Nieta de 9 años: la única testigo de asesinato de líder en el Huila

El viernes, a eso del medio día, Marcelina Canacué venía caminando de la mano con su nieta de nueve años, luego de salir de una reunión de padres de familia.  La vereda Versalles, del municipio de Palermo, en los límites con Neiva, en el Huila, no suele ser un lugar de balaceras o hechos violentos.

Pero esa calma en la que suele estar sumida la vereda fue sacudida durante dos días seguidos. El jueves, un nieto de Marcelina, de 15 años de edad, tuvo un altercado con un hombre de la zona. Según el secretario de Gobierno de Neiva, Alfredo Vargas, en medio de la riña se escucharon tres disparos. En ese momento nadie salió herido. “Se está indagando sobre una denuncia penal que se instauró luego de que ocurriera ese enfrentamiento”, dice.

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Y el viernes ocurrió que un hombre abordó a Marcelina y le disparó en tres ocasiones y luego huyó. La única testigo del crimen fue la nieta, a quien a tan corta edad le tocó presenciar tan atroz escena. “Las autoridades están al tanto para el tema de protección de la menor”, continúa Vargas.

Marcelina hacía parte de la Junta de Acción Comunal de Versalles y pertenecía al movimiento Marcha Patriótica, colectividad a la que le asesinaron a tres de sus miembros el fin de semana pasado. El movimiento también registra 341 agresiones, 279 amenazas y 28 atentados.

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La región occidente del Huila, donde se presentó el asesinato de Marcelina, ha sufrido el rigor del posconflicto. Ese es el análisis que hace el secretario de Gobierno. En un lugar en el que las FARC ejercían una especie de control social, se han venido ahora presentando robos, atracos, abusos sexuales y otros delitos.

Con Marcelina, a lo largo de este año, han asesinado a 72 líderes sociales, según la ONG Somos Defensores. Los casos más recientes fueron los de Rodrigo Cabrera de Policarpa Nariño, Arley Monroy, de San Vicente del Caguán y Didier Losada, de La Uribe, Meta.