustracción de materia; es decir, ya no hay sobre qué sostener la JEP, pero tampoco va a existir sobre qué sostener los acuerdos y así han ido eliminando toda posibilidad de solución acordada del conflicto.

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SEMANA: Con esa lectura, ¿cuál es el peor escenario?

D.M.M.: Que el pueblo colombiano también se deje atrapar por este tipo de políticas y que no se consolide un proceso social de paz con apoyo de la comunidad internacional, como se ha venido dando con el apoyo muy efectivo de países garantes. En segundo lugar, también el riesgo de que los conflictos internacionales, sobre todo con Venezuela, ya no solamente hayan absorbido y anulado el diálogo con el ELN (eso es lo que se deduce, que nunca hubo voluntad de diálogo con el ELN, porque quedó absorbido por la política con Venezuela, por el caso Maduro). Entonces el riesgo es que por esa misma vía se le siga dando oxígeno y echando gasolina al fuego de las violencias en Colombia y a las violencias en las fronteras.

SEMANA: ¿Acoge alguna de las objeciones hechas a la Ley Estatutaria de la JEP?

D.M.M.: No, a mí me parecen observaciones innecesarias. Suscribí una carta con más de cien personalidades a las Naciones Unidas, y yo creo que, si bien allí no se alcanza a argumentar más a fondo, porque en principio lo que quiere decir es que quedan gravemente detenidos los acuerdos de La Habana, sí creo que hay cosas que no se justifican desde el punto de vista, por ejemplo, de cosa juzgada por la Corte; me parece que hay un enfrentamiento entre poderes. 

Desde el punto de vista de conductas delictivas que tengan que sustraerse de la JEP, me parece que hacen una división filosófica muy peligrosa; un sofisma que consiste en separar las acciones del actor armado y que en este caso no podrían separarse porque acaba la JEP. Por esa vía de hacer una disección de las conductas penalizables por otros sistemas de justicia ordinaria o la penal internacional, eso haría absolutamente nula a la Justicia Especial para la Paz, pero también desconocería, otra vez, que aquí hay un conflicto armado y que el objetivo es la paz y la verdad como justicia, y no tanto el castigo.

"Desde el punto de vista de conductas delictivas que tengan que sustraerse de la JEP, me parece que hacen una división filosófica muy peligrosa; digamos un sofisma que consiste en separar las acciones del actor armado y en este caso no podrían separarse porque acaba a la JEP", monseñor Darío Monsalve.

SEMANA: En campaña, Duque prometió hacerle ajustes al proceso de Paz y ganó las elecciones. ¿Eso le da legitimidad?

D.M.M.: Pues es muy lastimoso que el Gobierno se amarre de esa manera al partido y a un enfoque anacrónico, antihistórico. No solamente lo siente así mucha parte del pueblo colombiano, sino la comunidad internacional y que está mirando con mucha preocupación lo que se está haciendo. Al lado de lo de Duque, uno escucha, por ejemplo, los primeros cien días de Andrés López Obrador (presidente de México), que es médico, y uno dice: "Por Dios, las cosas se pueden hacer de otra manera"; uno ve que habla de la búsqueda de una salida negociada al tema Venezuela y uno dice "por Dios, qué vergüenza pasar de Estadista a activista político".

Estamos viviendo en un Gobierno que asumimos con paciencia y conciencia de paz, porque es un anhelo popular; que no se desgaste el país en movilizaciones y cosas sin una estrategia, además que los liderazgos son todos muy difíciles. Creo que la pasada elección presidencial dejó un escenario muy difícil entre el uribismo y el petrismo, entonces el país está muy mal atrapado en la parte política, pero hay que recurrir a la sabiduría popular.

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SEMANA: ¿Usted es de los que cree que el uribismo está cumpliendo su promesa de hacer trizas el acuerdo de paz firmado con las Farc?

D.M.M.: Más allá de eso, el problema no es el acuerdo, el problema es la convivencia interna e internacional; el problema es generar confianza y credibilidad en ambos niveles. De tal manera que están yendo mucho más allá de eso y se están pasando y lo de ahora es solamente un corozo, es solo el inicio.

SEMANA: Frente a esa realidad, ¿cuál es el plan B?

D.M.M.: El plan B es hacer desgaste, eso va y viene por las cortes y la comunidad internacional; esperemos, porque el escenario va a ser muy complicado. Espero que salgan soluciones a corto plazo, caminos más cortos y más sanos. Fíjese usted que el Gobierno mismo se mete un autogol gigantesco, porque con las objeciones las agendas y todos los proyectos de Ley se arriesgan, perdemos todos.

SEMANA: ¿Siente que hay un desgaste en torno a la Paz?

D.M.M.: Hay un desgaste y los pueblos van soportando los desgastes con base en las expectativas y la esperanza, pero cuando no se equilibran con el desgaste, pues se deteriora la gobernabilidad y pueden llegar respuestas que están en el marco de la Constitución; pero de todas maneras yo creo que el pueblo colombiano siente que su destino no se ata ni en Duque ni en el Centro Democrático ni en ningún otro Gobierno. El contexto internacional de ahora es el de los Guaidó, es decir, a este Gobierno le puede resultar su Guaidó (no será Alejandro Muñoz), pero le puede resultar el Guaidó que le aplique la misma medicina que está aplicándole a Venezuela y eso sería grave para este país.

Monseñor Darío De Jesús Monsalve Mejía, arzobispo de Cali y garante de dlálogos con grupos armados ilegales. Foto: Luis Ángel Murcia / Semana

SEMANA: A propósito de Venezuela, ¿en qué quedó lo del ELN?

D.M.M.: Ahí no hay alternativa, porque como la alternativa es enfrentar el régimen de Maduro y desmontar ese sistema, entonces el ELN fue la primera materia que se sustrayó.

SEMANA: ¿Osea que los diálogos con el ELN fue el primer sacrificado por el lío con Venezuela?

D.M.M.: Claro, desde antes de este Gobierno, y eso lo conozco personalmente porque hubo toda una génesis por parte de los que estábamos acompañando los diálogos con el ELN; un itinerario antes del 7 de agosto de 2018 y que me llevó a pensar desde un principio que era una falacia lo que le proponíamos al ELN: que habría continuidad si no firmaba absolutamente nada con Santos; una falacia que llevó a abandonar un cese bilateral e indefinido del fuego y hostilidades entre el ELN y el Gobierno Santos para favorecer el antisantismo.

SEMANA: ¿Cuál era el mensaje concreto del nuevo Gobierno al ELN?

D.M.M.: Propuso, a través de sus enviados, caso Angelino Garzón (ex vicepresidente), que si querían tener continuidad con el gobierno Duque no firmaran nada con Santos, "no me dejen nada firmado". Entonces sacrificó la realidad por la posibilidad, pero la posibilidad no existía.

SEMANA: ¿Quiénes fueron los emisarios de esos mensajes?

D.M.M: Ese mensaje lo manejó muy bien el gobierno Duque con la delegación que se puso en La Habana durante los últimos días del gobierno anterior y con Angelino Garzón, aquí hubo un diálogo ordenado por el gobierno Duque y autorizado por el ELN con un delegado que era Juan Carlos Cuéllar.

SEMANA: ¿Sigue activa alguna intermediación suya con esa guerrilla?

D.M.M.: Nosotros seguimos trabajando por todo lo que significa el diálogo, no los diálogos; y el diálogo hay que mantenerlo en los territorios. Por ejemplo, en este momento grandes personalidades como el señor expresidente Uribe, y otros, están ayudando a personas en la liberación de secuestrados y a nosotros nos han pedido ayuda.

SEMANA: ¿Cree que se cerraron las puertas para los diálogos con los violentos?

D.M.M.: Esperamos que los alzados en armas, el ELN, el resucitado EPL, todas las disidencias de las Farc y todos los otros actores armados como las Bacrim, sientan que el país no se ha acabado porque un Gobierno diga "aquí no hablamos con ningún violento"; eso es un Gobierno, pero la sociedad no puede decir eso.

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SEMANA: ¿Por qué es tan difícil crear unidad alrededor de un objetivo tan obvio como la Paz?

D.M.M.: El problema es que le pusieron dos bandos políticos y solo la guerra es la que tiene dos bandos. La Paz no puede tener bandos, aquí en Colombia no existe el bando de la guerra y el bando de la paz; la paz es el amigo de todo el mundo: vivir tranquilo, poderse mover sereno y de convivir con el diferente, diverso y hasta con el contrario.

SEMANA: ¿Tiene contactos con la cúpula del ELN?

D.M.M.: Tengo contactos con todo el país, con todas las gentes de todos los lados, por mi casa, por mi oficina, por mi teléfono se oyen contactos de políticos, empresarios, indígenas, negritudes, de todo el que crea que yo como obispo de la Iglesia Católica puedo ayudar en algo, ahí estoy.

SEMANA: Entre esos contactos también está el del senador Álvaro Uribe Vélez…

D.M.M.: No se le niega nada a nadie desde que no quiera utilizarnos o manipularnos electoralmente. Hace días que no tengo contacto con él porque no lo he visto, claro, pero el día que quiera venir a mi casa, con mucho gusto lo recibo, y si me invita a otra parte donde crea que debo ir, también. Aquí la idea es que todos nos necesitamos y que el señor expresidente también es necesario, qué bueno fuera que estuviera bien dedicado a dejar este país en paz y con futuro y no simplemente a creer que solo él tiene la solución.

SEMANA: ¿Qué mensaje les envía a los excombatientes de las Farc que hoy podrían sentirse en el limbo?

D.M.M.: Para atrás ni para tomar impulso. La gente tiene que sentir que la paz no tiene sino un solo bando: es de toda una nación; tenemos derecho a esta tierra, a esta paz y al futuro.