ALCALDESA O PRESIDENTA
La buena imagen de María Emma Mejía en encuestas recientes la harán escoger entre ser jefe <BR>de la oposición o candidata liberal. Encuesta de Gallup para SEMANA.
El martes de la semana pasada se dio una coincidencia que pocos notaron. Ese día los dos
principales diarios capitalinos, El Tiempo y El Espectador _ambos en la página 7A_ publicaron una misma
noticia. Y los dos titularon con un interrogante. El Tiempo encabezó con "María Emma, ¿con perfil
presidencial?", mientras que El Espectador tituló "¿Se crece María Emma Mejía?".
Los dos artículos citaban una encuesta publicada por el periódico El Tiempo el domingo anterior, en la que la
ex canciller obtuvo una favorabilidad del 48 por ciento y una imagen negativa de tan sólo 33 por ciento. Ambos
diarios destacaron el hecho de que entre los posibles presidenciables María Emma es superada
solamente por Noemí Sanín, cuya imagen favorable en la encuesta resultó ser del 55 por ciento. Y ambos
medios también destacaron el hecho de que María Emma derrota en popularidad a Horacio Serpa.
La conclusión era obvia. Si María Emma le gana en popularidad al caudillo liberal, entonces todo indica
que lo derrotará en la consulta liberal y que por lo tanto la próxima elección presidencial será un mano a mano
femenino: Noemí contra María Emma.
El problema con este argumento es que no es del todo cierto. Al menos por ahora. Una cosa es la
favorabilidad y otra muy distinta es la intención de voto. Si bien la segunda no es posible sin la primera, la
primera sí lo es sin la segunda. En otras palabras, el 'Tino' Asprilla puede tener un alto índice de favorabilidad,
pero eso no lo hace presidenciable. Y ese es el obstáculo que a María Emma le falta cruzar. El de convertir
su favorabilidad en intención de voto. Para lo cual tiene más de dos años.
Como lo muestra la encuesta que SEMANA contrató con la firma Gallup, María Emma no tiene, hoy por hoy,
tanta fuerza electoral en primera vuelta como indicarían sus índices de favorabilidad. La superan no solamente
Noemí, sino Horacio Serpa y Juan Camilo Restrepo. Esto se debe quizás a que un 42 por ciento de los
encuestados piensa que no tiene la suficiente preparación para ser presidente.
Pero a pesar de los resultados lo cierto es que lo anterior no es necesariamente una mala noticia. En primer
lugar, María Emma tiene a la mano varias opciones. Por una parte, podría ser el reemplazo de Serpa en la
dirección del Partido Liberal. Al fin y al cabo ella no es, como Serpa, un factor de división del partido sino,
por el contrario, de unión entre sectores muy diversos. Pero además podría lanzarse a la Alcaldía de Bogotá,
en la que parece tener pocos rivales de peso, y si hace una buena gestión tendría en sus manos la
'experiencia' que los electores hoy le reclaman. Por último, a pesar de estar en cuarto lugar en primera
vuelta, lo cierto es que ya ingresó al selecto club de los 'presidenciables', algo que hasta ahora
sólo una mujer, Noemí Sanín, había conseguido.
Además no todo se ha escrito. Todavía faltan dos años para que comience la campaña y la dinámica hasta
ahora ha jugado en favor de la ex canciller. Mientras que Horacio Serpa se ha metido en todas las peleas y ha
soportado el desgaste de hacer 'oposición patriótica' durante todo este tiempo, María Emma hasta ahora ha
logrado quedarse con la 'colaboración patriótica' y evitar las críticas. A su vez, Serpa sigue jugando el papel
de escudero samperista mientras que María Emma ya no es vista como la ex canciller de Ernesto Samper
sino como una refrescante figura liberal.
Pero quienes piensan que María Emma se conformará con lanzarse a la Alcaldía de Bogotá podrían
equivocarse. Si bien la estrategia del oficialismo liberal es la de convencerla de ello, para evitar que compita
con Serpa y divida al partido, lo cierto es que quienes la conocen bien saben que a ella no la apasionan las
metas alcanzables sino los grandes retos.
Esto se evidencia en su personalidad. Sus allegados dicen que es incansable y que tiene una resistencia
casi sobrehumana. Hace gimnasia rigurosamente en su cuarto todas las mañanas y, a diferencia de otras
mujeres en la vida pública, se peina sola. Improvisa como nadie ante los medios de comunicación y estudia
hasta altas horas de la noche. Sus contradictores cuestionan el que juegue siempre al mejor postor: con
Belisario Betancur como directora de Focine, con Luis Carlos Galán como su mano derecha, con César
Gaviria en la Consejería para Medellín, con Samper como su canciller y con Serpa como compañera de
fórmula. Pero en política, eso más que una desventaja, puede ser una fortaleza. Y con su última aventura
política como fórmula vicepresidencial de Horacio Serpa _su primer encontrón con las urnas_ aprendió una
lección fundamental en política: la de saber perder. Ahora sólo falta verla ganar. Y como van las cosas,
puede ser antes de lo esperado.