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“Lo que he tratado es de abrirles los ojos a los colombianos”: Alejandro Ordóñez
En su primera entrevista después de dejar el cargo, el exprocurador hizo explosivas declaraciones sobre el proceso de paz, el gobierno Santos, la ideología de género y el plebiscito. Semana.com reproduce sus argumentos.
Semana.com: Usted ha manifestado que quería tener libertad para hablar. Como el país sabe que usted es uno de los principales enemigos del acuerdo, ¿qué tiene para decir que no sepamos?
Alejandro Ordóñez: Quería decir con toda tranquilidad y de una manera tajante que voy a votar No en el plebiscito. Tengo razones de carácter jurídico, razones de carácter político y razones de carácter moral para hacerlo.
Semana.com: ¿Cuáles son las razones jurídicas?
A. O.: La principal razón es que el acuerdo es una feria de impunidades. Privilegia al victimario y sacrifica a la víctima. Desconoce los mínimos internacionales; el trabajo comunitario no es una pena proporcional ni genuina para criminales de guerra y responsables de delitos de lesa humanidad y genocidas.
Semana.com: ¿Y las políticas?
A. O.: Este es un acuerdo entre dos élites que quieren utilizar al pueblo para legitimarse: la élite criminal de las FARC y la élite de Juan Manuel Santos. Segundo, no se obliga a las FARC a entregar sus millones de dólares y su gran riqueza para reparar las víctimas. Y tercero, legitima al delito como una forma de hacer política en una democracia y de llegar al poder.
Semana.com: ¿Y las morales?
A. O.: El acuerdo Santos-Timochenko se está utilizando como instrumento para imponer la ideología de género como norma constitucional y de esa manera dar un golpe mortal a la familia colombiana. La otra razón moral es que utiliza a las víctimas para privilegiar a los victimarios y porque subsisten los factores de violencia. Entonces no es cierto cuando se les dice que al votar Sí al plebiscito están votando por la paz.
Semana.com: Volvamos al punto de justicia. Uno de los temas más polémicos ha sido respecto a los militares y los empresarios. ¿Qué piensa en ese tema?
A. O.: Lo que se quiere es igualar a los militares con los guerrilleros y a los guerrilleros con los empresarios para lograr concederles a las FARC lo que han planteado desde un comienzo: que ellos no son victimarios, sino víctimas. La jurisdicción especial va someter a los militares y a los empresarios a tener que aceptar hechos que no fueron cometidos, ante la amenaza de 20 años de cárcel. Por otro lado, el acuerdo de justicia es una feria de impunidades para las FARC, pero también para las Fuerzas Militares. Los responsables de crímenes de lesa humanidad no pagarán un solo día de cárcel. Esa misma gabela se extiende a los militares y eso deslegitima el proceso. Lo dije como procurador. Si no quieren creerme a mí, al menos créanle al señor José Miguel Vivanco (de Human Rights Watch) y a las víctimas que se sienten defraudadas.
Semana.com: En sus razones morales, usted habla de la “ideología género”. Muchos expertos aseguran que ese concepto ni siquiera existe. ¿Usted qué entiende por eso?
A. O.: Consiste en el absurdo de decir que el hombre no nace sexuado sino que se hace hombre o se hace mujer. Es toda una filosofía que está permeando los Acuerdos de la Habana. Lo grave es que desde la Habana se están diseñando políticas públicas basadas en esa concepción para rediseñar en nuestro ordenamiento jurídico, la familia, el matrimonio, el derecho a la vida y la libertad religiosa. Están utilizando la misma metodología que tenían con la cartilla de educación sexual del Ministerio de Educación que pensaron que podría pasar de contrabando.
Semana.com: Usted dice que se está usando el proceso de paz para implantar una ideología de género, pero ¿no está usted usando la ideología de género para generar rechazo en los colombianos al proceso de paz?
A. O.: Les estamos abriendo los ojos. El propio Humberto de la Calle una vez me dijo que la voz de la Procuraduría era muy útil en la mesa porque señalaba cosas que no se podían señalar. Lo que pasa es que Santos quiere que la gente no sepa lo que está votando. Por eso da 30 días para leer 300 páginas. Por eso quiere reducir el tema a las emociones para decir que es mejor la paz que la guerra, pero eso me recuerda a un filósofo colombiano: Kid Pambelé. Él también decía que era mejor ser rico que pobre.
Semana.com: Íngrid Betancourt dijo en una entrevista que los católicos deberían darle el Sí al plebiscito pues la religión tiene el postulado de perdonar al otro y de creer que las personas pueden cambiar si tienen fe. Usted que es un ferviente creyente, ¿no cree que esos guerrilleros deben ser perdonados?
A. O.: Yo como católico he tomado la decisión de votar por el No y tengo razones morales para hacerlo. Yo quiero preguntar a Íngrid y a los que piensan como ella en qué parte del acuerdo las FARC piden perdón. No hay una sola frase. Si hay algo que ha deslegitimado el acuerdo es la actitud de las FARC de no reconocer que son los victimarios.
Semana.com: Fuera del argumento de la religión, ¿por qué negarse la posibilidad de tener paz en un país que ha sufrido tanto la guerra?
A. O.: Porque el acuerdo Santos-Timochenko no es la paz. No vamos a tener paz mientras naufraguemos en coca, mientras existan 7.000 hombres en armas de las bacrimes o el ELN ni mientras subsistan los mismos factores que dieron lugar a la violencia. Por los acuerdos de La Habana, el país pasó de 40.000 hectáreas a cerca de 200.000 hectáreas de coca. Por eso el Gobierno miente cuando dice que en el plebiscito se está votando por la paz. Lo que hay es un acuerdo entre dos elites que pretenden utilizar al pueblo para que les giren un cheque en blanco con el fin de adecuar o de diseñar a su acomodo la nueva institucionalidad. Pero, así gane el Sí, por lo menos el 75 % de los colombianos nos quedaremos por fuera.
Semana.com: ¿De dónde saca ese 75 %?
A. O.: De la suma de la alta abstención y de los que votaremos por el No. ¿Eso qué implica? Que tenemos que convocar un pacto para la paz entre todos los sectores del país: entre un sector que es Santos-Timochenko, y el otro, que es el 75 % del país restante.
Semana.com: ¿Usted descarta entonces que gane el No?
A. O.: No necesariamente. Yo creo que aquí se puede presentar el mismo fenómeno del Brexit en el Reino Unido. Mucha gente no va a votar porque está hastiada. Porque no quiere que le pongan el sello de uno o de otro. Otros van a votar por presión porque el Gobierno está extorsionando a los contratistas, está aceitando la maquinaria. Yo sí creo que puede ganar el No. Se está notando. El No es silencioso, pero el 2 de octubre la ola del No va estar en su cúspide.
Semana.com: ¿No le parece que sus posiciones polarizan a un país que debería estar reconciliándose?
A. O.: La polarización es culpa de Juan Manuel Santos. Él habría podido llevar a buen término este proceso convocando a todos los colombianos, y no sólo a los que pensaban como él y como Timochenko. Hizo todo lo contrario, dividió al país. Pretendió primero cooptar a toda la institucionalidad para ponerla al pretexto de la paz. Estigmatizó a sus críticos. Persigue implacablemente a la oposición política. Después del 2 de octubre el país va a quedar dividido. Necesitaremos un pacto para la paz si queremos la concordia que tanto anhelamos.
Semana.com: Ya que habla de pactos, hace unos días usted dijo que su salida de la Procuraduría es el primer pacto de La Habana. ¿Tiene pruebas de eso?
A. O.: Tengo, pero es un tema del cual no quiero hablar. No quiero ya pensar más en la Procuraduría.
Semana.com: Entonces contésteme lo siguiente: ¿Esta entrevista es su lanzamiento a una campaña presidencial?
A. O.: Es un tema muy prematuro. Llevo sólo 48 horas como exprocurador. Voy a descansar, pero después del 2 de octubre. Antes voy a estar muy activo. Tengo varias nietas y una esposa muy bella que he abandonado un poco en estos años de vida pública. A mí me gusta la cátedra universitaria. No quiero decir nada adicional. Lo que sí tengo claro es que Colombia necesita de un liderazgo que la saque del mal gobierno de Juan Manuel Santos.
*Esta entrevista fue publicada en su versión original el domingo 25 de septiembre de 2016.