ELECCIONES 2019
El duelo de titanes por la Alcaldía de Cali
La campaña política en la capital del Valle está como para alquilar balcón. Por ahora la encuesta de Invamer revela que hay un empate técnico entre Roberto Ortiz y el exalcalde Jorge Iván Ospina; en tercer lugar aparece Alejandro Éder.
Los caleños han tenido el privilegio de elegir a su alcalde de un abanico de aspirante con perfiles envidiables en las últimas dos elecciones. Las campañas políticas, que antes se reducían a una simple lucha de clases sociales y estaban marcadas por el populismo y los escándalos, ahora cuentan con fondo y contenido.
Prueba de ello es que en las dos últimas contiendas los caleños eligieron mandatarios considerados de élite, con perfil empresarial pero muy enfocados en lo social, como lo demostró el médico Rodrigo Guerrero y el actual gobernante Maurice Armitage, dueño de varias empresas.
Este año existen por lo menos una decena de precandidatos a la Alcaldía de Cali. En ese ramillete hay perfiles para todos los gustos: el activista afro Ray Charrupí, líder del colectivo Chao Racismo; el concejal uribista Roberto Rodríguez; el exsecretario de Salud Alexánder Durán; Diego Sardi, también concejal; Hernando González, cercano a un sector de la Iglesia católica; Michel Maya; y Danis Rentería.
De esa lista de precandidatos sobresalen tres nombres en particular: Roberto Ortiz Urueña, Jorge Iván Ospina Gómez y Alejandro Éder Garcés. Líderes de opinión y politólogos de la región consultados por esta revista, coinciden al afirmar que al final la contienda se reducirá a los dos primeros, porque tienen una trayectoria que aglutina los dos extremos que siempre compiten en las elecciones caleñas: ricos y pobres.
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“Ellos (Ortiz y Ospina) son los únicos que podrían equilibrar la competencia entre las clases populares y de élite”, explicó el politólogo Santiago Londoño.
Y a juzgar por los resultados de la reciente encuesta de Invamer contratada por esta revista en asocio con Noticias Caracol y Blu Radio, todo parece indicar que al menos por ahora, esos analistas tenían razón.
Líderes de opinión y politólogos de la región consultados por esta revista, coinciden al afirmar que al final la contienda se reducirá a los dos primeros, porque cuentan con una trayectoria que aglutina los dos extremos que siempre compiten en las elecciones caleñas: ricos y pobres.
Ese es el resultado de la medición de intención de voto que se hizo en la capital del Valle y que arrojó un empate técnico entre Roberto ‘el Chontico‘ Ortiz (34,1 por ciento) y el exalcalde y exsenador Jorge Iván Ospina (33,4 por ciento).
En tercer lugar, pero alejado, figura el exdirector de la Agencia para la Reintegración, Alejandro Éder (6,8 por ciento). En favor de Éder y los demás aspirantes, hay que aclarar que, de acuerdo con la medición, cerca del 70 por ciento de los encuestados no los conocen. Eso les abre la posibilidad de crecer.
Las chonticas de Ortiz
Roberto Ortiz fue representante a la Cámara por el Partido Liberal y excandidato a la Alcaldía de Cali durante la pasada contienda electoral, en la que quedó de segundo con 167.000 votos. Tiene 58 años, es padre de cuatro hijos y llegó a la política de la mano del exvicepresidente y exgobernador del Valle, Angelino Garzón, su amigo.
Ortiz es un reconocido empresario del chance que se hizo desde abajo y alcanzó su mayor éxito en 1994, cuando fundó su empresa Apuestas Azar, que luego saltó a la fama dentro del gremio en Cali y el Valle con su producto estrella, “el chontico millonario”.
Justamente el mayor activo político de Ortiz corre por cuenta de su ejército de dos mil mujeres vendedoras de chance y que se conocen como Las Chonticas. A través de ellas y su empresa Apuestas Azar (hoy fusionada en Gane) canalizó un músculo político y electoral que hoy lo tiene como una de las opciones para la Alcaldía de Cali. Otro punto a su favor es que, en la práctica, está en campaña desde 2014, ya que siempre se mantiene en contacto con la gente a través de su fundación y los "diálogos de ciudad", que promueven la sana convivencia, la paz y el trabajo con jóvenes.
Por eso se dio el lujo de alejarse de su partido (Liberal), para no someterse a una consulta interna, sino buscar el aval por firmas a través del movimiento Firme con el Chontico. Ya suma 200.000 firmas y aspira a recaudar 250.000. Además, hay quienes creen que Ortiz podría alzarse con los votos del uribismo en Cali con una posible alianza.
“Todos son bienvenidos si el propósito es trabajar por sacar adelante la ciudad. Vengo recorriéndola, pidiéndole a la gente que me colabore con su firma para ser candidato oficial a la alcaldía. Lo mismo les pido a los empresarios, a los académicos, a los campesinos, a los estudiantes y a los políticos; que me apoyen para juntos transformar la ciudad”, dijo a esta revista.
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El otro factor que podría sacudir el tablero electoral caleño es el uribismo. Aunque en las presidenciales el mapa político de la ciudad reveló una puja entre izquierda y derecha, los uribistas nunca ganaron, pero muchos creen que una alianza con los partidos de gobierno (Conservador, Cambio Radical, Mira, Colombia Justa Libres y Centro Democrático) podría dar la pelea.
Los Gatos de Ospina
Jorge Iván Ospina Gómez es un médico cirujano y especialista en Gestión de Salud, hijo del comandante guerrillero del M-19, Iván Marino Ospina, abatido en 1985. Jorge Iván cuenta con una trayectoria en el sector público que empezó con el cargo de asistente técnico de la Secretaría de Salud de Cali en 1992. Luego fue jefe de esa cartera y director de hospitales. En la pasada legislatura fue senador por el Partido Verde, que dirige actualmente, y alcalde de Cali 2008-2011, cuando sacó 270.000 votos.
Esa campaña la disputó contra otro candidato del notablato caleño, el exministro conservador Francisco Lloreda; pero su victoria se vio empañada porque faltando diez días para las votaciones, recibió el respaldo del polémico exsenador Juan Carlos Martínez Sinisterra, hoy condenado por parapolítica. "Es un hecho que no puedo evadir; solo tengo para decir que votó conmigo, pero no gobernó a Cali", le dijo a esta revista cuando se le preguntó si se arrepiente de ese apoyo.
En Cali nadie olvida que, pese a las polémicas, Ospina fue el mandatario que le metió la mano al bolsillo a ricos y pobres, para ejecutar 21 megaobras (cosa que permitió una transformación urbana con avenidas, puentes, parques, etc.). “Tenemos hechos para mostrar que seducen tanto al notablato caleño como a los sectores populares”, dijo.
Además, él fue el gestor de una nueva forma de hacer política barrial con la creación de los famosos Gatos (Grupos de Apoyos y Transformación Social); es decir, montó toda una estructura de líderes que le mueven votos en las comunas. Tiene 295 Gatos, cada uno con 15 miembros.
Éder, el pacificador
Aunque Ortiz y Ospina socialmente hablando son considerados polos opuestos con respecto a Éder, todos han logrado mostrarse cercanos al electorado sin importar su condición económica. Además, los tres dicen trabajar por un mismo ideal: la paz.
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Pese a que Alejandro Éder pertenece a la élite valluna (su familia es dueña del ingenio Manuelita), tiene una larga trayectoria en el servicio público, especialmente en temas de paz. Es filósofo, profesional en Relaciones Internacionales y magíster en Seguridad y Resolución de Conflictos. Por eso Éder es considerado uno de los arquitectos del proceso de paz con las Farc, ya que, junto a otro funcionario del Gobierno Santos, manejó los primeros contactos secretos con la cúpula de esa guerrilla en 2011, cuando aún no era oficial.
Luego dirigió la Agencia para la Reintegración y asesoró los diálogos en La Habana. Y en el Gobierno Uribe también tendió canales de comunicación con esa guerrilla en 2009, siendo asesor del entonces comisionado de Paz, Frank Pearl, en temas de política y estrategia.
En el Valle lideró por varios años la Fundación para el Desarrollo Integral del Pacífico, ProPacífico, una entidad multisectorial con que pretende jalonar proyectos de impacto regional como la vía que una a Buenaventura con los Llanos Orientales. Y en Cali trabajó socialmente en el mítico distrito de Aguablanca.