Órden público
Alias Visaje, que cayó abatido, quería crear una disidencia del ELN para sabotear los diálogos de paz del Gobierno Petro con esa guerrilla
SEMANA conoció los pasos que estaba dando el jefe del frente José Antonio Galán del ELN, Luis Gabriel Zea Bernal, alias Visaje, con el propósito de sabotear el proceso de paz entre el Gobierno y esa guerrilla.
Este temido personaje de solo 30 años de edad, pero con una larga trayectoria criminal de más de una década, fue ganando espacio dentro del ELN hasta convertirse en el jefe máximo del frente José Antonio Galán. Se movía por el suroeste de Antioquia y Bolívar, un hombre de armas que no estaba de acuerdo con silenciar sus fusiles.
Para llegar a ser cabecilla, Luis Gabriel Zea, alias Visaje, recorrió varios frentes del ELN; el Édgar Amílkar Grimaldo Barón, la compañía Móvil Anorí y el Luis José Solano Sepúlveda. Era el responsable de acciones ilegales como narcotráfico, reclutamiento de menores de edad y extorsiones a mineros, finqueros y propietarios de retroexcavadoras utilizadas para la extracción de oro; finalmente, murió en su ley, en una operación de la fuerza pública.
El caso de Visaje les hizo recordar a los hombres de Inteligencia de la Policía la situación que se presentó con Iván Mordisco, quien estaba en las filas de las Farc y fue el primer guerrillero que dijo no al proceso de paz de La Habana, Cuba.
En este caso, de acuerdo con información de Inteligencia y un reporte entregado por la Justicia Especial para la Paz (JEP) al presidente Gustavo Petro, se advertía que varios frentes del ELN buscarían sabotear la paz total, entre ellos el frente José Antonio Castro Galán, bajo el mando de alias Visaje. Pero lo que más llamó la atención de las autoridades fue su centro de operaciones criminales.
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Zea Bernal frecuentaba un prostíbulo ubicado en la vereda Mina Nueva, del municipio de Santa Rosa, en el sur de Bolívar, el cual al parecer era de su propiedad y donde tenía cerca de 20 trabajadoras sexuales. En esta región, Visaje se movía como pez en el agua. Circulaba en motos de bajo cilindraje con su numerosa escolta de diez hombres. Sus pasiones eran justamente las motos y las mujeres.
Una de ellas era su compañera sentimental. El lugar no solamente era frecuentado por el cabecilla para sostener encuentros amorosos con su novia, allí se reunía con otros integrantes del ELN para coordinar el plan para declararse en disidencia y no seguir los lineamientos de lo que se está acordando en la mesa de diálogos instalada en Venezuela.
“Él estaba manejando un doble discurso, a su superior, el jefe del frente de guerra Darío Ramírez Castro, alias Tuvia, le hacía creer que estaba alineado con el proceso de paz, pero en realidad estaba haciendo gestiones para convertirse en disidencia”, le dijo a SEMANA una fuente de Inteligencia que le siguió la pista a Visaje durante un largo tiempo.
Guerra interna
Lo paradójico del caso es que la caída de alias Visaje se dio por la guerra interna entre algunos frentes del ELN, en donde todos buscan sacar su tajada en medio del proceso de paz. Uno de los integrantes de la guerrilla que entró en conflicto con Zea Bernal lo entregó a las autoridades por dineros de rentas de narcotráfico.
Al parecer, alias Visaje se habría quedado con la parte del dinero de su socio y este, en lugar de tomar venganza con armas, hizo una movida más estratégica para sacarlo del camino: dio información a las autoridades y le resultó. Visaje cayó y su naciente disidencia a la negociación de paz parece haber perdido vuelo.
Por eso, el director de la Policía, general Henry Sanabria, lanzó una sentencia: “este resultado confirma que las operaciones contra el ELN y los grupos ilegales que no se encuentran dentro de los decretos de cese al fuego se mantienen en todo el país. El mensaje es claro: mantenemos procedimientos policiales y operativos contra cualquier grupo que afecte la seguridad en los territorios, que trafique armas, estupefacientes, extorsione o afecte a la población civil y a miembros de la fuerza pública”.