“Benedetti es un hombre sin límites”: Jaime Lombana

SEMANA: Esta semana el escándalo que terminó con la captura del general Guatibonza dejó en evidencia que usted y su hijo también habrían sido víctimas de esa red de chuzadas. ¿Cómo se enteró usted de esos hechos? 

Jaime Lombana: El martes por la tarde me llamaron de la Fiscalía. Yo estaba en mi oficina. Me preguntan si puedo ir porque me van a dar una información. Llegué casi a las ocho de la noche. Ahí me muestran una carpeta con todos los seguimientos de mi hijo Juan. Me muestran las fotos de mi casa, los trayectos, las entradas al Anglo Colombiano, las entradas las porterías de los amigos de Juan. En ese paquete veo los informes de los movimientos por horas que corresponden exactamente a la vida de mi hijo. En los fines de semana, él solo sale un día, pero siempre va -o iba- al BBC y se tomaba dos cervezas y salía acompañado de dos escoltas. Todo eso estaba en fotografías.

SEMANA: ¿Qué pasa en ese momento?

Jaime Lombana: Veo eso y me doy cuenta inmediatamente que todo es verdad. Veo la vida de Juan puesta en esa carpeta, los sitios a dónde va, los carros con las placas (el de mi papá y el de mi mamá), y todos los seguimientos que le hacían. Ahí les digo que la información que tienen es cierta. Esos movimientos eran con sus compañeros del Anglo, estudiantes como Juan y que prefiero no mencionar. Pero todos los amigos de mi hijo terminaron seguidos por cuenta de esto. Al día siguiente el tema se sabe con las capturas.

SEMANA: ¿Usted ha hablado con los papás de esos otros jóvenes?

Jaime Lombana: Pues claro. Ellos se sienten obviamente indignados. Muchos de esos niños están en el exterior estudiando. Ellos se graduaron el año pasado y algunos se fueron a otras ciudades. Todos están ofendidos, pero saben que el seguimiento era a Juan.

SEMANA: ¿Cómo ha tratado con Juan esto que está sucediendo? ¿Cómo explicarle a un adolescente esta situación?

Jaime Lombana: No es fácil de explicar. Las personas que lo siguen son quienes aseguran que todo fue por órdenes de Armando Benedetti. Dicen que él insistía en encontrarle algo a mí o a mi hijo para poder liquidarme ante la opinión pública. Él creía que mi hijo o yo teníamos los problemas que él ha tenido. Me parece increíble que Benedetti hace todo eso y nunca le pasa nada, sigue siendo la gran figura que invitan a todos los programas de opinión. Me parece lamentable que la sociedad crea que Armando Benedetti es un personaje digno de consideración. Todo en la vida de Benedetti es un escándalo y no pasa nada.

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SEMANA: Usted ha sido una de las personas que más ha denunciado los supuestos episodios de corrupción del senador Benedetti. ¿En qué va eso en la justicia?

Jaime Lombana: He llevado temas concretos con pruebas: los exámenes de los guardianes, la electrificadora del Meta, su relación con los Ñoños y la mermelada, la Fiduprevisora. Todos esos temas evidentemente engloban un factor de corrupción. Yo respeto mucho a la Corte Suprema pero sí es lamentable que algunos casos hay una gran celeridad y en otros paquidermismo preocupante.

SEMANA: El viernes en la tarde, el senador Benedetti aseguró que por el contrario fue usted quien mandó seguir a sus dos hijos, de 4 y 6 años.

Jaime Lombana: Eso es canalla. Yo no soy él. Eso no es cierto. Yo nunca haría eso contra un menor de edad. La gran diferencia es que quienes siguieron a mi hijo dicen ante la justicia que fue el senador Benedetti.  

SEMANA: El senador habla de un abogado de la costa que le habría dado esa información. ¿Sabe a quién se refiere?

Jaime Lombana: Yo nunca he mandado seguir a nadie en mi vida. Él sí es capaz de romper todos los límites y todos los esquemas. No tengo ni idea cuántos hijos tiene. No sé la edad de los niños. No sé nada del entorno de Benedetti. Quien me conozca medianamente sabe que yo nunca haría eso.

SEMANA: Benedetti utilizó una expresión que tuvo mucho eco, y es que tendría que estar “enrazado con estúpido” para denunciar al fiscal. ¿No le parece que esa frase tiene lógica?

Jaime Lombana: Es la misma patraña que utiliza siempre con un vocabulario muy limitado como el suyo. Benedetti no tiene límites. Testigos que han declarado contra él terminan rectificando después de haber dicho que le entregaron montones de dinero. Él todo lo termina controlando. Él no le tiene temor a la norma ni a la sanción. Benedetti es un hombre sin límites.

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SEMANA: El senador Benedetti anunció que va a denunciarlo por calumnia e injuria. ¿Qué piensa?

Jaime Lombana: Yo soportaría miles de denuncias con tal de que no mande seguir a mi hijo, y no le haga nada nunca a mi hijo. Una denuncia por injuria y calumnia por decir que unas personas, bajo la gravedad de juramento en diligencias ante la Fiscalía, dijeron que era él quien había mandado seguir a mi hijo. Me parecen ridículos sus argumentos, pero me parece más ridículo que él crea esas afirmaciones.

SEMANA: Uno de los personajes involucrados, el coronel retirado Jorge Humberto Salinas dice que le entregó a Benedetti una información de cuentas suyas en Curazao. ¿Sabe a qué se refiere?

Jaime Lombana: Nunca en mi vida he tenido una cuenta en Curazao, ni he estado allá. Pero al comienzo de este año, telefónicamente sí hablé con un cliente, los señores Eljure. Yo hablé de ir a visitar al señor Eljure que tenía una orden de captura en Ecuador y en ese momento estaba en Curazao. Me imagino que escucharon eso.

SEMANA: ¿Usted conocía al general Guatibonza?

Jaime Lombana: Lo había visto una o dos veces cuando era general activo. Y tengo de él la impresión que teníamos todos los colombianos: que era una buena persona. No tengo más información de ese señor.

SEMANA: ¿Ha estado en contacto con otras personas que pudieron haber sido chuzadas por esta empresa?

No. No he hablado con nadie. Cuando me enteré de los seguimientos, salí de Bogotá con mi hijo y solo hasta que restructure este tema de seguridad voy a regresar.

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SEMANA: ¿Qué viene para usted en este proceso?

Jaime Lombana: Me voy a constituir como víctima. Creo que tengo ese deber como víctima y como ciudadano. Y me voy a limitar lo que es lo mío, la ley. No la calumnia, las mentiras, tildar a la gente de rufián para callar la administración de justicia.