Víctor Cotes, alias la Cosa, supuestamente estaba detenido en la cárcel del municipio de Yotoco, Valle del Cauca. De allí salió en más de 19 oportunidades, la última de ellas a Santiago de Chile en donde fue detenido en el aeropuerto y deportado.

JUDICIAL

La increíble historia de alias Cosa, el preso viajero

El jefe de una de las más peligrosas bandas criminales del país, condenado a 50 años de prisión, salía de la cárcel a vacaciones e incluso fuera del país. Lo hizo en 19 oportunidades, la última a Santiago de Chile.

29 de julio de 2017

La Justicia condenó a Víctor Cotes a pasar 55 años en la cárcel. Los delitos que cometió y su peligrosidad le merecieron esa pena, la más alta contemplada en el país. No obstante, la celda y los barrotes evitaron que este curtido delincuente protagonizara una insólita y vergonzosa historia. Como si la penitenciaría fuera un hotel, este hombre entraba y salía a la calle cuando quería. Llegó al descaro de irse de vacaciones a San Andrés, estar en fincas celebrando el Año Nuevo, e incluso a viajar al exterior.

Para la mayoría de los colombianos se trata de un completo desconocido. Sin embargo, para los organismos de inteligencia nacionales y extranjeros, y para sus compañeros del bajo mundo, Cotes era un hombre muy importante. No es para menos. Conocido con el alias de la Cosa, era nada menos que uno de los jefes de la temida banda criminal conocida como la Cordillera, que actúa principalmente en el Eje Cafetero y parte del occidente del país.

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Por años las autoridades estuvieron tras él y su organización, encargada de enviar droga, realizar extorsiones y manejar oficinas de sicarios. En agosto de 2011 la Policía Nacional lo arrestó en lo que fue considerado uno de los grandes golpes a la mafia. Un año después fue sentenciado y estuvo en las cárceles de máxima seguridad de Picaleña, Tolima, y Palmira, Valle del Cauca, debido a su peligroso perfil. Pero a mediados de 2015 hizo una hábil jugada que le permitió volver al mundo del crimen.

Con la colaboración de una red de abogados, jueces y funcionarios logró que lo trasladaran de un penal de alta seguridad a una cárcel de pueblo en el municipio de Yotoco, Valle del Cauca, destinada a albergar casos menores como borrachos o infractores de baja cuantía. Aunque nunca había vivido en ese lugar, para pedir el cambio una abogada interpuso una tutela argumentando arraigo familiar. Lo hizo ante el juez 25 de control de garantías de Cali.

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El togado, que hacía parte de la red, contaba también con una carta del secretario de Gobierno de Yotoco en donde afirmaba que tenía cupo en la cárcel y que además la Cosa y su familia vivían en ese pueblo, lo que no era cierto. De manera irregular, el juez ordenó al Inpec trasladar de inmediato al interno. Lo que ocurrió en los siguientes dos años, que quedó al descubierto hace pocas semanas tras una investigación de la Dijín y la Fiscalía, fue sencillamente increíble.

Entre octubre de 2015, a los pocos días de haber llegado a la cárcel de Yotoco, y finales de enero de 2017, los investigadores descubrieron que la Cosa había salido de la prisión pueblerina en 19 oportunidades, supuestamente a citas médicas. “Eso era lo que estaba consignado en los libros de la cárcel, pero en realidad fueron muchas más. Prácticamente vivía por fuera de la cárcel”, afirmó a SEMANA uno de los investigadores. Los sabuesos establecieron que del 28 de marzo al 1 de abril de 2016, el delincuente se fue con su esposa a un hotel en San Andrés. No menos grave es que la Cosa aprovechó esa libertad fraudulenta para volver a dirigir la banda criminal. Incluso habitantes del propio municipio denunciaron que veían en las calles del pueblo al delincuente y sus secuaces y que transformó el lugar en su centro de operaciones mafiosa.

Con la complicidad del director de la cárcel y varios guardianes hacían cambiazos, y una persona con características similares se quedaba en la celda durante los días y las semanas que la Cosa estaba por fuera. El 16 de enero de este año una fuente les contó a los investigadores que ese día el bandido iba a trasladarse a Chile para extender sus negocios de narcotráfico en ese país.

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Efectivamente, los investigadores establecieron que viajó desde Pereira a Panamá y desde allí tomó un vuelo a Santiago de Chile. Al indagar descubrieron que un policía corrupto había borrado de las bases de datos cualquier anotación, antecedente o condena, con lo cual pudo viajar incluso con su propio pasaporte. La Dijín se comunicó con sus colegas en ese país y estas lo deportaron a Colombia, donde quedó preso en una cárcel de máxima seguridad.

Agentes de la Dijín siguieron indagando y descubrieron que temibles jefes de la llamada Oficina de Envigado también habían utilizado ese mismo modus operandi para ser enviados a Yotoco. Hace pocas semanas, el juez, el director de la cárcel, cuatro guardianes, el secretario de Gobierno y un policía cayeron por hacer parte de esa red, mientras las autoridades cerraron la cárcel del pueblo. “Este caso es otro claro ejemplo de cómo Policía y Fiscalía estamos articulados en la lucha contra la corrupción en todas sus formas y cualquier lugar del país”, afirmó el director de la Dijín, general Jorge Vargas.