DENUNCIA
Alitas colombianas despidió a personal que exigía mejores condiciones laborales
Seis trabajadores de la cadena de restaurantes recibieron una carta de terminación de contrato sin justa causa, horas después de hacer una manifestación por sus derechos laborales.
Una veintena de trabajadores de la empresa Alitas Colombianas S.A.S hizo una protesta pacífica el día 12 de junio al frente de una de las sedes de la cadena de restaurantes. Respetando la distancia social y usando tapabocas, varios administradores y operarios de los locales de la ciudad de Bogotá manifestaron su inconformidad por la reducción de salarios, la sobrecarga laboral y el supuesto acoso laboral que han padecido en los últimos meses desde que comenzó la pandemia de la covid-19.
Como todos los restaurantes del país, Alitas Colombiana tenía que adecuar su actividad a los protocolos y requisitos que impuso el Gobierno nacional para seguir laborando en medio de la cuarentena pero según los denunciantes la empresa optó por someterlos a largas horas de trabajo, pocos descansos y baja remuneración. "Nosotros no tuvimos ningún tipo de capacitación cuando empezó la pandemia. Simplemente la recomendación fue usar tapabocas. La pandemia está cerca de acabarse y hasta ahora están llegando los termómetros a Alitas ", contó a SEMANA Héctor Duvan Garzón, administrador del punto de venta de la calle 90.
Tatiana Ramírez, administradora de la sede ubicada en la calle 67, en Bogotá, también habló con este medio y dijo que la empresa les informó que debían trabajar de a una sola persona por local porque no había condiciones económicas para mantener a todo el personal trabajando a causa de la crisis de la pandemia. "Nosotros dijimos que no, que era ilógico trabajar con una sola persona", contó.
Freír alas, recibir dinero y limpiar los utensilios representaba un riesgo muy alto de contaminación cruzada y por tanto, dice Ramírez, ella y otros administradores se reunieron y pasaron la solicitud de someterse a una reducción de salario voluntaria con el fin de no perder a los integrantes de la cocina, vitales para la operación de cada local. "Pasar de 1.442.000 pesos a ganar el mínimo". La alternativa de rebaja de salario aplicaba solo por el mes de abril, pero los empleados denuncian que a corte de junio la empresa les sigue pagando el salario mínimo, sin pronunciarse al respecto.
La administradora añade que solicitaron hablar con el gerente general, Santiago Lopera, y que este les respondió con la siguiente frase. "Si no les sirve así, tenemos cien personas más afuera esperando".
"Nos están echando por querer hacer valer nuestros derechos como trabajadores".
Ante la amenaza de perder su trabajo y la coyuntura de la pandemia que ha incrementado el desempleo en todo el país, los trabajadores aceptaron seguir ganando un salario inferior. Pero hay un hecho extraño que Ramírez notó. La carta de disminución de salario venía con fecha del 30 de abril, pero a ella y a sus compañeros se la enviaron el día 21 de mayo. Lo que para la denunciante es una especie de jugada para aparentar que ellos estuvieron de acuerdo con la reducción a partir de esa fecha, cuando lo cierto es que los empleados solo aceptaron el cambio por el mes de abril. "A lado de mi firma digital puse ‘recibida el 21 de mayo y enviada el 22‘. Nos sentimos acorralados", agregó la administradora, quien además es estudiante universitaria y depende de su trabajo para pagar su matrícula semestral.
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Pero hay más, la carta dice que la seguridad social se seguirá pagando normalmente de acuerdo al IBC vigente, pero Tatiana Ramírez denuncia que ella se enfermó y al asistir a su EPS le informaron que su servicio estaba suspendido por falta de pago. Además, señala que no les pagaron las propinas correspondientes de los domicilios al comienzo de la cuarentena. "Cuando estábamos en casa, en marzo, el cliente da la propina voluntaria para los empleados y ellos lo que quisieron fue usarlo para pagar la nómina del gerente general", afirma.
"El día de ayer entramos en huelga, hicimos una lista de peticiones y se la enviamos al gerente con nuestro supervisor de zona. Fue el edil de Chapinero Edmundo López y nos grabó explicando la situación. Dos compañeros y yo salimos hablando en el video sobre nuestras inconformidades y en la noche, luego de una junta directiva, nos dijeron que querían conciliar".
📢 Grave denuncia de acoso y explotación laboral levantan las trabajadoras y trabajadores de @alitas_col.
— Edmundo López G. - Edil Chapinero. ✊🏼 (@EdmundoLoGu) June 12, 2020
Amenaza de despidos, disminución salarial de hambre y falta de voluntad de los dueños para buscar créditos y apoyos de subsidio a la nómina.
En la lucha ✊🏼🐔@alitasinjusto pic.twitter.com/0efQGcCHtw
Los trabajadores al fin se sintieron escuchados y pensaron que las condiciones laborales mejorarían, sin embargo, para su sorpresa, el sábado 13 de junio recibieron sus cartas de terminación de contrato sin justa causa.
"Se la enviaron primero a tres compañeros, incluido a uno que salió en el video y esta mañana me enviaron mi carta, más la de otros dos compañeros. Es decir seis personas. Nos están echando por querer hacer valer nuestros derechos como trabajadores".
Efectivamente SEMANA conoció las cartas de despido en donde dice que la decisión de terminar los contratos unilateralmente se tomó el día 12 de junio, la misma fecha en la que los trabajadores manifestaron sus inconformidades frente a la sede de la calle 67.
"Los pagos que teníamos en Fincomercio no se ven reflejados".
Ramírez trabajó durante tres años en Alitas Colombianas y de lo que ganaba en el restaurante se pagaba su carrera de Administración de Empresas. Y adicionalmente ahorraba dinero en un fondo de empleados administrado por la entidad Fincomercio que dice fue mal manejado durante estos últimos meses. Durante la suspensión de contratos, a finales de marzo, los trabajadores fueron a retirar su dinero y el capital no estaba completo. "A mí me faltaban por lo menos dos cuotas, pero el dinero sí me aparece descontado de mi salario", afirma Ramírez. Por su parte, Héctor Duvan Garzón, también confirmó esta situación: "Trabajé durante dos años y tres meses en la compañía, fui administrador de calle 90. Me llegó la cancelación de contrato anoche a las 11 de la noche, más o menos, y los pagos que teníamos en Fincomercio no se ven reflejados".
SEMANA se comunicó con Santiago Lopera, gerente general de Alitas Colombianas, quien respondió que sobre las 10 de la noche saldría un comunicado oficial de la empresa que hoy tiene 20 puntos de venta en Bogotá, tras cinco años de presencia en la ciudad.
La comunicación fue publicada en primera instancia en la cuenta de Twitter ‘AlitasCOoficial‘ que fue creada este fin de semana y que tiene solo cuatro seguidores en la plataforma. "Alitas Colombianas aún en esta en emergencia, ha procurado proteger a sus trabajadores, entendiendo que ellos y sus familias son el activo más importante", dice un mensaje adjunto. Luego el comunicado fue publicado en la cuenta de Instagram de la compañía.
En la misiva no se hace referencia al despido de empleados o a las denuncias sobre extenuantes jornadas laborales de hasta 11 horas de lunes a sábado. Por el contrario la empresa afirma: "En medio de esta emergencia se han adoptado medidas que han sido alcanzadas de mutuo acuerdo con los trabajadores, siendo así, que en algunas oportunidades se han entregado beneficios más allá de las garantías de ley, como es el caso de los auxilios de alimentación, protección de nuestras colaboradoras en estado de embarazo y de mujeres cabeza de familia".
En otro apartado, Lopera expresa que "desde las directivas de Alitas Colombianas se ha promovido la política de cuidado y bienestar de los trabajadores y no está de acuerdo con ninguna forma de coerción en contra de ellos".
Comunicado oficial Alitas Colombianas pic.twitter.com/NUfj84Rhsu
— Alitas Colombianas - Oficial (@AlitasCOoficial) June 14, 2020
Finalmente, los seis trabajadores que perdieron su empleo aseguran que están muy angustiados puesto que no saben hasta cuándo tendrán que hacer rendir el dinero de la liquidación que les dará Alitas Colombianas. Además, esperan que en ese monto esté incluido el valor de las horas extras que trabajaron creyendo que se las iban a pagar y las cuales la empresa afirmó no poder retribuir con dinero sino con tiempo.