NACIÓN
La carta de Ana María Ibáñez a sus hijos sobre la guerra y la paz
Semana.com le pidió a un grupo de líderes que les explicaran a sus hijos el momento que vive Colombia. Este es el texto de la reconocida economista.
Hace poco más de un año, el discurso de grado de la entonces decana de Economía de la Universidad de los Andes, Ana María Ibáñez, se convirtió en un texto viral entre los jóvenes colombianos. La académica, una de las mayores expertas en la desigualdad en el país, invitó a quienes ella denominó “la generación de la paz” a “asumir este reto maravilloso que la historia les está brindando”.
Ibáñez animó a sus estudiantes a soñar en grande. Les pidió que “contribuyan desde su cotidianidad a dar razones para el perdón y la reconciliación. inventen maneras de llevar el Estado a las regiones olvidadas y para romper los ciclos de violencia. (...) Con el poder del arte y la literatura transmitan al país la fuerza de la paz y la reconciliación. Demuestren a las víctimas del conflicto que somos una sociedad solidaria y empática con su dolor. Sean, queridos”.
Para este momento de cambio que vivirá el país en estos días, Semana.com le pidió a ella escribir una carta a sus hijos pequeños explicándoles la importancia de lo que está por venir.
“Bogotá, 14 de septiembre de 2016
Queridos Antonia y Salvador:
Colombia pronto dará un paso importante. Más de 50 años de guerra con las FARC terminan. Desde su movimiento y su nacimiento, Colombia ha estado entrelazada en una guerra sin sentido. Guerra que ha dejado una estela de muertos y familias destrozadas. Colombia es hoy un país menos tolerante, más lleno de rabia y rencor, con más pobreza.
La firma del Acuerdo de Paz con las FARC es entonces una razón para la esperanza. Pero es solo eso: una razón para la esperanza. Ahora deberemos construir un país respetuoso hacia las diferencias, justo, con oportunidades para todos y no para unos cuantos y más equitativo. Yo espero aportar en este proceso con mis acciones cotidianas, con mi docencia universitaria y con investigaciones académicas que animen debates rigurosos e informados.
Serán ustedes, sin embargo, quienes realmente tendrán esa responsabilidad que no tomará años sino décadas. Serán la generación que no estará signada por el dolor: no vivirán los peores momentos de la guerra y no decidieron bajo la óptica del miedo y el dolor. Los invito a asumir este reto con valentía, amor y compasión.
Un abrazo,
Ana María, su mamá”.