POLÍTICA

Álvaro Gómez: el magnicidio que divide a los antiguos líderes de las Farc

Jesús Santrich reapareció con un comunicado en el que da otra versión sobre su responsabilidad en la muerte del líder conservador. Esta versión distancia más a quienes se retiraron de la vida insurgente y quienes la decidieron continuar.

30 de octubre de 2020
Timochenko Santrich
Jesús Santrich criticó fuertemente a Timochenko y desmintió varios hechos. | Foto: SEMANA

Las divisiones entre el partido político Farc y las disidencias, que prefirieron volver a la vida insurgente, son cada vez más fuertes y distantes. Jesús Santrich, prófugo de la justicia, reapareció con un comunicado en el que desmiente las versiones dadas por Timochenko y Carlos Antonio Lozada recientemente en las que se responsabilizaron por el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Además critica fuertemente a Timochenko y lo que llama el “timochenquismo”.

Timochenko, hoy Rodrigo Londoño, ha dicho que el crimen de Álvaro Gómez fue por razones políticas y no personales y que había sido ordenado por el antiguo secretariado de las Farc, especialmente por el ‘Mono Jojoy’. Posteriormente, Carlos Antonio Lozada reconoció que él había sido el encargado de llevar el asesinato a través de la Red Urbana Antonio Nariño (RUAN) la cual lideraba y que respondía a Jorge Briceño.

Esta declaración, aunque generó polémica, parecía por fin asomar la verdad en este crimen luego de 25 años. Tanto Lozada como Londoño se han mantenido en esa hipótesis e incluso rindieron el mismo testimonio ante la JEP, sabiendo que si mienten podrán perder todos los beneficios. Las críticas le han llovido a Lozada a quien le han pedido que incluso renuncie a su curul por este hecho.

Sin embargo, en las últimas horas Jesús Santrich dio otra versión y desmintió la de sus antiguos compañeros. Dijo que el hecho no sucedió como se está contando y que el ‘Mono Jojoy’ no fue quien dio la orden. “No es cierto que el ajusticiamiento de Álvaro Gómez Hurtado fuera ordenado por el Mono Jojoy”, dijo en su carta el guerrillero.

La versión de Santrich apunta a que el crimen se decidió en una conferencia del grupo insurgente y que la decisión también era mantenerla en secreto, ya que las FARC-EP actuaban como colectividad. “Que se dejen de esa torpe táctica de echarle la culpa a los muertos, de lo que ocurrió en una guerra de más de medio siglo. Que no sea Timochenko más canalla y cobarde de lo que ha sido”, comentó Santrich.

Más allá de las disputas y el reto que ahora tiene la JEP y en general la justicia colombiana para esclarecer estas versiones, en el resto de la carta Santrich se despacha contra Timochenko y todos los que decidieron dejar las armas.

En la misiva advierte que cuando decidieron crear lo que han denominado “la Segunda Marquetalia”, es decir cuando retomaron las armas junto al ‘Paisa’ e Iván Márquez, acordaron que no iban a criticar a quienes habían decidido apostarle a lo acordado en La Habana.

“Consideraba y consideramos muchos que la larga trayectoria transitada sobre caminos comunes hacia propósitos altruistas que de una u otra forma se mantienen en los corazones y en las mentes de quienes decidieron continuar militando en la legalidad o de quienes optamos por proseguir en la clandestinidad y en la lucha guerrillera, eran suficientes para cultivar el mutuo respeto, al menos”, afirmó Santrich.

Dice que especialmente Lozada y Timochenko los han descalificado y que en gran medida la calumnia ha sido perversa y zahiriente. Santrich, y el grupo que comanda, le cobran a Timochenko y los demás exguerrilleros que en sus declaraciones hayan rechazado que ellos hayan vuelto a la violencia y la ilegalidad.

Uno de los puntos que más critica Santrich, prófugo de la justicia, es que Londoño los haya señalado de querer atentar contra su vida. En agosto de este año se conoció que la Policía había frustrado un supuesto plan de asesinato contra el líder del partido Farc y que este habría sido ordenado desde Venezuela por Márquez y Santrich, según palabras del general Óscar Atehortúa, director de la Policía Nacional. En el operativo murieron dos personas.

Según la versión de Santrich estos dos hombres eran excombatientes de las FARC y fueron capturados lejos del lugar del atentado. “Luego fueron torturados hasta la muerte por agentes del Estado terrorista experto en fabricar ‘falsos positivos’” afirmó.

Y reafirma que no tienen deseo de entablar pelea con ellos. Sin embargo, las críticas siguen, menciona que el propósito de Timochenko es “autovictimizarse” e incriminarlos por estos hechos. Santrich es enfático en que nunca ha existido un plan para asesinar a los excombatientes que están en la legalidad y que no es la forma en la que se deben tratar sus diferencias.

Iván Márquez lidera la Segunda Marquetalia, grupo que renunció a la paz en 2019. | Foto: Archivo Semana

“Sobre Timochenko, y el timochenquismo dijimos que son un verdadero fiasco que avergüenza y da pesar y que por lo tanto no nacía hacer otra valoración y ni siquiera se alimentaban sentimientos de rebatirlos o de enfrentarles en su presente de fracasos ni en su futuro distanciados de la visión revolucionaria en la que antes coincidíamos”, afirma Santrich.

Incluso dice que algún día aspiraban a encontrarse en el camino de la controversia, pero que las críticas que les han hecho, tanto públicas como privadas, han generado esta reacción a través de la carta. Y menciona que se les han endilgado responsabilidades en una “guerra sucia que adelanta el establecimiento del cual hoy se sienten protegidos y socorridos".

Santrich utiliza las tres páginas de la carta para despacharse contra Timochenko y los excombatientes de las Farc y menciona que en parte la decisión que tomaron para volver a las armas se debe a la “guerra sucia” contra los líderes comunitarios y la “militancia fariana” que supuestamente habría desde los excomandantes.

Dice que el mal momento que pasa el partido no son resultado de las insurgencias sino que Timochenko es el directo responsable porque dice que sirve “de rodillas a la oligarquía”.

El presidente Duque se pronunció hoy en una evento de la JEP, aunque se enfocó en criticar su gestión y en general tanto a los excombatientes del partido Farc como a los guerrilleros que retomaron las armas. “Estos individuos incumplieron los compromisos derivados del sometimiento a la JEP, revictimizando a millones de personas y brindándose ellos la posibilidad de burlarse de la justicia y de la comunidad internacional”, comentó el presidente.

También dijo que “pusieron en tela de juicio la administración de justicia” porque luego de nueve meses de haber vuelto a la criminalidad se conoció que eran excluidos. Duque dijo que es indispensable cumplir lo dispuesto por la Corte Constitucional en una sentencia en la que señala que están sujetos a la verificación de la JEP de las obligaciones del acuerdo de paz.

El presidente también criticó que los excombatientes que se están sometiendo a la jurisdicción especial no hayan dicho toda la verdad o estén dando versiones contrarias a la realidad. “Exigimos que paren las declaraciones abiertamente desafiantes y revictimizantes como las hechas a comienzos de este mes acerca de que en las filas de las FARC se presentaron abortos voluntarios. El mundo entero conoce de sobra que los abortos forzados eran una práctica común en esa organización criminal”.

Los Rodríguez Orejuela también quieren testificar

En los últimos días, en una carta enviada a SEMANA, los hermanos Rodríguez Orejuela, exjefes del cartel de Cali y quienes se creía que siempre estuvieron involucrados en el magnicidio de Álvaro Gómez, también dijeron que quieren hablar.

“En cuanto a la pregunta que usted me hace de que si estaría dispuesto a entregar una declaración a la Fiscalía colombiana, en caso de ser citado, le quiero manifestar que sí. Siempre hemos estado, mi hermano y yo, dispuestos a entregar cualquier declaración que las autoridades competentes de Colombia o de cualquier país del mundo exijan. Siempre hemos estado sometidos a brindar a las autoridades de Colombia y Estados Unidos las declaraciones que ellos soliciten” comentó Gilberto Rodríguez.

El excapo también dijo que su vida delincuencial terminó hace más de 25 años, al igual que la de su hermano Miguel. “Quiero hacer claridad que la vida delincuencial de mi hermano y mía como traficantes de droga terminó hace algo más de 25 años y que de ahí en adelante nuestra buena conducta la puede certificar tanto las autoridades colombianas (9 años) como las autoridades de Estados Unidos en los últimos 17 años” afirmó.

Se espera que estas declaraciones también puedan ser recibidas por la Fiscalía con el fin de esclarecer los hechos del magnicidio del líder conservador que parecía estar cerca de conocerse la verdad pero con las diferentes versiones esta idea se ha difuminado.