JUDICIAL

Así sacan el oro de contrabando en Colombia

La Fiscalía descubrió una sofisticada red que al mismo estilo de los narcotraficantes logró traficar 19.000 millones de pesos en lingotes de oro hacia Panamá, usando correos humanos. ¿Cómo funciona?

23 de agosto de 2019
Así sacan el oro de contrabando en Colombia. | Foto: Cortesía Fiscalía

El mercado ilícito de oro en Colombia acaba de sufrir uno de los golpes más duros por parte de las autoridades. Fue así cómo quedó al descubierto una sofisticada manera de contrabandear ese metal precioso usando técnicas similares a las empleadas por los narcotraficantes.

Se trata de una red que camuflaba o mimetizaba lingotes de oro usando a personas que actuaban como correos humanos que salían del país con destino a Panamá a través de los aeropuertos de Palmira (Valle), Barranquilla (Atlántico), Bucaramanga (Santander) y Bogotá. Las autoridades tienen claro que ese proceso se hacía con la complicidad de funcionarios aeroportuarios.

“Se trata de un modelo ilegal y sistemático de salida y entrada de oro al país, a través de correos humanos que viajaban entre Colombia y Panamá, mimetizando en accesorios y camuflado con la complicidad de funcionarios públicos en los aeropuertos del país”, explicó Andrés Jiménez, fiscal delegado contra las Finanzas Criminales.

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Las autoridades estiman que esa red logró contrabandear cerca de 19.000 millones de pesos en oro y que esa estrategia se hizo en coordinación con varios eslabones de una cadena ilegal que incluye joyeros y conocedores del mercado, “en Colón (Panamá), el oro era vendido a las comercializadoras Gold América y Alpha Trading, quienes pagaban con joyas elaboradas en oro italiano”, explicó el fiscal Jiménez.

Se trata de una red que camuflaba o mimetizaba lingotes de oro usando a personas que actuaban como correos humanos que salían del país con destino a Panamá a través de los aeropuertos de Palmira (Valle), Barranquilla (Atlántico), Bucaramanga (Santander) y Bogotá.

Agregó que esa mercancía recibida a cambio “la transportaban los correos humanos a Colombia, la ingresaban subrepticiamente y, posteriormente, la entregaban a los señalados cabecillas de la estructura que se encargaban de distribuirla en su red de joyerías y a comerciantes que tenían negocios en Bogotá, Bucaramanga, Barranquilla, Medellín, Cali y otras ciudades capitales”.

En la operación que duró tres años de investigación, fueron capturadas ocho personas, entre ellas un funcionario de Migración Colombia y de igual manera se ocuparon bienes con fines de extinción de dominio por valor de 60.000 millones de pesos. Y en las diligencias de registro y allanamiento realizadas, los investigadores se incautaron 1.800 millones de pesos en efectivo, 500.000 dólares y cerca de 80 kilogramos de oro puro colombiano cuyo valor podría ascender a 12 mil millones de pesos.

En Bucaramanga fueron detenidos tres de los señalados articuladores de la estructura: “Fernando Villamizar Parada, su esposa Verenice Cáceres Borrero, y Frantz Ramírez Jones”, dice el boletín oficial de la Fiscalía. De otra parte en Cali fueron aprehendidos “Carolina Valle Salomón, señalada de ser coordinadora del andamiaje ilegal y sindicada del manejo de divisas; así como Yobany Flórez Arango, funcionario de Migración Colombia adscrito al Aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de Palmira”.

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“Elvis Monzón Gómez, uno de los presuntos comercializadores de las joyas de oro italiano fue detenido en Barranquilla; mientras que Ernesto Andrés Montenegro Chaparro y Nasly Sofía Cohen Palma cayeron en diligencias cumplidas en Bogotá”. Todos serán imputados por concierto para delinquir, lavado de activos y contrabando.

Así operaban

Según las autoridades, todo el proceso ilegal comenzaba con los mineros ilegales y dueños de fundidoras en Antioquia, Santander y la región del Magdalena Medio quienes vendían directamente el oro en lingotes a tres de los denominados articuladores del tráfico ilegal.

Luego esas personas se encargaban de contactar a los correos humanos, que eran los mismos conocedores del negocio ilícito y con registros de 10, 20 y hasta 30 movimientos migratorios a Panamá. Ellos, según la investigación de la Fiscalía, recibían las barras, programaban los viajes y en los aeropuertos evadían los controles aduaneros y de seguridad en dos modalidades.

Para ocultarlo bañaban el oro en plata o acero y lo mimetizaban en elementos como cadenas, correas de bolsos, pulseras y llaveros, entre otros elementos de bisutería. De esa forma los viajeros portaban y lucían los accesorios como si fueran complementarios al vestuario. Así burlaban, con varios kilogramos de oro, todos los controles aeroportuarios como el escáner y el mismo personal de seguridad.

Una vez en Panamá los viajeros declaraban el oro y lo llevaban hasta las oficinas de Gold América y Alpha Trading, en Colón, donde les entregaban joyas de oro italiano a cambio.

“El material probatorio indicaría que en cada vuelo hacia Panamá coincidían entre tres y cuatro correos humanos, cada uno con sus respectivos accesorios en oro”, explicó la Fiscalía.

En los seguimientos que cuentan con registro fotográfico y videos, las autoridades lograron establecer que los viajeros llegaban a los aeropuertos de Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga y Palmira, “y entregaban los lingotes a funcionarios que tenían libre acceso por las terminales. Los servidores que cumplían funciones en aduanas, migración o seguridad cruzaban por los diferentes filtros sin generar sospecha y entregaban el metal a los correos humanos en las salas de abordaje, antes de ingresar a los aviones”.

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Esa misma investigación permitió establecer que cada funcionario reclutado por la red criminal, “recibía entre 2 y 4 millones pesos por facilitar el paso del oro, la cifra variaba según la cantidad y, al final del ‘encargo’, se debía tomar una fotografía (selfie) con el correo humano y enviarla a los cabecillas de la estructura para recibir la aprobación del pago”.

Una vez en Panamá los viajeros declaraban el oro y lo llevaban hasta las oficinas de Gold América y Alpha Trading, en Colón, donde les entregaban joyas de oro italiano a cambio. De retorno, los correos humanos traían la mercancía en pequeñas bolsas blancas adheridas a su cuerpo u oculta en el equipaje para evadir los controles y no registrarla ante las autoridades aduaneras.