Nación
Armas, esmeraldas y lujos, la vida de un cabecilla del narcotráfico que era buscado por el FBI
Las autoridades capturaron a ‘Juan Pablo el esmeraldero’, quien tenía bienes por más de 10 mil millones, según la Dirección de Investigación Criminal, Dijín.
Los lujos y excentricidades ya habituales entre quienes viven de los negocios ilícitos del narcotráfico, en el caso de ‘Juan Pablo, el esmeraldero’, no podían ser la excepción. Este sujeto, al que las autoridades nacionales y extranjeras le seguían los pasos, era un denominado narco invisible; traficantes de droga, que prefieren pasar desapercibidos, pero, en este caso, los lujos desbordados lo hicieron imposible.
Alias Juan Pablo el esmeraldero, es, según las autoridades, un sujeto que estaba bajo la sombra en el traficó de cocaína hacía Estados Unidos. Utilizaba su fachada de comerciante de esmeraldas para concretar negocios de envío del alcaloide al extranjero.
Sobre su modus operandi, advirtió la autoridad, que este sujeto y su red consistía en transportar el alcaloide en vehículos con compartimentos de doble fondo usados para ocultar la droga, que iba a ser llevada hasta la costa atlántica y la Guajira por vías nacionales, para posteriormente ser camuflada en lanchas rápidas y enviarlas a Centroamérica y Estados Unidos.
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“La investigación, que duró más de cuatro años, tiempo en el que se obtuvo suficiente material probatorio en contra del cabecilla y de los integrantes de esta organización criminal transnacional, arrojó como resultado la incautación de nueve cargamentos de cocaína en diferentes partes del país”, señaló la investigación.
“Juan Pablo, el Esmeraldero”, sería la persona encargada de coordinar el transporte, almacenaje y envió de la cocaína desde los llanos orientales y los departamentos de Putumayo, Cauca, Huila, Cundinamarca y la zona del Catatumbo hacia la costa atlántica, por rutas nacionales. Según la evidencia recolectada mediante controles técnicos”, indicó la Dijín.
Sobre la comercialización de la droga, señala la investigación que el detenido y su organización tenía contacto con varios propietarios de laboratorios clandestinos de producción de clorhidrato de cocaína y pagaba fuertes sumas de dinero, para que grupos armados organizados brindarán protección a sus cargamentos.
Luego de esto y pactar el negocio, según la Dijín, el procesado contaba con el apoyo de el “Mono”, “Tino”, “Yesid”, “Dairon”, el “Negro”, el “Demonio”, “Eduver” y “Rafael”, quienes eran sus fichas clave distribuidas estratégicamente en los departamentos del Meta, Boyacá, Cundinamarca, Norte de Santander y Cesar.
Además, los investigadores lograron establecer que en varias ocasiones el presunto narcotraficante los hacia viajar a la capital del país, para sostener reuniones en diferentes casas de cambio ubicadas en un reconocido sector comercial de Bogotá, donde daba instrucciones a sus socios y también entregaba y recibía dineros producto del envío de estupefacientes hacia el exterior.
Después de analizar documentos e información patrimonial se estableció, según la Policía, que, el “Esmeraldero” poseía varias propiedades y vehículos de alta gama a su nombre, entre ellos, camionetas con blindaje para su protección. De igual manera, tenía para su defensa varias armas de fuego de corto y largo alcance, con las cuales alardeaba en fotografías.
Mediante análisis contables forenses se determinó que habría incrementado su patrimonio económico sin justificación y que igualmente ocultaba varios de sus bienes utilizando familiares o terceras personas, dejándolos escriturados a su nombre.
A “Juan Pablo, el Esmeraldero” y a los ocho capturados se les imputaron los delitos de concierto para delinquir con fines de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y un Juez de control de garantías les profirió medida de aseguramiento en centros penitenciarios de las ciudades de Cúcuta, Tunja y de los municipios de Guateque (Boyacá) y Aguachica (Cesar).