ENTREVISTA

"Hay barrios que desaparecieron por completo": Alcalde de Mocoa

José Castro cuenta que las necesidades de su ciudad son apremiantes: el hospital está colapsado; no tienen agua, energía ni gas. Asegura que todo puede empeorar pues, según el Ideam, las lluvias van a aumentar de manera inclemente.

1 de abril de 2017
| Foto: Archivo Particular

Semana.com.: ¿Cuál es su primera impresión de lo que pasó?

José Castro.: Estamos muy preocupados porque van más de 130 víctimas. Todo a causa de una avalancha. Una creciente que se dio por el desbordamiento de tres ríos: Sancoyaco, Parruquita y Mulato. Van más de 200 heridos, el hospital está colapsado; no tenemos agua, energía y gas. Los puentes quedaron destruidos, las vías hacia Huila quedaron intransitables, estamos cercados. 

Semana.com.: ¿Hay riesgos de que la situación empeore?

J.C.: He convocado la solidaridad de los cuerpos de socorro para que nos ayuden con frazadas y medicamentos que estamos necesitando urgentemente porque nos toca construir albergues para evacuar otros barrios. Y es que según el IDEAM, las lluvias van a permanecer de manera inclemente y creo que podría desembocar en otra tragedia que ya acompaña este dolor que sentimos los putumayenses.

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Semana.com.: ¿Todo el municipio fue devastado por la avalancha? ¿Hay zonas que no estén afectadas?

J.C.: Fueron 17 barrios afectados. Algunos de ellos desaparecieron por completo como San Miguel, parte de los Laureles, San Fernando y el Progreso, que es donde yo vivo. La casa quedó totalmente devastada. Además fueron afectados barrios como la Independencia y San Agustín. Muchos de ellos están ubicados al costado, al lado de los ríos, por eso fueron tan afectados. Las imágenes que se han conocido muestran claramente la magnitud de la tragedia. Se dice que podría haber más de 500 víctimas y eso nos tiene más angustiados.

Semana.com.: ¿Cómo ha sido la respuesta del gobierno nacional?

J.C.: El presidente Juan Manuel Santos ya sobrevoló el sitio. Ya hicieron reunión con la Agencia Nacional de Infraestructura para reponer los puentes, que en principio serán militares. Por ahora hay una respuesta para resolver el tema de las vías, sin embargo, lo que estamos reclamando es agua potable y viviendas para ubicar a las personas que no creo que vuelvan a asentar sus viviendas al lado del río.

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Semana.com.: ¿Cómo están las zonas rurales? ¿Qué sabe de los otros municipios?

J.C.: Mocoa es uno de los más afectados porque es un piedemonte amazónico donde se presenta mucho declive por las colinas que tiene. En la zona rural de Puerto Limón, una comunidad afro, también se han registrado muertes y hay reportes de víctimas. En las zonas donde nacen estos ríos como Campucana y San Antonio, que es donde alertaron en principio sobre la creciente, hay afectaciones. Ellos fueron los que alcanzaron a avisar primero para que muchos tuvieran la oportunidad de salir de sus casas y así evitar que fuera mayor la tragedia.

Semana.com.: Usted está en Bogotá, ¿a qué hora se enteró de lo que estaba pasando?

J.C.: A la 1 de la mañana aproximadamente, cuando ya se estaba configurando prácticamente una avalancha y el agua estaba inundando varias casas de los sectores. Inmediatamente empezamos a coordinar con la Policía, el Ejército, la Defensa Civil y la Cruz Roja las evacuaciones. Sin embargo, fue muy complicado coordinarlas, solamente hoy con la claridad del día se pudo ver la magnitud porque la creciente se llevó los postes de energía y reventó las cables. Incluso, aún estamos a sin luz.

Semana.com.: Es la primera vez que se conoce una tragedia de este tipo en la región ¿Antes se había percatado de los riesgos?

J.C.: Siempre se tiene esa prevención. Nuestras comunidades municipales de Gestión de Riesgos siempre habían manifestado este tema como una de nuestras preocupaciones. Ya lo habíamos dado a conocer a los entes nacionales y departamentales. Se hicieron muchas obras de mitigación, pero cualquiera que se hubiera hecho como muros, que era lo que se había pensado hacer, no habría servido porque la avalancha tuvo unas magnitudes impresionantes de agua. Cayó como nunca había caído. Fue una tempestad que desbordó cualquier pronóstico.

Semana.com.: ¿Lo más seguro es que tendrán que reubicar el municipio?

J.C.: Hay que analizar a través de unos conceptos técnicos y estamos en miras de presentar el Plan Básico de Ordenamiento Territorial. Se presagiaba que algunos sitios tenían que ser reubicados. En tal sentido eso será lo que evalúe un comité técnico que en últimas decidirá qué va a pasar con los barrios cercanos a los ríos. Aunque a nivel nacional eso no ha sido extraordinario. La única diferencia es que en la Amazonia llueve demasiado. Allá los torrenciales son una constante, por ejemplo, 4.500 milímetros de agua caen al año, somos la segunda región más lluviosa después de Chocó.

Semana.com.: ¿Cómo está su familia?

J.C.: Afortunadamente mi hijo y su abuela pudieron salir por una alerta de un vecino que les golpeó cuando se encontraban dormidos. La casa posteriormente se llenó de palos y lodo. Mejor dicho, quedó totalmente destruida. Lo más valioso, y le agradezco a Dios por tener a mi hijo en este momento vivo, él habría podido ser una de las víctimas.

Semana.com.: ¿Qué mensaje les envía a los colombianos?

J.C.: De manera comedida los convoco para que nos solidarizamos, igual como sucedió con Perú en su momento, esta vez pongamos los ojos a esta región al sur del país que reclama frazadas, medicamentos, colchonetas y alimentos no perecederos para que a través de los cuerpos de socorro nos ayuden.