En medio de la pandemia, Andrés Jaramillo pidió apostar 12 de sus míticas vacas a la entrada del establecimiento, como guardianas protectoras del lugar. Foto: Guillermo Torres/ SEMANA.

Restaurantes

Andrés Carne de Res: “En los jóvenes está la salvación”

Andrés Jaramillo solía recibir a sus clientes detrás de un megáfono diciendo: "A gastar que el mundo se va a acabar". Hoy enfrenta la peor crisis en 40 años.

Andrés Rosales García
23 de mayo de 2020

SEMANA: ¿Por qué tenía miedo de aceptar esta entrevista?

Andrés Jaramillo: Yo no le tengo miedo al reconocimiento de una angustia, pero eso ya es una cosa de tipo personal. Y en este momento no estamos para hablar de personalismos, eso es sumamente egoísta. Hay unas preocupaciones en todos los niveles...yo estoy sumamente preocupado. De un momento a otro nos dijeron: ¡quietos, congelados, no hay nada que hacer! Y nos cogió la fotografía sin nada… la cosa es muy enredada. 

SEMANA: ¿Esta es la peor crisis de Andrés Carne de Res?

Andrés Jaramillo: Las crisis siempre existen. Hay unos ciclos de crisis. La primera gran crisis de Andrés, y de la sociedad colombiana, fue el asesinato de (Luis Carlos) Galán. Pero fueron tres u ocho días de no poder operar. Después hubo otra crisis, la crisis del 98, cuando el sistema financiero colapsó, nos cobraban intereses del orden del 60 por ciento al año. Ahí tuve que empezar a vender parte de la empresa para sobrevivir... hoy soy solo el 20 por ciento de Andrés Carne de Res.

Un maniquí con tapabocas custodia las desoladas instalaciones del restaurante en Chía. Foto: Guillermo Torres - SEMANA


SEMANA: Pero esta crisis es más grave... 

Andrés Jaramillo: Esta vaina es más grave. Mire, me eriza. Esta vaina no tiene (comparación) a nivel existencial, a nivel económico … a nivel de lo que hay que volver a construir... pucha, esta vaina es profunda ... Cuando a ti te dicen de un día para otro hágame el favor de cerrar… y con unas deudas acumuladas de los bancos de más de 100.000 millones de pesos...


SEMANA: Inmaculada Guadalupe, la firma dueña de Andrés, tiene cerca de 4.000 empleados… En ACR les pasaron a los empleados una carta de suspensión de contrato por fuerza mayor que se hizo viral...

Andrés Jaramillo: Ahí me pongo yo la soga al cuello. Los empleados aman el lugar. Soy el primero en sentirme apenado, solidario…¡pero eso no sirve para nada! ¿Para qué sirve que uno de los socios diga que está muy apenado?, pues para nada. No tenemos cómo resolver esa pregunta… ¿qué respuesta les vamos a dar? La única respuesta que yo creo que hay que dar es que confiamos en que bajo las nuevas manifestaciones, y el nuevo perfilamiento u organización que va a obligar el mundo astral, la red que maneja el universo nos pondrá en su sitio a todos. A ellos también. Y yo soy el primero en la posición del respeto profundo a la gente que trabaja con nosotros. Eso es fundamental. He pensado muchas ideas…he propuesto ideas…


SEMANA: ¿Qué ideas? 

Andrés Jaramillo: Ceder parte de mis acciones a un fondo común muy complejo de hacer jurídicamente, pero podría ser… para que todo el mundo sepa que el fundamento filosófico de la empresa no es la búsqueda incesante del dinero para cinco socios… no. Esta es una empresa ni la hijuemadre, potente, que no podemos dejar perder. Y para eso hay que buscar formas. A veces no duermo pensando, la figura podría ser un fondo común, que en las sociedades se llaman como compartimentos… si mis socios están reacios a eso… yo podría intentar ceder la mitad de lo que me queda a mí. Y que ellos (los empleados) se conviertan como en estandartes, que lleven ese fuego, que todos seamos multiplicadores de una energía particular.Yo creo que ahí está la salvación de Andrés Carne de Res…

SEMANA:¿Cómo es eso? 

Andrés Jaramillo: Agarrar a cada empleado, a cada tripulante, como nos decimos acá, darle una tea para que multiplique el fuego energético del lugar. Yo soy un rebuscador de ideas. Y abro una ventanita de una idea mía, personal: haciendo unas consideraciones de antigüedad, quizá pueda armar una estructura donde se asocien empleados a la empresa y tengan unos derechos equivalentes a acciones con beneficios económicos, si los hay. Pero no acciones de tipo político del manejo del lugar. No es una promesa, ni un tema laboral, es solo una ventanita que estoy abriendo y que estoy proponiendo a los socios. Esa figura existe en el mundo capitalista. Se llama Phantom Shares (acciones fantasma).  A veces llamo al presidente de la Junta y le digo: es por ahí. 



En su historia, que ya completa cuatro décadas, Andrés Carne de Res Chía no había cerrado sus puertas por más de una semana. Foto: Guillermo Torres - SEMANA

SEMANA:¿Cuándo sería eso? 

Andrés Jaramillo: Es una idea mía, pero no es nada fácil. Debemos esperar a que pase la tormenta. Yo no considero equilibrado que, después de que esto pase, los socios nos sentemos a frotarnos las manos y a decir ya, pasamos. ¡No! Yo estoy seguro de que debe existir un compromiso serio por parte de la empresa. Puede que la empresa esté quebrada, pero la podemos sacar adelante todos.  Yo por eso digo: esta muchachada, con la energía que tiene, será multiplicadora de la energía de Andrés.

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SEMANA: Usted ha dicho que su restaurante es conversadero, bailadero, miradero, coqueteadero…  ¿qué será ahora? 

Andrés Jaramillo: Debemos regresar con una gran fuerza, con una gran potencia en nuestros abrazos. Como el cambio es tan profundo, va a venir una gradualidad. Me imagino. De suerte Andrés Bogotá, Andrés Chía y Andrés Medellín son áreas muy grandes donde podemos cumplir con lo que se está diciendo de las distancias y todo eso. Pero qué más quisiera que el 20 de julio regresáramos todos a nuestras tareas tal como eran, con esa brillantez y delicia para los sentidos. Vamos a regresar también con una gran riqueza espiritual que va a equilibrar la falta de gente. Vas a ver que nos vamos a mirar más suavemente. Nos vamos a querer más. Vamos a empezar a tener vibraciones nuevas. ¿Qué tal que nada más veamos bailando a una pareja en vez de ver a mil parejas?



"Vamos a regresar también con una gran riqueza espiritual que va a equilibrar la falta de gente", dice Jaramillo. Foto: Guillermo Torres - SEMANA

SEMANA: ¿Cómo les ha ido con los eventos virtuales... con los domicilios?

Andrés Jaramillo: Eso que Harry (de Harry Sasson) y todos los restauranteros están haciendo, el invento de los domicilios...la gente va a creer que esa es la salvación de los restaurantes … ¡No! Esa es solo una manera de mantener vivos los negocios. Lo único que nos queda es aportar ideas… por ejemplo, yo le estaba proponiendo al restaurante que vendiéramos el churrasco en una bandeja metálica de esas de papel aluminio con cebolla y cosas... y lo enviáramos con instrucciones… Por ahora con los domicilios es que estamos pudiendo pagar lo que dispuso el Gobierno de salud y pensión de los trabajadores.

SEMANA: ¿Cuál es el estado actual del restaurante? 

Andrés Jaramillo: Hace unos días, mientras hablaba por zoom con los socios, hice este dibujo y se lo envié a mi hija Valentina para que lo redibujara. Yo no soy dibujante, ni pintor, ni cocinero. Soy un simpático anfitrión cuando estoy de buen genio. Pero fíjate en el dibujo: Andrés es el corazón. Está asistido por un respirador, por oxígeno, por un suero, está el cronocalendario, la vaca mirando, el sol, la luna y las estrellas y, en la ventana, los empleados mirando que Andrés no se vaya a morir. Es como una UCI. Es un dibujo lleno de simbología. Hay una luz esperanza.

Mientras hablaba con sus socios, Andrés Jaramillo dibujó la forma en la que percibe el estado de su restaurante. Luego lo envió por WhatsApp a su hija para que lo interpretara  (derecha). Archivo particular.

SEMANA: Andrés, envíele un mensaje a la gente que extraña salir a almorzar o ir de rumba a un lugar como el suyo... 

Andrés Jaramillo: La pregunta más sencilla y la respuesta más difícil. Aquí nos vamos a ver pronto. Poderosos en el sentir. En el abrazar. En el mirarse. Gozosos de disfrutarnos. Es obvio que las puertas de Andrés siempre están abiertas. Así he manejado siempre este restaurante. Ocho o 15 días antes de que empezara esta historia, que todo era mamadera de gallo…, cuando el bicho estaba por allá en Wuhan, yo decía con un megáfono “adelante, adelante, a gastar que el mundo se va a acabar” (risas) y me equivoqué, mire lo que pasó. No hay que pensar de esa manera. “Adelante adelante, que el mundo seguirá y lo vamos a seguir creando”, es lo que hay que decir. El mundo no se va a acabar. El mundo está en profunda regeneración. 

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