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Así fue la última vez que Gilberto Rodríguez Orejuela se vio con su hermano Miguel
Desde hace más de una década, los dos exjefes del Cartel de Cali se encontraban en diferentes cárceles en los Estados Unidos. En 2012 fue la última vez que se vieron en medio de un chequeo médico, los agentes no les dejaron ni saludarse.
Este miércoles se confirmó la muerte de Gilberto Rodríguez Orejuela, el exjefe del Cartel de Cali, la organización que conformó junto a su hermano Miguel y que en la década de los noventa se convirtió en la mayor organización traficante de cocaína a los Estados Unidos. El poder de este Cartel se acrecentó tras la muerte de Pablo Escobar Gaviria, jefe del Cartel de Medellín.
De esta forma, los dos hermanos se convirtieron en el objetivo número uno de las autoridades colombianas y estadounidenses. Por información que permitiera su captura se ofrecían tres mil millones de pesos, una cifra récord para la época. A diferencia de su archienemigo, los jefes del Cartel de Cali ―la mayoría de sus hombres― mantenían un estilo de vida de bajo perfil.
En su personalidad, los Rodríguez Orejuela eran totalmente diferentes: mientras que Gilberto, conocido como El Ajedrecista, era impulsivo y vengativo; Miguel, alias El Señor, era una persona mucho más calmada, dada a analizar cada situación y evitar confrontaciones.
Desde hace una década los hermanos perdieron contacto. Esto después que las autoridades de ese país tomarán la decisión ―por motivos de seguridad― de trasladarlos a cárceles diferentes dentro del mismo Estado. Pese a las insistencias hechas por su defensa, jamás se les permitió volver a estar en un mismo espacio.
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En el año 2012, por casualidades de la vida, los dos capos se encontraron en un Hospital de la Florida al que fueron trasladados para un chequeo médico de rutina. Pese a la cercanía, no pudieron cruzar palabra ya que fueron separados por los agentes carcelarios que los custodiaban.
Estando a un metro y medio de distancia, un vidrio separó a los inseparables hermanos que crearon un emporio criminal en Colombia. Los agentes evitaron siquiera que se saludaran y se estrecharan la mano. Esa fue la última vez que se vieron en persona.
Pese a las constantes peticiones y solicitudes para que se reencontraran, las leyes de los Estados Unidos, tan severas en algunos casos, impidieron la tan anhelada reunión. Igualmente, le negaron a Gilberto la petición de libertad anticipada al considerar que su estado de salud no era tan grave para recibir este beneficio.
Los hermanos Rodríguez Orejuela fueron extraditados a los Estados Unidos en el 2004. Dos años después, luego de una negociación con las autoridades de los Estados Unidos, recibieron una condena de 30 años de prisión. En el acuerdo se fijó la entrega de propiedades y 2.100 millones de dólares para la reparación de las víctimas. Los narcotraficantes pidieron especial protección para sus familiares.
En Colombia tenían pendientes dos condenas por narcotráfico dictadas por jueces sin rostro. La primera se emitió el 17 de enero de 1996, después que los narcotraficantes aceptaran cargo y se comprometieran a la entrega de información. En el fallo, Gilberto Rodríguez fue sentenciado a diez años y medio de prisión y el pago de una multa de ocho millones de dólares.
El fallo fue cuestionado por los gobiernos de Colombia y de los Estados Unidos, que la calificaron como relativamente baja frente a la gravedad de los hechos. Un año después, es decir en 1997, recibieron una condena de 22 años de prisión por el envío de cocaína a Costa Rica en el año de 1989. En esa oportunidad fueron hallados culpables de los delitos de narcotráfico y concierto para delinquir agravado.