NACIÓN
“Al Estado le sobra la mitad de los funcionarios”: Rodolfo Hernández
El exalcalde de Bucaramanga sorprendió esta semana por sus resultados en algunas encuestas de intención de voto presidencial. En su primera entrevista nacional sobre sus propuestas electorales, Rodolfo Hernández asegura que hay corrupción rampante en el aparato del Estado y señala a los entes de control como paraísos burocráticos desde donde se hacen favores políticos.
Luis Carlos Vélez: ¿Lo sorprendieron los más recientes resultados sobre las encuestas presidenciales?
Rodolfo Hernández: Sí. Nosotros creíamos que estábamos bien y estamos penetrando dentro de las neuronas de los colombianos. Esto quiere decir que estamos en alrededor de un millón de ciudadanos colombianos que están decididos a apoyar nuestra propuesta de no robar, no mentir, no traicionar y cero impunidad.
L.C.V.: ¿Por qué cree que le está yendo tan bien?
R.H.: Porque digo la verdad. Los colombianos se han enterado por diferentes medios del trabajo que hicimos en la Alcaldía de Bucaramanga, que los políticos tenían convertida en un ‘cochinal’. Lo que entregamos fue realmente asombroso. Eso fue lo que permitió que la comunidad tuviera un reconocimiento que me puso a pensar: ¿por qué yo no puedo poner mi nombre de candidato a la presidencia cuando soy ingeniero civil con 51 años de experiencia? 51 años trabajando en la calle, pagando todos los impuestos que ponen los politiqueros. Eso me llevó a empezar a trabajar y a organizarme hacia la precandidatura a la presidencia. Es un buen resultado preliminar sin tener medios amigos, publicidad, etcétera. Solamente, a puro pecho.
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L.C.V.: ¿Cuál es su cálculo para decir que llegó a un millón de personas?
R.H.: El cálculo es que esto es intención de voto del padrón electoral. Y, si el padrón electoral es 25 millones, con el cuatro por ciento da un millón.
L.C.V.: ¿Cuál es el mayor problema del país?
R.H.: La robadera tan impresionante. Es imposible entregarle a la Fiscalía casi 8 billones de pesos con, más o menos, 40.000 funcionarios; un billón de pesos a la Procuraduría General con casi 10.000 funcionarios; otro billón de pesos a la Contraloría General de la República con otros 10.000 funcionarios; y como 8 o 9 billones de pesos a la Justicia, desde la Corte Suprema hasta el juez del municipio más pequeño. Los resultados son desastrosos: 3 por ciento de efectividad y 97 por ciento de impunidad.
L.C.V.: ¿Me está diciendo que los entes de control son los que más roban?
R.H.: Son los más politiqueros y corrompidos de Colombia, porque eso nace corrompido desde su propia elección. Eso lo eligen en el Congreso de ternas que pasa el presidente, la Corte Suprema o el Consejo de Estado, y los candidatos lo que hacen es empezar a repartir los puestos, como lo hizo el procurador Fernando Carrillo Flórez. Eso es mostrar la nómina y empezar a repartir. Aquí en Santander el dueño de la Procuraduría es un senador de la república. La gente dice: le entregaron a Jaime Durán Barrera la Procuraduría provincial y la regional y lo que hace es salir a perseguir a todos los que se opongan a sus pretensiones.
L.C.V.: ¿Qué otro problema está en su lista de prioridades nacionales?
R.H.: Despilfarro. Es impresionante la plata que se gastan. En el tercer renglón están los lujos. Yo he hecho un estudio apoyado en información estatal. Todos esos recursos juntos valen, más o menos, 100 millones de pesos por minuto. Eso son 55 billones que se tiran entre robo, despilfarro, lujos. Eso es lo que hace la politiquería, es un régimen.
L.C.V.: Con esos recursos que menciona que se van en corrupción, ¿qué piensa de una reforma tributaria? ¿Es necesaria?
R.H.: Estos politiqueros hablan de todo menos de dejar de robar, dejar de despilfarrar, quitar los lujos en el Gobierno. No puede haber un Gobierno rico con pueblo pobre. Todas esas reformas tributarias son quitarle al sector productivo para entregársela a los políticos con el fin de que vuelvan y se la roben. Es como amarrar un gato con chorizos. Eso no se arregla con reformas tributarias ni con más deuda. Se arregla es taponando la corrupción, el lujo y el despilfarro y toda la burocracia que sobra. Al Estado le sobra la mitad de los funcionarios.
L.C.V.: ¿Usted es un candidato de centro, de izquierda o de derecha?
R.H.: Yo no soy nada de eso. Yo soy un candidato independiente que está interpretando los sentimientos de 18 millones de colombianos que están aguantando hambre. ¿El hambre es de derecha, de izquierda, centro profundo o centroizquierda? Esos son vocabularios de la politiquería para tachar a políticos de un lado para el otro. Es mamadera de gallo en que nos tienen aquí los politiqueros para poder seguir en las mismas. Cambia todo, pero todo sigue igual. Cambia el presidente, pero todo sigue igual. Puede llegar una persona que esté bien intencionada, pero toda esa politiquería no lo deja actuar.
R.H.: Yo ya hice eso dos veces. Yo inicié la campaña a la alcaldía con todos en contra. Diecinueve concejales, todos en contra, de los cuales diez eran del Partido Liberal que hacían mayoría en el Concejo. Nunca he sido de empleo público, no tenía contratos, no tenía burocracia. Yo nunca salí a la calle, no regalé un tamal, no puse un letrero. Le gané a todos esos politiqueros.
L.C.V.: Hablemos de sus rivales. ¿Cómo ve a Gustavo Petro, que puntea en las encuestas?
R.H.: La opinión que yo tengo de Gustavo Petro es que es quien más tiene conocimiento del Estado. Es un gran expositor. ¿Cuál es la desconfianza que se tiene en Colombia con él? Es una persona que tiene conocimiento, carácter, es frentero. El problema es que la gente cree que se va a hacer elegir con un discurso diferente a lo que podría hacer. Ese es su problema.
L.C.V.: ¿Qué piensa de Sergio Fajardo?
R.H.: Es indeciso, no define. Quiere quedar bien con todo el mundo. La gente ve que no tiene una posición firme de defender unas ideas. Yo se lo he dicho en la cara.
L.C.V.: ¿Qué piensa de Álex Char y Federico Gutiérrez?
R.H.: Char se robó a Barranquilla, aunque digan que no. Yo voy a Barranquilla y no hay un barranquillero que no diga “es que aquí roban pero hacen”. Tienen unos líos difíciles, pero como tienen la mafia del poder, pues entonces se cubren. A Aída Merlano la iban a matar. Es muy jodido cuando no hay justicia. La justicia es un chiste, es para los pendejos, para los que no hacen parte de la mafia del poder. Unos costos financieros tremendos a cambio de muy poca efectividad.
R.H.: Se gastó 200.000 millones en bombos y platillos para su propia publicidad. ¿Sabe cuánto me gasté yo en cuatro años? 300 millones. Me los gasté en un contrato de condiciones uniformes, que obligatoriamente deben ser publicados en dos medios impresos y en redes.
L.C.V.: ¿Qué piensa sobre el acuerdo de paz?
R.H.: Que el Estado lo ha incumplido. Hubo un acuerdo de paz que firmó el Estado colombiano con las Farc. Se pusieron unas condiciones, y el Estado debe estar dándole honor a lo que firma, porque es el Estado colombiano. Se robaron la plata de los campamentos. Yo voy a hacer una visita a los campamentos y voy a empezar a preguntar para que me muestren los costos directos e indirectos de lo que hicieron. Si usted incumple como Estado, ¿puede pedir usted que el otro cumpla? No hay que acabar con la JEP. Eso hace parte de la columna vertebral de constitucionalidad y tiene también convenios internacionales. Como eso no se puede de la noche a la mañana desaparecer, que digan la verdad los que de acuerdo con el procedimiento califican para estar en la JEP. Si yo no hice nada, ¿qué puedo temer? Siempre la verdad se impone.
L.C.V.: ¿Qué piensa de nuestras relaciones internacionales y de Venezuela?
R.H.: Todo lo de cortar relaciones sale mal, porque perdemos mercado. No son las relaciones con Maduro, sino con el país de Venezuela. Yo no sé si dentro de dos años siga Maduro estando o no. Nosotros necesitamos restablecer las relaciones y empezar a trabajar. Hay que solicitar en extradición a los delincuentes que están allá a ver cómo reaccionan. Pero eso hay que pedírselo a Maduro, no a Guaidó. Guaidó no tiene ningún poder allá. Se inventaron que es el presidente que reemplazaba a quien está en el Poder Ejecutivo, que es Nicolás Maduro. Yo restablecería relaciones con Venezuela desde el primer día a ver qué les podemos vender. Dicen que no pagan. Cartas de crédito irrevocables que se cobran contra documento de embarque. ¿Cómo que no se puede?
L.C.V.: ¿No sería eso darle un aire a un dictador como Nicolás Maduro?
R.H.: No. Estados Unidos se queja y la comunidad internacional también, pero no hacen nada. ¿Por qué vamos a sacrificar a un montón de gente pobre que esté en la cadena de comercio privándoles de que puedan vender legalmente? Las relaciones con todos los países, entre Estados, son necesarias.
L.C.V.: ¿Qué piensa sobre Biden y su relación con Colombia?
R.H.: Con la derrota que tuvo Trump en las pasadas elecciones, hay que reconocer al nuevo presidente. Las intenciones de Estados Unidos no son de confrontación con Colombia, sino de una relación comercial y de Estado a Estado que sea armoniosa.
L.C.V.: Algunos de los que leen esto estarán pensando que usted suena al típico populista latinoamericano. ¿Qué les respondería?
R.H: Si populismo es defender que no roben tanto, sí soy populista. Si populismo es defender que no despilfarren tantos recursos, sí soy populista. Si populismo es decir que no hay lugar a tantos lujos en el Estado, sí soy populista. Si populismo es decir que voy a controlar los costos directos de las obras, sí soy populista. Yo duermo como un bebé de pecho; duermo tranquilo. Siempre habrá críticas, porque dice o no dice. La crítica libre y la libre opinión son democráticas. Yo tengo mis argumentos y los voy a defender con hechos.