NACIÓN
Alerta en Atlántico: han sido asesinadas 34 mujeres este año
La Red de Mujeres Contra la Violencia dice que la gravedad de la situación va más allá de las cifras, pues falta ejecución de las políticas públicas.
Minutos antes de la 8 de la mañana, Aldair Carreño llegó hasta el lugar donde trabajaba Katiusca Rangel y le insistió que hablaran un rato antes de que ella empezara la jornada laboral en el almacén de accesorios de telefonía donde trabajaba.
La negativa de la mujer se debía a su decisión de terminar definitivamente la relación que habían sostenido con intermitencia durante los últimos 7 años, de la que nació una niña. Las constantes agresiones de Aldair, sumadas a infidelidades, según la familia de Katiusca, terminaron por propiciar la separación de la pareja.
El hombre finalmente convenció a la mujer y caminaron unos pasos desde el local hasta la zona del Paseo Bolívar, en el centro de Barranquilla. Allí, después de un cruce de palabras, Aldair atacó a Katiusca con un arma cortopunzante y le propinó ocho puñaladas, ante la mirada impávida de varias personas que circulaban a esa hora.
Katiusca quedó gravemente herida y fue trasladada al Hospital General de Barranquilla, mientras que Aldair fue capturado por la Policía cuando intentaba huir. Antes del mediodía, a pesar de que fue ingresada de urgencias a cirugía, la mujer falleció.
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Katiusca Rangel es una de las 34 mujeres que han sido asesinadas en el departamento del Atlántico en lo que va de 2020, según Emma Doris López, de la Red de Mujeres Contra la Violencia.
Lo preocupante, dice la lideresa, es que a pesar del incremento en las cifras de violencia y feminicidios ninguna autoridad local se ha pronunciado. Para López, el departamento del Atlántico está ante un problema multifactorial y no se puede permitir que sea naturalizado, porque es un problema de salud pública".
La Red de Mujeres Contra la Violencia dice que parece que los entes territoriales no escuchan los llamados de las asociaciones y colectivos de mujeres que vienen solicitando hace mucho tiempo la realización de un Consejo de Seguridad, con presencia de las autoridades competentes, con un espacio de diálogo y para asumir responsabilidades específicas en la garantía de los derechos a las mujeres para una vida libre de violencia.
“Tenemos 12 meses de estar pidiendo la realización del Consejo, pero han sido ciegos, sordos y mudos. Esta semana hicimos una carta para realizar el procedimiento legal, pero no hay pronunciamientos de la Alcaldía de Barranquilla ni de la Gobernación del Atlántico”, explica López.
Las bases legales para los reclamos de líderes como López están en decretos como el 0507 de agosto de 2007, que creó el comité local e interinstitucional de erradicación de violencia contra la mujer en el Distrito de Barranquilla, con funciones específicas.
“Otro punto es que los recursos destinados para estos programas y acciones son irrisorios. Las metas del Plan de Desarrollo están focalizadas en la violencia, no en los temas generales de las mujeres y sus derechos a educación, salud, oportunidades laborales y seguridad humana”, agrega.
El encierro por la pandemia disparó los diferentes tipos de violencia contra las mujeres en el departamento; por ejemplo, se dispararon en un 200 por ciento las llamadas de pedido de ayuda a la Policía Nacional. El problema, según la Red, es que muchas de ellas prefieren no salir y quedarse con el verdugo para no contagiarse de la covid-19.
“No queremos que esto se convierta en un contador de cifras y números. Hay una preocupación por la escalada de violencia y en las formas brutales como están siendo asesinadas. Se está naturalizando que, por ejemplo, sea con un pico de botella, que les den siete tiros o que sean desmembradas”.
En 2019 el número de asesinatos llegó a 46 en el Atlántico, según cifras de la Defensoría del Pueblo, 10 de estos catalogados como feminicidios.
La gravedad de la situación de violencia contra las mujeres en esta parte del país quedó otra vez en evidencia la noche del martes, cuando hombres en moto dispararon contra Madeline Montes en la puerta de su bar en el barrio 20 de Julio, en el municipio de Baranoa.