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Así cayó el temido ‘Chulo’, uno de los criminales más poderosos del Clan del Golfo; su afición por las apuestas lo delató
SEMANA revela la historia criminal de uno de los hombres más poderosos del Clan del Golfo. Se creía inmune gracias a la santería, pero su afición por el juego y las apuestas lo hicieron caer.
Un hombre de guerra, sanguinario, obsesivo con los juegos de azar y que se consideraba intocable porque su protección iba más allá de los hombres que lo rodeaban, pues se encomendaba en ritos que realizaba con santeras que llevaba hasta sus cambuches, este es Jesús Albeiro Cardona, alias el Chulo, encargado de coordinar el envío de cientos de toneladas de cocaína a Centroamérica y Europa para el Clan del Golfo, quien fue capturado en un gigantesco despliegue del grupo de operaciones especiales de la Policía.
SEMANA revela la aterradora historia del Chulo, un curtido delincuente con más de 25 años de carrera criminal, quien se había convertido en el terror de niños y adolescentes en la región del Chocó y Antioquia, a quienes engañaba con juegos, regalos y falsas promesas, para reclutarlos y ponerlos al servicio de la máquina de guerra del Clan del Golfo.
El Chulo no era un bandido cualquiera, era la mano derecha de Jovanis de Jesús Ávila, alias Chiquito Malo, sucesor de alias Otoniel en la jefatura del Clan del Golfo. Este curtido criminal tenía entre sus misiones tomarse a sangre y fuego los territorios y rutas de tráfico del ELN en la región y aniquilar a los hombres de esta guerrilla. Lo hacía sin compasión, era sanguinario. Según las versiones, que son materia de investigación, presuntamente ordenaba degollar a sus enemigos, siempre delante de otras personas, para mandar un mensaje de lo que le podría pasar a quien se le atravesara en el camino.
Tras la captura y extradición de Otoniel, los objetivos principales de las autoridades son sus sucesores, Chiquito Malo y Siopas, y en la ofensiva que realizaron hombres de inteligencia y comandos de la Policía en las últimas semanas, fueron arrinconando a varias de las estructuras armadas, entre ellas la Carlos Vázquez, que comandaba el Chulo, ahí cayó.
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Sabía que le pisaban los talones, no se quedaba quieto en un campamento por más de un día, andaba con un escuadrón de hombres armados hasta los dientes con fusiles y granadas, era un hombre escurridizo, pero los comandos de inteligencia sabían que su obsesión por los juegos de azar lo llevaba siempre al mismo sitio: un caserío remoto donde acostumbraba a jugar billar, naipes y hacía jugosas apuestas.
Ese fue su talón de Aquiles. Justo en ese billar, uno de sus hombres de confianza terminó entregando información clave para su captura. SEMANA conoció que para su escolta se trató de un asunto de supervivencia. En una noche de tragos, juegos y apuestas, el ahora soplón le ganó la partida al Chulo, quien se sintió ofendido y burlado delante de sus hombres y firmó una sentencia de muerte.
Esa noche, sin que el Chulo lo notara, escuchó cuando les decía a sus propios compañeros que había que matarlo “por tramposo”, de inmediato, y aprovechando la oscuridad, se les voló, sabía que lo iban a cazar y buscó refugio en las autoridades, que ya tenían claros los movimientos de este poderoso criminal. Les confirmó datos clave como sus últimas rutinas, horarios y rutas para finalmente capturarlo.
En el billar, en el municipio de Carepa, Antioquia, la carambola la terminaron haciendo las autoridades. En un robusto operativo con más de 20 hombres armados y apoyados por helicópteros le llegaron, sus secuaces huyeron y sus dos escoltas principales no alcanzaron a oponer resistencia, rápidamente pusieron sus armas en el piso y se rindieron.
“Ya perdí, ustedes ganaron, tranquilos”, fueron las palabras del Chulo cuando cayó. En la maleta de mano que acostumbraba llevar le encontraron cerca de 50 millones de pesos en efectivo, pero no se quiso identificar, dijo que no tenía cédula. Sus hombres entregaron pistolas, granadas, municiones y elementos que los identificaban como miembros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.
Sobre este golpe al Clan del Golfo, el director de la Policía, general Henry Sanabria, dijo que hace parte de una megaofensiva contra el crimen diseñada con el ministro de Defensa y denominada Plan Operacional San Pedro Claver, cuya estrategia es proteger las comunidades de las organizaciones multicrimen.
Reportes a Chiquito malo
La clave para las autoridades estaba en los dispositivos electrónicos y celulares que le incautaron. El contenido revelaba su responsabilidad en el embarque y contaminación de buques con cocaína para enviar a sus socios en Europa y Centroamérica, a donde enviaba cerca de cuatro toneladas de cocaína mensualmente. También había fotos de los cuadernos con las cuentas, escritas con su puño y letra, en los que detallaba los cargamentos, quiénes participaban y hacia dónde iban.
Por ejemplo, se lee el “Proyecto los bajos”, en clave para referirse a los Países Bajos, en Europa, en donde con fecha de julio 5 de 2022 reporta el envío de 630 unidades –panelas de cocaína– y quiénes eran los responsables de sacarlas y recibirlas al otro lado del Atlántico.
El Chulo era la sombra y hombre de confianza de Chiquito Malo, así que estos reportes que dejaba registrados en fotografías eran enviados a través de correos humanos a su jefe.
Otras cuentas hablan del proyecto “sombrerones”, esta vez haciendo referencia a socios mexicanos. En este aparte hay un inventario de quiénes son los encargados del envío. Hay varios nombres y las autoridades ya lograron identificar que en los registros él mismo se hacía llamar como “el ave”. También están los pagos a cada uno de los socios, todos marcados con nombres en clave.
Reclutamiento de menores
El Chulo era un auténtico terror para los niños, en las imágenes encontradas en sus celulares es evidente cómo recluta a menores que ni siquiera alcanzan los 10 años. Regalos, dinero y hasta fiestas en las que participaban incluso los padres de los niños eran los señuelos con los que los arrebataba para sumarlos a las filas del Clan.
Son fotos aéreas, tomadas con drones, que este experimentado delincuente acostumbraba a utilizar en la guerra sin cuartel que emprendió contra el ELN, para identificar sus movimientos y encontrar el momento exacto para atacar. Pero lo que sorprendió a los investigadores es que estos artefactos los usaba para hacer seguimientos a la Policía, en medio de los macabros planes pistola que emprendió el Clan del Golfo y que cobró la vida de más de 30 uniformados a principios de este año.
En la guerra contra el ELN se valía de todo. En las pruebas recaudadas se ve cómo pagaba por fotos, identificación e información de integrantes de esta guerrilla que luego presuntamente mandaba a matar para sacarlos del camino.
Santería y joyas
El Chulo era un objetivo de alto valor difícil de atrapar, pero él mismo consideraba que esta inmunidad la lograba no solo por su experiencia de más de 25 años delinquiendo en el monte, sino por ayuda “divina” que le era entregada por las santeras que le daban amuletos y le hacían rezos para evitar su caída, tal como lo hacía su compinche, el despiadado Nelson Darío Hurtado Simanca, alias Marihuano.
Era frecuente ver a esas mujeres en el campamento haciendo ritos con sacrificios de animales, baños en sangre, velas y altares, que se convertirían, a su juicio, en una inmunidad contra las autoridades que le seguían los pasos.
Como suele ocurrir con estos delincuentes de alto perfil, no encuentran en qué gastarse las millonadas que reciben por el negocio criminal del narcotráfico, en medio del monte, el Chulo gastaba su plata en costosas joyas, anillos y relojes, su favorita era una gruesa cadena, con un dije en oro blanco y piedras preciosas, con la imagen de la Virgen María.
La captura se dio en medio del Plan San Pedro Claver, con el cual ya se han desarrollado 339 operaciones. El énfasis es atacar las finanzas de los dueños de la droga, incautándose 7.678 bienes por un valor de 3,5 billones de pesos, como señala el general Sanabria, “con el delito no se negocia, se actúa con contundencia”.
Tras su captura, el Chulo, haciendo honor a su apodo, se quería volar, tal como en su momento lo hizo el criminal alias Matamba, de la cárcel La Picota. Este plan, que contemplaba la entrega de millonadas a sus custodios, fue identificado por las autoridades en su sitio de reclusión en Apartadó, y tuvo que ser reforzado todo el esquema de seguridad. Ahí le cortaron el vuelo, que posiblemente volverá a levantar si llega una solicitud de extradición de los Estados Unidos.