NORTE DE SANTANDER
Alerta por hacinamiento de venezolanos en medio de la pandemia
El alcalde de Villa del Rosario (Norte de Santander) advierte que podría darse una “calamidad de salud pública” si no se atiende la situación. Pide ayuda nacional.
En medio de la emergencia sanitaria por coronavirus, los venezolanos viven una doble tragedia: son migrantes y además deben cuidarse de la pandemia. En la frontera de Norte de Santander se vive una situación más grave aún. El alcalde de Villa del Rosario, Eugenio Rangel, advierte que en el municipio hay hacinamiento de venezolanos.
“Recorriendo La Parada constatamos que hay un hacinamiento total en las casas, con 20 o 50 personas en una casa. Para un total de más de 2.000 personas hacinadas. Eso genera una calamidad de salud pública”, aseguró a SEMANA el mandatario.
La Parada es un barrio del municipio de Villa del Rosario que queda en el pleno borde de la frontera con Venezuela. Allí hay una gran cantidad de migrantes, por lo que el alcalde teme que en caso de que se confirme un caso de covid-19, el virus se propague aún más en medio de esta población. El pasado 21 de marzo el Ministerio de Salud confirmó el primer caso en el municipio del área metropolitana de Cúcuta.
Lo más grave de la situación es que “ellos en la noche duermen en esas casas que aquilaron, pero de día salen al rebusque”. Por ende, pedir que cumplan la cuarentena es más complejo aún, así como que mantengan una distancia prudente en medio del hacinamiento.
Según dijo a SEMANA Carlos Martínez, director del Instituto Departamental de Salud, la Gobernación está estudiando la posibilidad de adecuar en el puente internacional Las Tienditas el espacio que se utilizó para el concierto Venezuela Aid Live, que serviría como lugar de acopio y también de refugio para la población migrante. Están analizando posibilidades con la cooperación internacional.
"Nuestro sistema de salud ayudará a todos los pobladores del municipio Villa del Rosario, incluida la población migrante, sin discriminación por su nacionalidad", dijo Víctor Bautista, secretario de fronteras del departamento de Norte de Santander.
La frontera con Venezuela está cerrada y por los puentes internacionales solo se permite la entrada de migrantes que certifiquen una causa de fuerza mayor. El verdadero problema está en las trochas, los pasos ilegales, tan difíciles de controlar porque existen 139. Sin embargo, la Policía y el Ejército extremaron su presencia en la zona, precisamente para prevenir tanto casos de coronavirus, como problemas de seguridad por los grupos al margen de la ley.