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Así era el carrusel
Miguel Nule le contó a la Corte Suprema cómo funcionaba el cartel de la contratación en Bogotá.
En los escándalos más sonados de la historia reciente de Colombia la prueba clave ha estado en una declaración de alguno de los involucrados. En el proceso 8000 fue la de Santiago Medina, que confesó la entrada de plata de narcotraficantes a la campaña de Ernesto Samper. Y en la yidispolítica, fue el testimonio de la propia congresista Yidis Medina el que dejó al descubierto que la reforma que permitió la reelección de Álvaro Uribe se había obtenido vía cohecho.
Ahora, la declaración de Miguel Nule a la Corte Suprema puede convertirse en el punto de quiebre del escándalo del llamado cartel de la contratación en Bogotá. Ya se sabía -según lo dicho por Nule en una ocasión anterior- que les habían exigido una comisión de 8 por ciento (6 supuestamente para los hermanos Iván y Samuel Moreno, senador y alcalde de Bogotá respectivamente, y 2 para el contralor distrital, Miguel Ángel Moralesrussi). Pero el testimonio que dio ante la Corte Suprema de Justicia en Panamá, el 16 de diciembre de 2010, hace una detallada radiografía de cómo funciona el cartel de la contratación, de cómo se pagan las 'mordidas' y entregó algunas pruebas.
Miguel Nule da detalles hasta ahora desconocidos de este escándalo que tiene en vilo a Bogotá. Por ejemplo, argumenta que el tamaño de las 'mordidas' puede llegar a ser tal que el anticipo que les da el Distrito a los contratistas -que es del 10 por ciento del valor total del contrato- corre el riesgo de gastarse en comisiones y no quede plata para arrancar.
De llegar a probarse, eso explicaría buena parte del caos que se presenta hoy en las vías de Bogotá, donde hay más de doscientos frentes de obra abiertos y se han puesto en manos de privados 3,6 billones de pesos. Nule explica cómo fue la 'mordida' que habrían tenido que pagar para ganarse el contrato de la troncal de TransMilenio de la 26 y cómo, a través de la firma de una especie de pagaré, habrían acordado pagar otras comisiones para ganar dos contratos más de mantenimiento de malla vial por 187.000 millones de pesos. Y también se atreve a decir que el senador Moreno le hizo saber que si no le cedía un negocio para poner estaciones de gasolina en la vía Bogotá-Girardot, ponía en riesgo los contratos del Grupo Nule con el Distrito.
Miguel Nule ya ha dado su testimonio ante la Procuraduría y la Fiscalía -de la cual SEMANA publicó algunos apartes a finales del año pasado-. Pero hasta ahora no se había revelado su declaración ante la Corte Suprema dentro del proceso que esta le adelanta al senador Iván Moreno, hermano del Alcalde de Bogotá, y a Germán Olano, quien fue hasta el año pasado miembro de la Comisión de Acusaciones de la Cámara.
La historia del escándalo comienza el 28 de diciembre de 2007, cuando se ganaron la licitación de uno de los tramos de la troncal de TransMilenio de la 26. Para ese entonces, los Nule -Miguel, Guido y Manuel- ya parecían estar en las grandes ligas de la contratación, pues en 2004 les otorgaron la doble calzada de la vía Bogotá-Girardot.
¿Cómo se la ganaron? Según el testimonio de Miguel Nule, las personas claves fueron Germán Olano y el contratista Julio Gómez, el mismo que apareció en una fotografía en un jet privado, con acordeonista y botella de whisky en mano, rumbo a las fiestas de Sahagún, Córdoba, al lado del controvertido contratista Emilio Tapia.
"Julio Gómez es quien me ayuda a lograr la adjudicación de TransMilenio", le dijo Miguel a la Corte. Y en su testimonio deja claro que en retribución por esa ayuda les dio al contratista Gómez y al congresista Olano -quien se lo había presentado- sendos contratos de 1.750 millones de pesos.
La Fase III de TransMilenio es una de las obras más grandes en ejecución hoy en el país, costaba en ese momento un billón 153.000 millones y hasta ahora ha aumentado cerca de medio billón más, pero lo dividieron en cinco etapas y la de los Nule era la mejor tajada: 318.300 millones de pesos. "Estábamos dos proponentes luchando la adjudicación de ese tramo y al otro ya lo habían rechazado. Se veía la intención del IDU de rechazarnos y de declarar desierto el proceso. Le pedimos a Julio Gómez, quien entendíamos tenía afinidad con la señora Liliana Pardo (la entonces directora del IDU) que nos apoyara. Julio Gómez manifestó que él de ahí (del contrato de los 1.750 millones) le pagaría un dinero a ella". El viernes pasado, la Procuraduría le abrió pliego de cargos a Liliana Pardo.
Cabe anotar que la Contraloría General revisó ese contrato de la calle 26 y encontró que una de las empresas del consorcio ganador, el de los Nule, tenía cancelada su matrícula. Según el ente de control, una irregularidad suficiente para no entregarles el contrato.
Lo cierto es que a los Nule les dieron el contrato el 28 de diciembre de 2007. Es decir, tres días antes de que Luis Eduardo Garzón terminara su periodo como alcalde. Liliana Pardo firmó la adjudicación y fue ratificada en su cargo por el alcalde Samuel Moreno.
Pero la obra solo comenzó seis meses después, en junio de 2008, según el acta de inicio. Y mientras tanto, los bogotanos no salían de su asombro al ver unas mallas verdes en esa vía arteria de la capital, detrás de las cuales no pasaba nada. Los Nule dicen que cuando les adjudicaron la obra no tenían todos los diseños, ni se había comprado siquiera la mitad de los predios. ¿Cómo puede entregar el Distrito un contrato en esas condiciones? ¿Por qué lo reciben los Nule?
En ese mismo 2008, en el segundo semestre, según contó en otra declaración a la Procuraduría, Miguel Nule conoció al senador Iván Moreno en Miami. Miguel se lo contó en su momento en detalle a la Procuraduría: "Eso fue en el Starbucks ubicado en la 168 con avenida Collins (…). Esa reunión la concertó Álvaro Dávila para que nos conociéramos y escucháramos de viva voz de Iván Moreno que podíamos confiar en las pretensiones económicas que nos hacía Dávila".
Álvaro Dávila es un abogado conocido en los círculos sociales de Bogotá, socio de la firma Dávila y Dávila Asociados, que hasta diciembre de 2009 asesoró a cinco entidades del Distrito. Conoció a los Moreno desde el colegio y luego volvió a verse con Samuel en la Facultad de Derecho de la Universidad del Rosario. Según Miguel Nule, la cercanía es tal que en las reuniones Álvaro Dávila le decía a Iván Moreno 'Chiqui'.
Cuando Miguel Nule habla de que el propósito de la reunión en Miami era escuchar del senador Iván Moreno que podían confiar en lo que les decía Dávila, se refiere a que en diciembre de ese año, 2008, iba a darse otra gran repartición de contratos del Distrito. Esta vez, los de mantenimiento de malla vial por cerca de 700.000 millones de pesos. El IDU dividió en seis zonas a Bogotá, y empresas de los Nule (en consorcio con empresas del ya mencionado Julio Gómez) se quedaron con dos de ellas y les fueron entregados 187.400 millones de pesos para hacer reparcheo de calles en el centro y el sur de Bogotá.
Ganaron esos dos contratos, dice Nule, luego de que, tras varias reuniones con Álvaro Dávila, acordaron pagar una comisión del 6 por ciento del total del contrato a Iván Moreno y del 2 por ciento al contralor Miguel Ángel Moralesrussi. "Yo llegué a acuerdos con Álvaro Dávila, que representaba los intereses de Iván Moreno. Como me lo había dejado saber Iván Moreno", enfatiza Nule. Y más adelante lo ratifica: "En una de las reuniones con Iván Moreno, deja claridad que el 6 por ciento es manejado por él".
El magistrado que toma la declaración le pregunta: "¿La adjudicación de esos dos contratos la tomó usted como el cumplimiento del acuerdo al que llegó con Álvaro Dávila?", Y Nule responde: "Sí".
La comisión no es de poca monta. De ser cierto lo dicho por Miguel Nule, serían 10.800 millones de pesos para los hermanos Moreno y cerca de 3.500 millones para el Contralor. Una cifra nada despreciable. Y menos si se tiene en cuenta que esos contratos apenas equivalían al 5 por ciento del total contratado en vías en la capital.
Y es ahí donde Miguel revela la manera como se fraguaba el pago de la 'mordida' que viene a ser la nuez del modus operandi del llamado cartel de la contratación. El magistrado le pregunta: "¿Del acuerdo al que llegó con Álvaro Dávila acerca del pago de los porcentajes por los contratos de malla vial quedó constancia escrita?". Nule contestó: "Existe un contrato original. Nosotros tenemos copia y se le entregará a la Fiscalía". Y luego explica que los representantes legales de cada uno de los consorcios que ganaron los dos contratos de la malla vial firmaron con Dávila un "contrato de garantías de pago" (una especie de pagaré) por el monto total de las dos comisiones, es decir, poco más de 14.000 millones de pesos.
Dávila, para refutar a Miguel Nule, dijo a la Procuraduría que en su contabilidad lo único que entró por esos contratos de malla vial fueron 500 millones de pesos por concepto de pago como gestor de los negocios, Y Nule contraargumenta ante la Corte que esos 14.000 millones de pesos no se reflejan en la contabilidad de Dávila y Dávila porque lo que firman es un compromiso. Y en realidad, la plata de la coima se cancela es a través de una triangulación sencilla: los Nule les pagan a uno o a varios contratistas de la obra, que pueden ser de fachada y solo sirven de canal, para hacerles llegar la 'mordida' a sus destinatarios.
En palabras de Miguel: "Los pagos se hacen del contrato principal a un contratista de obra (…) Ese contratista o subcontratista le entregaba los dineros al señor Iván Moreno, esto se hace usualmente en pagos en efectivo o transferencias a cuentas en paraísos fiscales. Si se hace un trazado de los subcontratistas que tuvieron mayores montos, podrían determinar que de ahí eventualmente existieron pagos a empresas en el exterior". Y promete pruebas: "En caso de movimientos de dinero desde la cuenta principal hacia algunos subcontratistas, se lo informaré a la Fiscalía".
¿Los Nule pagaron o no los 10.800 millones de pesos a los Moreno?
Miguel se niega a responder al magistrado diciendo que es parte de lo que dirá a la Fiscalía para tener derecho al principio de oportunidad, que es una gabela que da la justicia a quienes colaboran y que los exime de ser investigados. Sin embargo, a lo largo de su testimonio prácticamente da por hecho que el pago sí se dio. "En la grabación Olano menciona que les advirtió a Iván y a Samuel que ellos ya habían recibido su 6 por ciento y que no podían quitarle el 2 por ciento al Contralor", dice Nule, refiriéndose a una conversación que tuvo con Germán Olano, que él mismo grabó sin que el ex congresista supiera, y de la cual se conocieron algunos apartes el año pasado.
Miguel Nule le cuenta luego a la Corte Suprema sobre tres reuniones que habría tenido con Iván Moreno después de que les adjudicaron los contratos de la malla vial y antes de abril de 2009. La primera de esas reuniones fue en la casa de Álvaro Dávila, y las otras dos, en la legendaria casa de la familia Moreno Rojas, en Teusaquillo. En esas reuniones -insiste el contratista en su declaración a la Corte-- lo que le interesaba a Iván Moreno era que los Nule le dieran en arriendo dos áreas exclusivas de la doble calzada Bogotá-Girardot para montar estaciones de gasolina. "Me hizo saber que más que un negocio grande por su tamaño, era de vital importancia por lo que significaba para su esposa, Lucy, que se encargaba de manejar esa empresa".
A Nule no le sonó el negocio. En primer lugar, porque Iván solo le ofrecía dos millones mensuales por cada zona "cuando el valor de un predio como ese era de al menos 25 millones cada uno", y, en segundo lugar, porque según él era una decisión de la junta directiva de esa concesión. "Iván utilizó términos como: ¿Por qué poner en riesgo todo lo que hay en el Distrito por unas simples áreas de uso exclusivo? -recuerda Miguel Nule-. Estaba siendo totalmente amenazante".
Sobre las dos reuniones en la casa de Teusaquillo, el contratista describe hasta el más mínimo detalle. Habla de los muebles, las fotografías y hasta de que en una de las reuniones "a la entrada de la escalera venía el doctor Samuel Moreno padre, quien estaba impecablemente vestido". Eso fue en la segunda reunión, cuando, afirma Nule, "tomé la decisión de firmar unilateralmente un contrato pasando por encima de la junta directiva de la concesión".
"El contrato de entrega de esa zona, la minuta del contrato, la envió Álvaro Dávila a través de su correo personal a mi correo -explica Nule-. Luego, lo llena Luis Monterrosa (empleado de los Nule) de acuerdo con los nombres que le da la oficina de Álvaro Dávila; Monterrosa lo firma y lo envía a Dávila".
Sin embargo, el tire y afloje no terminó en nada, porque para cuando llegaron al acuerdo, según el relato de Nule, también se dio "el momento de ruptura de la administración distrital con nosotros". No explica el motivo.
SEMANA buscó al abogado Dávila y a Iván Moreno, para confrontar lo dicho por Miguel Nule. La abogada de Moreno dijo que no era posible contactar a su cliente antes del cierre de esta publicación, pero que nada de lo que ha dicho Miguel Nule es cierto "y no está probado dentro del proceso". Dávila, por su parte, se excusó de responder porque estuvo en interrogatorio el martes en la Fiscalía y, por ende, sus declaraciones ya están bajo reserva. Sin embargo, fuentes cercanas al caso dijeron a SEMANA que Dávila negó de plano haber sostenido reunión alguna con Miguel Nule e Iván Moreno, o haber servido de intermediario entre las dos partes. También negó haber firmado cualquier contrato de garantía de pago, y explicó que sí hizo una minuta sobre el tema de las estaciones de gasolina, pero negó que fueran para la esposa de Iván Moreno. "Las hice en blanco, a petición de los Nule", dijo.
Para ese entonces, mediados de 2009, ya había comenzado el dolor de cabeza para los Nule en Bogotá. El florero de Llorente no fue, como se ha creído hasta ahora, el contrato de TransMilenio de la calle 26, sino el de la malla vial. "Cuando se hace el acuerdo para pagarle al Contralor el 2 por ciento y el 6 por ciento a los Moreno, se genera un problema -explica Miguel Nule-. Al Contralor no le pagan su 2 por ciento y se inicia una clara persecución de Moralesrussi contra nosotros".
Y añade: "nuestros socios, Julio Gómez y asociados, tenían el compromiso de pagar ese dinero, sin embargo, entiendo que no lo hicieron (…) El Contralor y todos los demás decían que los que le robaron la plata fuimos nosotros. Es por eso que él acude a Germán Olano para que nos informe que se va a meter contra la calle 26. Y Germán, para que no se metiera con nosotros, le pidió que se aguantara, que él, de los 1.750 (millones), le pagaba algo".
Eso ocurrió en los últimos meses de 2009. Tal y como se supo cuando Caracol Radio reveló apartes de la grabación entre Olano y Nule. Según el audio, el contralor Moralesrussi, para junio de 2009, estaba muy molesto y se lo había hecho saber a Guido Nule en septiembre de ese mismo año. En esa reunión, el Contralor le habría dicho que el intermediario entre ellos era Olano y no Dávila.
Lo que Miguel Nule le dice ahora a la Corte es que "Olano se ofreció como apoyo para que el Contralor no nos siguiera persiguiendo, encontrando una salida que era que le pagáramos los 1.750 millones de pesos (los que no se ejecutaron un tiempo atrás), de los cuales 1.000 millones fueran un aporte para su campaña y el resto, para el Contralor".
Es curioso, pero esos montos, en principio, no coinciden con los que Olano menciona en la grabación. La del entonces congresista dice "Entonces yo fui y le hablé al Contralor de eso y le dije 'tranquilo, yo no necesito sino pa' mi campaña'; entonces eran 2.200 millones, yo me mamo 1.100, la misma cifra que ya he manejado, y yo te entrego a ti el otro 50 por ciento", dice Olano. Aparentemente, hablaba de otra 'mordida' distinta.
Sea el monto que sea, lo que sí afirman uno y otro es que el Contralor estaba molesto con los Nule porque no le había llegado su cuota.
Pero un nuevo dato que sorprende es que Nule revela a la Corte nuevos apartes de la grabación. Dice que Olano también cuenta que el Contralor estaba haciendo una gestión ante el IDU para que este le diera un 4 por ciento adicional de anticipo (es decir, pasar del 10 al 14 por ciento) para que le pudieran pagar. Si la solicitud existió, no fue atendida. Sin embargo, Miguel Nule deja constancia de una consecuencia fatal para los intereses de Bogotá: "Hay una desfinanciación de la obra, dado que con un anticipo del 10 por ciento no se podía empezar a ejecutar si se le restaba el valor de las pólizas y timbre, equivalente al 1 o 2 por ciento, y si se le hubiese pagado al Contralor y a los Moreno al mismo tiempo (eso en caso de haberse pagado, que lo diré en la Fiscalía)".
Según los Nule, el contralor Moralesrussi encuentra en la obra de la troncal de la calle 26 un mecanismo de presión para que ellos le cumplieran con su pago. Y por eso, dicen, comenzó a tildarlos de "pirámide empresarial", en febrero de 2009. Luego, dice que se vieron obligados a ceder el contrato a quienes ellos no querían. Porque de no ser así, se los caducaban, con graves consecuencias económicas para ellos.
Por supuesto, esta es la versión de los Nule. Tres jóvenes que subieron como palma en las grandes ligas de los negocios. La contralora Sandra Morelli ha dicho que tenían cerca de 70 contratos en todo el país. Ellos han construido un relato de los hechos para presentarse como las víctimas. Pero,si bien pueden tener razón en buena parte de lo que dicen, y eso lo dirán las autoridades que están investigando, difícilmente se encuentra en Bogotá alguien que crea en la inocencia de ellos.