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El regreso a Colombia de Macaco, un exjefe paramilitar con cuentas pendientes

Después de 11 años en Estados Unidos, el excomandante del bloque Central Bolívar de las AUC salió de prisión. Este sábado arribó a Bogotá y de inmediato fue capturado. Había sido condenado a 33 años de cárcel por tráfico de drogas y recibió una rebaja de pena por su colaboración con la justicia estadounidense.

20 de julio de 2019
Macaco regresó al país y de inmediato fue puesto a disposición de la Fiscalía. | Foto: Migración Colombia

Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, el temido excomandante del bloque Central Bolívar de las AUC, regresó a Colombia este sábado en la noche. A su arribo, lo esperaba un grupo especial de Migración Colombia, quienes se encargaron de detenerlo y dejarlo a disposición de las autoridades para que responda por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir y homicidio en persona protegida.

Macaco había sido extraditado a Estados Unidos en mayo de 2008. La justicia de ese país lo solicitó en 2007 para que respondiera por el delito de tráfico de drogas. El exparamilitar había sido condenado a 33 años de prisión, sin embargo, esta semana se hizo efectivo su boleto de libertad otorgado por el Bureau Federal de Prisiones de Estados Unidos. 

A pesar de haberse acogido al proceso de desmovilización de las AUC durante el gobierno de Uribe, Macaco nunca abandonó su vida delictiva.

Según las autoridades de ese país, Macaco habría colaborado con la justicia ofreciendo información sobre otros delincuentes vinculados, principalmente, con el narcotráfico. Eso le permitió recibir una notable rebaja de pena de 33 a ocho años. De acuerdo con la Oficina Federal de Prisiones, desde que fue extraditado a esta fecha, Jiménez ya cumplió con dicha sentencia. 

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En el país, Macaco hizo su nombre al convertirse en el jefe de la estructura paramilitar más poderosa militar y económicamente que tienían las AUC: el Bloque Central Bolívar o BCB. Los cálculos más conservadores señalaban que tenía bajo su mando a aproximadamente 6.000 combatientes y su estructura armada tenía presencia y control en 10 departamentos. Según su propio relato, hacia 1996 compró dos predios que más adelante se convirtieron en las bases paramilitares que operaban en la región del Bajo Cauca y con eso casi que selló su afiliación al Bloque Central Bolívar. 

Pero más allá del poder territorial y militar, la importancia de Macaco radicaba en que era él quien dominaba el negocio del narcotráfico en las AUC. Él y sus hombres controlaban el negocio en el bajo Cauca antioqueño, sur de Bolívar, bajo Putumayo y el Catatumbo. Además, tenía estructuras armadas al servicio del narcotráfico en el Eje Cafetero, Magdalena Medio, Santanderes, Caquetá, Nariño y Arauca.

Sus orígenes en el tráfico de drogas estuvieron ligados al cartel del norte del Valle, en particular a Hernando Gómez, alias Rasguño, quien le presentó a Vicente Castaño, el hombre que tenía la tarea de expandir las AUC por todo el país, vendiéndoles franquicias a los narcotraficantes. Macaco se interesó en la idea de convertirse en paramilitar. En poco tiempo se enfundó en un camuflado, se puso el alias de Javier Montañés y se convirtió en el principal comandante del Bloque Central Bolívar. Ese mismo bloque que antes estaba en poder de Carlos Castaño y que había copado a punta de masacres y asesinatos en Barrancabermeja y desde allí, todo el sur de Bolívar y una parte importante del Magdalena Medio.

¿Por qué quedó por fuera de Justicia y Paz? 

Macaco era un narco puro, pero tras el proceso de reinserción adelantado por el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, logró mimetizarse en el proceso de paz con las autodefensas y así gozar de los beneficios jurídicos que otorgaba la desmovilización. Así que el 12 de diciembre del 2005 dejó las armas en la vereda San Cristóbal, municipio de Remedios (Antioquia). Lo hizo junto con otros 1.922 miembros de su supuesta estructura. Tan solo tres años después fue extraditado a Estados Unidos.

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El exjefe paramilitar era considerado uno de los narcos pura sangre a cuya entrada a la negociación de Ralito se oponía Carlos Castaño. Después de que este fue asesinado por su hermano Vicente, el camino pareció despejarse, y el BCB, que hasta ese momento estaba por fuera de la negociación, se unió a los diálogos con el gobierno.

Cuando llegó a Ralito, pocos en el gobierno sabían quién era y cuánto era su poder. La Fiscalía no sabía siquiera su nombre real. Las autoridades no le tenían ni siquiera una infracción de tránsito. Con el tiempo, el nombre de Macaco se empezó a asociar con sofisticadas redes criminales. 

Pero una vez en el proceso y luego de su desmovilización, la Fiscalía solicitó su expulsión del mismo basándose en la sentencia condenatoria a 33 años que profirió el Tribunal del Distrito Sur de Florida (Estados Unidos) por el delito de narcotráfico. Para la Fiscalía, esta aceptación de cargos dejaba claro que violó la Ley de Justicia y Paz, puesto que siguió delinquiendo durante un año y medio más, es decir, entre marzo del 2006 y septiembre del 2007, cuando ya era desmovilizado. Macaco aceptó ante las autoridades extranjeras tres cargos por narcotráfico. El narcotraficante confeso, estuvo a la cabeza de un centro de operaciones en Pereira y Dosquebradas, en donde controlaba una temida oficina de cobro denominada la ‘Cordillera’. Según los archivos, delinquió desde el 17 de diciembre de 1997 hasta el 25 de septiembre del 2007.

¿Por qué lo extraditaron?

A pesar de haberse acogido al proceso de desmovilización de las AUC durante el gobierno de Uribe, Macaco nunca abandonó su vida delictiva. El 24 de agosto de 2006, el gobierno nacional anunció que el exjefe paramilitar quedaba por fuera del proceso de paz y que, en consecuencia, en adelante no tendría derecho a los beneficios de la Ley de Justicia y Paz. En ese momento, todo el mundo daba por descontado que el temible jefe paramilitar seguía delinquiendo desde prisión, pero nadie sabía cuáles eran esos crímenes por los que Estados Unidos lo tenía en la mira a él y a su organización.

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El primer batacazo judicial contra Macaco se produjo el 7 de septiembre de ese año. Ese día, la Policía Antinarcóticos anunció el desmantelamiento de una red de narcotráfico encabezada directamente por Macaco y su esposa. Once hombres de confianza del matrimonio Jiménez Luna cayeron en las redadas que la Policía, en 19 allanamientos, tendió en varias ciudades de Antioquia y en algunos lugares de Atlántico y Bolívar.

Su boleto de extradición lo otorgó la Sala Penal de la Corte Suprema, luego de que las cortes de los distritos de Columbia y de la Florida hicieran la petición oficial.

Según la pesquisa, la organización de Macaco enviaba por alta mar grandes barcos de pesca. Desde allí, en lanchas pequeñas, cargaban cocaína y la dirigían a costas de países centroamericanos como Panamá, Honduras y Nicaragua. Finalmente, desde estos países el alcaloide terminaba en los mercados de Europa y Estados Unidos. Las mismas investigaciones lograron establecer que los cargamentos de droga eran movilizados desde capitales como Medellín y Cartagena, y municipios como San Antero (Córdoba) y Turbo (Antioquia).

Para esa misma fecha, pero en 2007, un grupo de hombres del DAS llegó hasta las celdas de Macaco y alias don Berna en la cárcel de Itagüí en las que se encontraban recluidos y les notificó que serían trasladados de inmediato a la cárcel de máxima seguridad de Cómbita en Boyacá. Ese mismo día, Estados Unidos confirmó la solicitud de extradición. 

Hasta la celda-habitación de ‘Macaco‘ llegaron funcionarios del DAS sin previo aviso para trasladarlo a Cómbita. FOTO: Archivo SEMANA. 

Su boleto de extradición lo otorgó la Sala Penal de la Corte Suprema, luego de que las cortes de los distritos de Columbia y de la Florida hicieran la petición oficial. La decisión tuvo el visto bueno del entonces presidente Álvaro Uribe, quien en su momento consideró que solo recibirían beneficios quienes respetaran los requisitos que exigía la Ley de Justicia y Paz. 

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