Nación
Aida Merlano podría regresar a Colombia para declarar contra dirigentes políticos que participaron en compra de votos
La defensa de la excongresista le pedirá formalmente al Gobierno de Venezuela su extradición.
El próximo miércoles, a primera hora, el abogado Miguel Ángel del Río viajará a Venezuela con el fin de adelantar todos los trámites pertinentes para la extradición de la excongresista Aida Merlano, quien se encuentra desde enero de 2020 en la cárcel de El Helicoide en Caracas.
El viaje tendrá como fin que la exrepresentante a la Cámara por el Atlántico regrese al país para cumplir su condena por compra de votos y, además, rinda las declaraciones que tiene pendiente contra varios dirigentes políticos, empresarios, contratistas, que participaron en este ilícito.
En entrevista exclusiva con SEMANA en febrero de 2020, Aida Merlano dio nombres de varios dirigentes políticos que participaron en su plan para comprar votos de cara a las elecciones que se adelantaron en marzo de 2018 y que tenían como fin convertirla en la senadora más poderosa de la Costa.
Entre estos mencionó a Alex Char, exalcalde de Barranquilla, y a su hermano Arturo, quien era senador. Igualmente, habló del empresario Julio Gerlein, quien financió directamente su campaña al Senado, prevaleciéndola por encima de su hermano Roberto.
“Sé que fui víctima de dos familias criminales, asesinas. No voy a hablar de Julio, porque me duele pensar que se prestó para todo esto, pero su hijo sí sabía que el plan era matarme. Como también lo sabía Alejandro, como lo sabía Arturo y lo sabía Fuad Char. Después de lo que me pasó, puedo creer esto y mucho más”, agregó.
La exsenadora también habló de un supuesto “hombre del maletín”. “Todo el mundo en Barranquilla sabe quién es el “hombre del maletín”. El dinero lo daban los contratistas y se los entregaban directamente a Fuad Char. Y Fuad Char se los encargaba al del maletín para que se lo entregara a los políticos tradicionales de Barranquilla”, aseveró entonces.
Merlano cumplía una condena de 15 años de prisión impuesta por la Corte Suprema de Justicia cuando protagonizó, el 1 de octubre de 2019, la cinematográfica fuga después de realizarse un diseño de sonrisa en un consultorio odontológico ubicado en la Carrera Séptima con calle 116.
La excongresista fue sentenciada por los delitos de corrupción al sufragante, concierto para delinquir y porte o tenencia ilegal de armas de fuego de defensa personal. En el fallo se concluyó que fue el cerebro de una estructurada organización dedicada a la compra de votos en la capital del Atlántico.
Desde su sede de campaña, conocida como la Casa Blanca, las personas de la campaña recolectaban información sobre potenciales votantes, a quienes registraban en sus bases de datos. El día de las elecciones, el 8 de marzo de 2018, registraron los sufragios y entregaban el dinero prometido.
Ese mismo día se hizo el operativo en la sede de Merlano. Los agentes del CTI encontraron cédulas en físico, varias listas con nombres de los votantes, sellos, dinero en efectivo, e incluso armas de fuego.
Atención: condenada Aida Victoria Merlano, un juez le impuso siete años y cinco meses, por la fuga de su madre. Tendrá prisión domiciliaria
Siete años y cinco meses de prisión. Esta es la condena que deberá pagar Aida Victoria Merlano por participar activamente en la fuga de su madre, la excongresista Aida Merlano en hechos registrados en la tarde del primero de octubre de 2019. En el fallo se concluyó que la joven influencer fue clave para ingresar al consultorio odontológico los elementos pertinentes para que su progenitora lograra su objetivo: lanzarse de un segundo piso para ser recogida por su cómplice que la esperaba en una motocicleta.
Durante el juicio que duró dos años y medio, se concluyó que la joven, junto a su hermano, llegaron al consultorio odontológico ubicado en el centro médico La Sabana con el fin de entregarle la cuerda, los guantes y ropa de cambio. Igualmente, adelantó todas las acciones necesarias para distraer la atención de los dragoneantes del Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) que estaban como custodios de la excongresista.
El juzgado concluyó que existe prueba más allá de toda duda razonable de que Aida Victoria le dio instrucciones a su hermano, quien para ese momento tenía 17 años de edad, para que le “hiciera la charla” a la dragoneante que se encontraba en el segundo piso del consultorio. Por estos hechos la sentenció por los delitos favorecimiento de fuga y uso de menores para la comisión de delitos agravado.
La joven hizo hasta lo imposible, junto a su hermano, para distraer a la agente del Inpec, que había sido designada a última hora para custodiar a la representante a la Cámara de la cárcel El Buen Pastor al centro médico donde la dirigente política tenía su tercera sesión de diseño de sonrisa.
Para llegar a esta conclusión, el juzgado tuvo en cuenta los videos del circuito cerrado de seguridad que estaba en el segundo piso del centro médico La Sabana y en el mismo consultorio en el que se encontraba Javier Guillermo Cely Barajas.
En los mismos se observa cómo Aida Victoria y su hermano, quien para ese momento tenía 17 años de edad, entran y salen en repetidas oportunidades, hablan por celular y se acercan muchísimo a la guardia del Inpec como intentando quitarle visibilidad al interior del consultorio.
El funcionario judicial le dio credibilidad absoluta a la declaración de la guardia del Inpec, Diana Marcela Montoya Ramos, quien llegó como relevo al centro médico en la tarde de primero de octubre de 2019. Tras recibir las instrucciones de su compañera se dispuso a almorzar para subir al segundo piso del edificio donde se encontraba Aida Merlano.
Montoya declaró bajo la gravedad de juramento que su compañera había sido muy específica en el hecho que la excongresista hizo un “escándalo” para que permitieran el ingreso de sus dos hijos al consultorio odontológico. “Ella lo había permitido, ella sabía que Aida Merlano era una interna psiquiátrica”.
Cuando llegó se le informó que la cita odontológica no duraría más de 30 minutos. “Entonces yo le dije a Natalia si el procedimiento duraba media hora yo o iba a sacar a los hijos, que ella había permitido el ingreso y sé que tendríamos problema si los sacábamos”.
En el intercambio de relevo, la guardia se dio cuenta de que en efecto la excongresista se encontraba en el consultorio odontológico, junto a ella se encontraban sus hijos y Javier Cely. Fue el mismo odontólogo quien le prohibió el ingreso al consultorio advirtiéndole que la paciente no tenía dientes y le daba pena que la vieran así.
“Yo acaté la recomendación del médico para no intervenir en el procedimiento que le estaban haciendo, como la puerta era de vidrio yo veía a la interna, a mí no me dejaban entrar, pero los hijos de ella sí estaban adentro; yo estuve todo el tiempo allí”. Durante este tiempo, la excongresista jamás abandonó el consultorio.
Sin embargo, el hijo de la excongresista salía constantemente y buscaba a la guardia para hablar. “Yo en este momento puedo decir que él me estaba entreteniendo”. En los intentos de charla le comentaba sobre el costo del procedimiento que se estaba realizando su madre, lo quisquillosa que era con ese tipo de tratamientos y lo que estaban viviendo.
La dragoneante mencionó la presencia de otro supuesto odontólogo en el consultorio quien también la intentaba distraer para que no viera lo que estaba sucediendo adentro. “Ellos me entretenían, el hijo me decía algo como: dragoneante, cómo le parece que cobraban 15 millones de pesos por una ortodoncia, yo con ganas y mi mamá botando la plata cada rato en eso, y el otro señor presente me decía que a Aida Merlano le había hecho varios diseños de sonrisa y ninguno le había gustado”.
El hijo menor de la excongresista siempre se ubicaba muy cerca de la puerta impidiendo una clara visibilidad con lo que ocurría adentro del consultorio. En un punto, vio algo que le llamó muchísimo la atención.
La defensa de Aida Victoria, en cabeza del abogado Miguel Ángel del Río, ya anunció que presentará el recurso de apelación ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá para que tumbe el fallo y declare la inocencia de su cliente.
El plan de fuga
Sobre las 10:00 a. m. llegaron los hermanos Merlano al consultorio ubicado en el norte de Bogotá. El entonces menor de edad Esteban José Manzaneda vestía jean, camiseta blanca, buzo negro, tenis y gorra blancos, además cargaba un morral negro. Esta maleta es la clave de la fuga. Nunca se la quitó de la espalda, de acuerdo con los registros fílmicos, lucía nervioso, se comía las uñas y estaba inquieto. Con el morral entró al baño. Era parte del plan.
Mientras tanto, su hermana Aida había pedido unas hamburguesas que llegaron en bolsas, las repartieron y la excongresista Aida Merlano tomó una en las manos y se dirigió al mismo baño al que momentos antes había entrado su hijo menor de edad. La vuelta estaba hecha.
La bolsa desocupada con la que entró la hoy prófuga ya no lucía vacía, por el contrario, tenía varios elementos adentro. ¿De qué se trataba? La conclusión es clara: su hijo llevaba en la maleta la cuerda roja, los guantes, ropa y hasta una peluca que dejó en el lugar a la espera de que su mamá los recogiera, como efectivamente lo hizo. Mientras tanto, Esteban, el menor que no era tampoco un niño, estaba a un mes de cumplir la mayoría de edad, se quedó afuera del consultorio para distraer a la guardia del Inpec.
En el consultorio, el plan avanzaba según lo acordado. Faltando diez minutos para las 4:00 p. m., Aida Victoria usó su celular y su mamá, como si fuera un asunto normal, se cambió la ropa y puso la mentada maleta cerca a la ventana.
De ahí sacó la cuerda que la conduciría a la libertad. Su hija le señaló un lugar donde podía amarrarla, y una caneca para ocultarla mientras hacían el movimiento. Todo pasaba al frente de los ojos de la influencer Aida Victoria, incluso delante de ella se puso los guantes, y luego le entregó un celular a su mamá.
Hubo un momento en el que estaban los tres Merlano en el consultorio con el odontólogo Javier Guillermo Cely. Los hijos de la congresista prófuga se despidieron, tomaron algunos elementos, y salieron un momento acompañados de Cely.
Fue en ese momento en que Aida Merlano Rebolledo se lanzó por la ventana y emprendió la huida en la moto que la esperaba a la salida del parqueadero del edificio. Sin embargo, es claro para el juez que la coordinación y la fuga no se podían dar sin que alguien avisara al motorizado. ¿Quién lo hizo? Su hija, la influencer, era la única que usaba un celular en el lugar y dio las señas. También le entregó un teléfono a su mamá.