POLÍTICA
Asamblea de la ONU: Las claves del último discurso del presidente Duque
Esta es la intervención completa del primer mandatario ante el pleno de las Naciones Unidas. Equidad en vacunas, derechos de los migrantes, proceso de paz y cambio climático, algunos de los temas.
El presidente Iván Duque entregó este martes su último discurso en una Asamblea General de las Naciones Unidas. Fue el cuarto presidente en hablar, apenas unos minutos después del primer mandatario de los Estados Unidos, Joe Biden. En su discurso envío fuertes mensajes. “Hoy convoco a la comunidad internacional a fortalecer el multilateralismo en materia de salud y avanzar en la equidad para la distribución de las vacunas. Es nuestro deber moral”, dijo en lo que fue la primera reunión presencial de ese organismo tras la dura pandemia de la covid-19.
Este fue su discurso completo:
Señor Presidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, Abdulla Shahid.
Señor Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres.
Excelentísimos señores, jefes de Estado y jefes de misiones.
Nos encontramos de nuevo en este foro global que ha sido históricamente un espacio vital para el desarrollo del multilateralismo, la construcción global de la paz y de soluciones a las amenazas de nuestra casa común. Lo hacemos aun en medio de una pandemia cruel que golpea nuestros sistemas de salud, nuestras economías, nuestras conquistas de equidad y el avance de la Agenda 2030.
Por encima de cualquier consideración, nos encontramos una vez más, en este histórico hemiciclo recordando la fragilidad del ser humano y, al mismo tiempo, reconociendo la grandeza y la condición de una raza humana que sabe sobreponerse a los grandes desafíos.
El covid-19 irrumpió de manera abrupta en nuestras vidas. Cambió nuestra cotidianidad, nuestra interacción y nos arrebató seres queridos. Este virus letal ha puesto a prueba nuestras emociones para entender, HOY MÁS QUE NUNCA, cuánto vale el abrazo de un padre y el de una madre, cuánto significa compartir en familia, cuánto nos llena un encuentro amigable inesperado.
Este destino ha amenazado nuestra educación, la salud y la economía. La tecnología con el Internet de las cosas, la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la computación en la nube y las aplicaciones, nos revelan que los avances de la virtualidad son oportunidades de desarrollo humano.
La pandemia ha mostrado nuestras fortalezas y ha marcado nuestras debilidades. Hemos observado fallas del multilateralismo para responder de manera equitativa y articulada a los momentos más agudos.
Las brechas existentes entre las naciones, respecto al proceso de vacunación son inauditas. Mientras que algunas naciones adquieren un número de dosis adicionales para seis o siete veces su población y anuncian terceras dosis de refuerzo, otras no han aplicado ni una sola dosis que les inyecte esperanza.
La pandemia ha agravado otras crisis cuyos efectos son igualmente amenazadores. Somos testigos de los mayores efectos del cambio climático, y de las mayores desigualdades ocasionadas por las recesiones económicas, y por crisis migratorias de quienes están dispuestos a arriesgar sus vidas por un empleo digno o un plato de comida, huyendo de dictaduras y regímenes oprobiosos. Ha puesto en evidencia las afectaciones a la construcción de paz y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La pandemia
Esta realidad me permite compartirles la respuesta de Colombia a estos desafíos globales y plantear acciones que debemos asumir juntos, sin divisiones, con equidad y pensando en el porvenir de la humanidad.
En nuestro país, hemos afrontado la pandemia con tres enfoques: salud, atención a los más vulnerables y reactivación económica. Avanzamos en el Plan Nacional de Vacunación para cubrir, como mínimo, al setenta por ciento de los colombianos. Nos unimos al mecanismo Covax, asumiendo un liderazgo regional en coordinación con la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. Hoy convoco a la comunidad internacional a fortalecer el multilateralismo en materia de salud y avanzar en la equidad para la distribución de las vacunas. ES nuestro deber moral.
Si se mantienen atrasos en la distribución equitativa de vacunas para todas las naciones, nos exponemos como humanidad, a que nuevas variables, puedan atacarnos con mayor ferocidad. La inmunidad global requiere de la solidaridad para que no exista acaparamiento de unos, frente a la necesidad de otros.
En la atención de los más vulnerables hemos actuado con determinación y creatividad, inspirados en retomar la senda de la agenda 2030. Podemos decir con orgullo, que somos el gobierno de Colombia que ha puesto en marcha la más ambiciosa agenda social de este siglo y, tal vez, de nuestra historia. Hasta diciembre de 2022, mantendremos una renta básica de emergencia, llamada Ingreso Solidario, para llegar a más de cuatro millones de hogares vulnerables brindando un apoyo económico directo, a más del 25 por ciento de nuestra población.
Adicionalmente, creamos el subsidio al empleo protegiendo a más de cuatro millones de trabajadores formales, y el esquema de la devolución del impuesto de IVA para más de dos millones de hogares vulnerables, corrigiendo sus históricos efectos regresivos. A esta agenda social, sin precedentes, la acompaña el pago del 25 por ciento a la contratación de jóvenes, equivalente a la seguridad social, y que hoy se convierte en una política de Estado, reafirmada en la puesta en marcha de una verdadera transformación social para siempre: brindarle una matrícula universitaria pública gratuita y permanente a los más necesitados y a la clase media emergente.
Estos adelantos que surgen del esfuerzo y de la responsabilidad fiscal, nos permiten defender los logros sociales. Logramos la más importante reforma social de este siglo en Colombia y la aprobación de la más importante reforma fiscal, en materia de recaudo, que llega al 1,8 por ciento de nuestro Producto Interno Bruto, fortaleciendo, con ello, la regla fiscal de endeudamiento y la reducción del déficit, estableciendo una senda para estabilizar las finanzas públicas y asegurar una amplia red de protección social. Este ha sido un esfuerzo alcanzado sin populismo y sin afectar la competitividad de nuestras empresas.
Un llamado global
Estos logros en materia de salud, atención social y estabilidad fiscal se integran al Compromiso por Colombia, nuestra agenda de reactivación. Con inversiones privadas, públicas y público-privadas, ya muestra resultados económicos que alcanzan los mejores índices en el segundo trimestre de este año, el mejor de este siglo, por lo que avanzamos hacia un crecimiento superior al siete por ciento en el presente año 2021. Este New Deal colombiano es la mejor forma de recuperar el rumbo que la pandemia trajo a la Agenda 2030 y, además, nos acerca y nos orienta al cumplimiento de los objetivos de Desarrollo Sostenible.
Hoy hago un llamado global. Son muchos los países emergentes que frente a la amenaza del covid han aumentado su endeudamiento y su déficit fiscal. Muchos no han empezado a tramitar las reformas fiscales necesarias para pagar los gastos de emergencia, y hoy son evaluados por calificadoras de riesgo con ojos y criterios pre pandémicos. Frente a los altos niveles de endeudamiento y a las necesidades existentes, se requiere un consenso mundial liderado por el Fondo Monetario Internacional y los bancos multilaterales de desarrollo, que establezca nuevos criterios de riesgo mínimo fiscal durante la etapa de reactivación postcovid. De lo contrario, en el corto plazo, ante la demanda por endeudamiento y un aumento generalizado de costos del capital, podrá precipitarse una crisis de la deuda que traería mayores retrocesos y efectos recesivos globales.
Todos los retos y acciones que hoy abordamos ocurren en medio del mayor desafío para la humanidad: la crisis climática. Frente a este reto, Colombia actúa con determinación y compromiso moral.
Somos un país que tan solo representa el 0,6 por ciento de las emisiones globales del CO2, pero que se encuentra entre los más amenazados por los efectos del cambio climático. Nuestra acción requiere compromiso, AUDACIA y ejercer un liderazgo con el ejemplo. Por esto, llegaremos a Glasgow, a la COP26, con el compromiso de reducir nuestras emisiones de gases efecto invernadero en un 51 por ciento para el año 2030, y, también, alcanzar la carbono neutralidad en el año 2050.
El recorrido del camino ya empezó y lo reafirma nuestra rápida Transición Energética, que ya cuenta con una legislación propia, con la que expandiremos exponencialmente las energías renovables no convencionales para multiplicar, por 20 veces, la capacidad instalada y lograr la cero deforestación para el año 2030, el desarrollo de la economía circular, la articulación de la ruta del hidrógeno y la defensa total e irrestricta del Amazonas.
El limitado espacio fiscal, resultado del impacto de la pandemia, se convertirá en un obstáculo para cumplir estas metas si no desarrollamos herramientas globales. Por ello, le propongo a la comunidad mundial que, por un periodo de tiempo y con el apoyo del Fondo Monetario Internacional, se establezca una regla a partir de la cual todos los gastos e inversiones de acción climática estructural, puedan situarse por fuera de la línea tradicional de medición del déficit fiscal. Estas herramientas, al igual que los alivios y las condonaciones de deuda multilateral, frente a logros concretos en materia de acción climática, deben aplicarse cuanto ANTES y sin condiciones.
El atender las inversiones urgentes no puede quedar atrapado en debates políticos internos derivados de conflictos sobre la asignación de recursos. La acción ES YA, inmediata, y no la podemos aplazar. Nuestra región precisa fortalecer un financiamiento verde, lo que urge la capitalización del Banco Interamericano de Desarrollo y de la CAF o Banco de Desarrollo de América Latina.
La crisis migratoria
Colombia enfrenta la pandemia, actúa frente a la acción climática y, a su vez, atiende la peor crisis migratoria que golpea al planeta: la crisis de millones de venezolanos que huyen de la narcodictadura y de la infamia. El trabajo con la Organización de las Naciones Unidas y la Oficina del doctor Filippo Grandi, Alto Comisionado para los Refugiados, nos muestra grandes avances, como la de brindar Estatus de Protección Temporal a más de un millón doscientos mil migrantes venezolanos que viven en nuestro país.
Asumimos este reto sin ser un país rico y con un enorme costo fiscal. Esta situación requiere que, a través de las mesas de donantes establecidas se movilicen los desembolsos de los compromisos de la comunidad mundial. Por lo que hago un llamado en ese sentido.
Democracia y paz
Y aquí, me detengo para decirlo claramente: los diálogos entre el gobierno interino de Venezuela, que encarna la resistencia democrática y la narcodictadura, si bien dan alguna esperanza, NO NOS PERMITEN SER INGENUOS, pues el único desenlace efectivo de ese encuentro es la convocatoria CUANTO ANTES de una elección presidencial, libre, transparente y con una minuciosa observación internacional. Cualquier salida que perpetúe el oprobio dictatorial y le permita al régimen ganar tiempo, agudizará el mayor desastre humanitario que conozca nuestro continente. El fin de la dictadura ES el único camino viable para el bienestar del pueblo venezolano, y debe ser el propósito de la acción internacional.
Por otra parte, Colombia también avanza en la construcción de la paz con legalidad. Ni siquiera los efectos de esta cruel pandemia del covid-19 nos apartan del compromiso de cumplir con un país que quiere ver el fin de la violencia narco-terrorista. El débil acuerdo de paz firmado en 2016 con el grupo terrorista de las FARC, tiene hoy progresos significativos en el proceso de reincorporación de los excombatientes, como lo ha comprobado la Misión de Observación de la ONU.
Gracias a nuestro compromiso con los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial y la atención a las zonas más afectadas por la violencia, la Defensoría del Pueblo de Colombia ha destacado que en los tres años de nuestro gobierno se ha avanzado más que en los primeros 20 meses de implementación.
En ese marco, vamos rumbo a la mayor inversión en vías terciarias, a la mayor titulación de predios de nuestra historia, avanzando en la implementación del Catastro Multipropósito, con una agenda de equidad en la compra de productos rurales sin intermediación, que nos llevó a tener las mayores exportaciones agropecuarias de nuestra historia.
Aun así, los retos son grandes porque las disidencias de las FARC, el ELN y otros grupos criminales que nunca han apostado por la paz, persisten firmes, en sus atentados contra la vida de líderes sociales, líderes ambientales y personas en proceso de reincorporación.
A pesar de tantos desafíos, la Paz con Legalidad nos muestra que podemos tener grandes razones de optimismo. Registramos las menores tasas históricas de homicidios de las últimas décadas y, también, las menores tasas de secuestros, desde que se miden esos crímenes atroces, siempre sin perder de vista que el narcotráfico alimenta la violencia y tenemos que luchar, de manera firme, contra ellos. Hemos logrado las mayores incautaciones de alcaloides de la historia y la mayor erradicación mundial de cultivos ilícitos.
AVANZAMOS con determinación, pero podemos hacer la diferencia actuando juntos. En Colombia, más coca significa menos paz y menos medio ambiente. Cada gramo de coca consumido en las naciones que activan la demanda, significa un homicidio y un ecocidio en Colombia. Atender el preocupante aumento en el consumo de narcóticos es apremiante. Es HORA de la corresponsabilidad de la comunidad internacional.
La lucha contra el crimen y la consolidación de la Paz con Legalidad demanda que sigamos avanzando en la nula tolerancia frente a cualquier conducta de miembros de la Fuerza Pública contrarios a la constitución y la ley y que sigamos dando pasos sólidos para las reformas estructurales de la Policía Nacional, entre ellos, el fortalecimiento de la defensa irrestricta de los derechos humanos. Tenemos una Fuerza Pública patriota y comprometida y su mandato es obrar con la Constitución en la mano.
Las realidades que enfrentamos requieren de un fortalecimiento constante de la democracia para que sea el antídoto a los que pretender amenazar el Estado de derecho con odio y con fracturas sociales. Todo lo que podamos hacer por una democracia segura, es garantía de un mejor futuro.
En Colombia, los jóvenes han sido altamente golpeados por la pandemia, y hoy son los que lideran grandes debates sobre la acción climática, proponiendo políticas y acciones colectivas. Con ellos hemos firmado un PACTO por un verdadero cambio en las políticas que los benefician. En diciembre, habrá la primera elección, abierta y popular, para conformar los Consejos Municipales de Juventud. Un ejercicio sin antecedentes en la región latinoamericana, que validará a una ciudadanía juvenil como el camino efectivo para que prevalezcan las propuestas sobre las protestas.
Esta es la última ocasión en la que me dirijo a ustedes en condición de Presidente de Colombia. En el año 2018 les expuse nuestra agenda de legalidad, emprendimiento y equidad y, en este 2021, hemos mostrado que, a pesar de la coyuntura que nos impuso la pandemia, nuestra agenda sigue en marcha, se convierte en política de Estado y avanza con hechos. Avanza la Colombia de la vacunación masiva, avanza la Colombia de la reactivación segura, avanza la Colombia del mayor presupuesto social de nuestra historia. Avanza la Colombia de la Transición Energética y la acción climática, avanza la Colombia de la fraternidad migratoria.
La Colombia de la Paz con verdad, justicia, reparación y no repetición está en una ruta de acción clara.
Sabemos que son muchos los retos por sortear, muchos los obstáculos por superar, pero existe esta gran nación que reflexiona y piensa globalmente para ser ejemplo y generar progreso. Esa es la Colombia que soluciona los problemas de la democracia EN democracia, la que mira a la adversidad con la certeza de hacerla una oportunidad y la que NUNCA se amaina, ni se amainará, ante ninguna tormenta.