Entrevista
Argentina cuenta su historia de dolor en un matrimonio con un ejecutivo: “Mi exmarido intentó matarme en Colombia”. Exclusivo
Elena Guzmán vivió en una lujosa residencia en La Calera, pero en medio de privaciones económicas y violencia física. Un día, su entonces esposo intentó ahorcarla y decidió decir no más. Este es su testimonio.
Las denuncias de la exprimera dama argentina, Fabiola Yáñez, estremecieron a ese país. La mujer narró detalladamente cómo el presidente Alberto Fernández la maltrató de distintas maneras, en medio de la más grande impunidad por cuenta de su poder.
Hace unas semanas, la exprimera dama denunció penalmente al exmandatario y, hace unos días, la fiscalía de ese país lo imputó por “lesiones leves y graves” y “amenazas coactivas”.
La narración que ella hizo de lo que vivió y el material probatorio que se hizo público dejaron claro que la violencia de género atraviesa todas las clases sociales y todos los escenarios. Según algunos chats, él habría intentado ahorcarla cuando ella le reclamó por una infidelidad. También le dio una patada en el vientre, estando embarazada. Además, la mujer aseguró haber vivido una enorme violencia sicologica y persecución en su vida diaria.
Elena Guzmán, también argentina, cuenta que vivió en silencio por años el maltrato de su marido, quien era un alto ejecutivo en Bogotá. En esa ciudad, ella interpuso varios recursos judiciales para denunciarlo, pero al final tuvo que volver a su país. Ahora que Yañez consiguió el valor para contar su historia, ella asegura haber encontrado el mismo temple para hacer pública la suya.
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SEMANA: ¿Por qué contar su historia?
Elena Guzmán Llamas: Soy argentina. Estuve casada con alguien que tiene un alto cargo en Colombia. Viví por años una fuerte violencia económica, física y emocional. El 20 de julio de 2021, él intentó matarme, ahorcarme. Dios me salvó. Me escapé de la casa con lo que tenía puesto. Me fui a vivir en un AirBnB. Salí sin dinero, sin tarjetas de crédito. Llevo tres años pidiendo justicia, pero a él en Colombia ni siquiera lo han podido notificar. Cuando vi la noticia de la exesposa de Alberto Fernández, que contó cómo el expresidente argentino la golpeó y humilló por años y ella lo soportó en silencio, pensé que esto se tiene que acabar. Yo tengo dos opciones: olvidarme de lo que padecí o hacer algo por otras mujeres de Colombia. Los feminicidios existen porque nosotras no hablamos. Entonces decidí hacer público que en Colombia: mi exmarido intentó matarme y no ha pasado nada.
SEMANA: ¿Qué pasó exactamente ese 20 de julio?
Elena Guzmán Llamas: Ese día, después de que hizo confesiones terribles, acerca de él y de su vida íntima, intentó matarme. Yo había descubierto que él tenía una amante y un hijo con ella. Cuando le pregunté: “¿Ella es tu amante y él es tu hijo?”, él me contestó: “Te voy a matar”. Empezó a apretarme el cuello y ahorcarme.
SEMANA: ¿Cómo logró salvarse?
Elena Guzmán Llamas: En ese momento, me costaba pensar que alguien que yo amaba y que me amaba me hiciera eso. Yo le decía “pará, pará, pará, no voy a poder respirar más”. Pensé que quizás ese era el fin y comencé a pedirle a Dios. Le dije: “Señor, ¿así va a terminar todo?”. No podía creer que mi vida terminara de esa manera.
SEMANA: ¿Y qué pasó ahí?
Elena Guzmán Llamas: Cuando me agredía, él tenía momentos en los que se quedaba colgado y en trance. Ese día él me soltó y quedó así, como paralizado. Yo salí corriendo. Fueron momentos de adrenalina y de miedo, de no saber qué hacer. Agarré las llaves del Audi y me fui para la Fiscalía. Estaba cerrada. Había salido corriendo y no había llevado ni cartera, ni papeles, ni plata. Volví a las dos de la mañana. Pero tenía tanto miedo que le pedí a otro argentino que me acompañara a la casa. Entré, me metí a un cuarto y solo volví a salir cuando esa misma persona me recogió al otro día.
SEMANA: ¿Qué hizo él esa noche?
Elena Guzmán Llamas: Nunca lo supe. No sé si estuvo en la casa o si se fue. Yo no salí jamás del cuarto esa noche. Al otro día fui a poner la denuncia en la Fiscalía de Guasca. Me revisaron en Medicina Legal. Los médicos me dieron 12 días de incapacidad. Yo no podía hablar del dolor de la presión que él había ejercido en mí, pero tampoco del miedo. Tenía los dedos de él marcados en mi garganta. Desde ahí llevo tres años peleando con él, un hombre poderoso que intentó matarme. Él fue infiel y fue violento.
SEMANA: ¿Cómo se llama su exesposo?
Elena Guzmán Llamas: Se llama Hernan Gustavo Caride Donovan y trabajaba como alto ejecutivo en una importante empresa de hidrocarburos. Él es un renombrado personaje del mundo del petróleo. Todo ese sector se va a sacudir acá y en Argentina de saber quién es verdaderamente. Esos hombres quieren tener una buena imagen, pero para tener buena imágen hay que ser coherentes y ser buenos hombres. Como dicen: no solamente hay que parecer, sino ser. Las mujeres tenemos que dejar de callarnos y levantarnos por todas.
SEMANA: Cuénteme su historia con él desde el comienzo. ¿Cómo se conocieron?
Elena Guzmán Llamas: Yo era profesora de inglés en la empresa donde él trabajaba. Coincidimos en Perú y ahí comenzó nuestro romance. Era el Gerente General de esa empresa. Fui su novia, después su esposa. Tenía tres hijos de un matrimonio anterior y yo tenía dos. Nos casamos en 2001. Tuvimos dos hijos. Él adoptó a mis hijos de mi primer matrimonio y yo ayudé a criar a los de él. Éramos una familia de siete. Por cuenta del trabajo, vivimos en varios países. Estuvimos en Venezuela del 2008 al 2011 y en el medio lo acompañé a Bolivia, a Santa Cruz de la Sierra. Luego, regresamos a Colombia, donde nos había expatriado la misma compañía.
SEMANA: ¿Cuándo comenzó a sentir que las cosas en el matrimonio no estaban bien?
Elena Guzmán Llamas: El nuestro fue un matrimonio que comenzó desigual. Él nunca me dijo lo que ganaba. Y vivíamos en una posición de disparidad. Yo trabajaba de profesora de inglés en la empresa petrolera en la que él trabajaba. Al comienzo tomé la decisión de renunciar a los ingresos que tenía, los cuales eran importantes, todo para acompañarlo en su crecimiento profesional y construir la familia que soñábamos juntos. Pasé de ser empresaria a ser profesora a sueldo de una academia de inglés en Lima. El 4 de mayo de 2001 nació nuestro hijo y el 25 de ese mismo mes nos casamos. Por razones de trabajo volvimos a vivir a Buenos Aires. Ahí compramos una vivienda, y desde ese momento casi que cada año pudimos comprar un inmueble. En 2003, tuvimos nuestro segundo hijo. Y ahí ya no pude volver a trabajar. Me dediqué a una fundación que creé para ayudar a los más necesitados. Recogía ayudas de compañías petroleras para colegios, ancianatos y lugares que lo necesitaran.
SEMANA: Tras dejar su trabajo, ¿cómo era el manejo del dinero en la pareja?
Elena Guzmán Llamas: Al comienzo, él me daba unas tarjetas de crédito para los gastos de la casa. Pero con el paso de los años, comencé a vivir una violencia económica asfixiante. En Colombia, vivíamos en la Pradera de Potosí. Vivíamos en medio de los ricos, pero éramos unos pobretones. Me daba apenas 1.000 dólares para mantener todos los gastos de la casa, de mis hijos y de mí. Mis hijos eran los únicos que iban en bus público en este conjunto. Y la diferencia de trato entre nuestros hijos era enorme. Nuestros hijos biológicos podían pedir cosas en el club, pero los adoptivos no podían pedir nada. Los colegios los pagaba la empresa, pero el desamparo era muy grande. Yo intentaba luchar. El me decía “trabaja”, pero yo no tenía visa para hacerlo. Yo no podía ir a ningún lado, porque simplemente no tenía la plata. Es muy violento poner a alguien a vivir en estrato seis y obligarlo a vivir así. Es intentar tapar el sol con un dedo al no ver la violencia ejercida con total normalidad en alguien que tenía tanto poder y dejaba en tanta desigualdad a su compañera de vida y expatriación por más de 25 años.
SEMANA: ¿Él tenía cómo darles unas condiciones más acordes a donde vivían?
Elena Guzmán Llamas: Por supuesto. Él ganaba en Colombia unos 25.000 dólares mensuales, pero a mí me daba mil. Durante mucho tiempo me dijo que ganaba dos mil, entonces debía entender que yo tenía acceso a la mitad de todo su salario. Con él no se podía hablar de dinero y siempre terminabamos en gritos y peleas. Una vez ,incluso, él me suspendió todo el giro de dinero con el argumento de que yo no “le obedecía”.
SEMANA: ¿Cuál era el tema de mayor controversia entre ustedes?
Elena Guzmán Llamas: Yo sufrí muchisima indiferencia y descalificaciones. Tenía ataques de ira en donde me llenaba de insultos y luego simplemente se ponía a cantar. Tengo audios que son terribles. Un día le pedí un abrazo y me dijo: ‘te lo doy, el día que hagas un contrato con el diablo’, porque yo soy cristiana. Me tildaba de loca todo el tiempo. A mis hijos los trató muy mal. Les decía que no servían para nada. Eso te desarma, porque vives en otro país, no tienes dinero, no puedes trabajar. Viajamos mucho en nuestra vida de casados y nunca pude arraigarme en ningún lugar.
SEMANA: ¿Y en qué momento este maltrato emocional pasa a ser violencia física?
Elena Guzmán Llamas: El 14 de febrero de 2018 yo descubrí una infidelidad. Él no me dejaba salir del clóset, me tiró el brazo y me sacó el hombro. Tengo el certificado médico de lo que viví tras este golpe. Desde ahí se volvió habitual que me agrediera. A veces me pegaba en la cara y me trataba de hundir los ojos como tratando de decirme que me odiaba tanto que no quería verme más. Mis hijos se fueron de la casa a estudiar a otros países y eso escaló la violencia al punto que llegó este 20 de julio en que me intentó matar.
SEMANA: En su caso, ¿cómo logró salirse?
Elena Guzmán Llamas: Este día que él me intentó matar, me fui a vivir a un AirBNB. Cuando salí de la casa, no podía ni pronunciar palabras. Le tenía terror. La violencia psicológica pega muy profundo. Yo me fui a vivir un año a Estados Unidos y eso me ayudó a levantarme. Pero durante mucho tiempo no podía verlo en las audiencias. Hoy, solo poder contar esta historia sin atacarme en llanto, me parece una victoria impresionante.
*SEMANA intentó comunicarse con la expareja de Elena, pero no obtuvo respuesta.