Nación
Así se ejecutó la Operación Esperanza con la misión de encontrar a los niños en la selva del Guaviare; conozca los detalles
Luego de cuarenta días, los menores fueron hallados. Aviones fantasma, kits de supervivencia y grabaciones de su abuela en su lengua indígena fueron determinantes.
La tarde de este 9 de junio quedará en la memoria de los colombianos. La Operación Esperanza, que comenzó cuarenta días atrás, llegó a su fin: los cuatro menores perdidos en la espesa selva del Guaviare y el Caquetá fueron hallados por las Fuerzas Militares, la comunidad indígena y algunos voluntarios de la ONU. Se trata de Lesly, de 13 años; Soleiny, de 9 años; Tien, de 4 años, y Cristín, de solo 1 año de edad.
La búsqueda de los menores comenzó el 1.° de mayo, fecha en la que una avioneta tipo Cessna 206 se accidentó en el suroriente colombiano, dejando un saldo de tres personas muertas. Hoy, casi seis semanas después, la esperanza pudo más que los obstáculos.
Tampoco lo fue para los más de 150 uniformados destinados a hacer hasta lo imposible para hallarlos: en las noches, por ejemplo, contaron con el apoyo de un avión fantasma de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) lanzando bengalas en puntos específicos para guiarlos.
Tendencias
El mayor Wilber Rivera, quien dirigió la Operación Esperanza, le contó a SEMANA los pormenores de cómo transcurrieron los días.
“El terreno en que nos encontramos es totalmente húmedo, como el que caracteriza a la selva de Colombia, una selva tropical, el 90 % de las 24 horas del día hay lluvias y tormentas”, comentó el uniformado.
En medio de la selva, no faltaron ideas para encontrar a los menores. Su abuela, por ejemplo, realizó una grabación en su lengua indígena dirigida a los pequeños, en especial a Lesly, de 13 años, pidiéndole que no se alejaran de la zona para qué los pudieron hallar.
“Al principio hablé con Fidencio, el abuelo, que me dijo por teléfono que todo dependía de la selva. Que la selva o no los dejaba o que los devolvería. Así que la madre selva los devolvió”, comentó este viernes el presidente Petro, refiriéndose a la cosmovisión de la familia de los menores.
Entretanto, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) dispuso de unos kits de supervivencia para que fueran lanzados en distintos puntos clave, con el fin que los menores desaparecidos pudieran encontrarlos y alimentarse.
Desde los helicópteros también se brindó apoyo a quienes buscaron día y noche sin perder la fe; fueron alrededor de 250 personas. Recibieron porciones de arroz chino para recargar energías dentro de la labor titánica que realizan en el marco de la Operación Esperanza.
En la búsqueda de los niños también participó su padre, Manuel Ranoque, que pese a la angustia de no hallarlos, mantuvo la frente en alto.
“Anímicamente, puedo decirle que no estoy bien porque esto es un golpe duro, pero sí tengo mucha fe en que posiblemente estaré con mis hijos, con mi familia que es lo más importante. Aquí en donde estamos no ha sido nada fácil, ustedes mismos se dieron cuenta cómo está el clima, esto está lluvioso, no ha sido posible, nosotros hemos esculcado todo este monte”, comentó Ranoque.
Durante las labores de búsqueda hubo momentos que avivaron la confianza, como la localización, en dos lugares diferentes, de dos pañales, una tapa de tetero y una carcasa de celular. Por supuesto, se registraron eventos que bajaron la moral del equipo entre uniformados, indígenas y voluntarios, incluso de todo el país: cuando se envió una falsa alarma sobre el hallazgo, en la que incluso cayó el presidente Petro.
Hoy, sin embargo, como dijo el jefe de Estado, los niños se salvaron gracias a su conocimiento del territorio y fueron hallados gracias a una Operación Esperanza a la que le hizo fuerza todo un país. “Encontraron un perro y se defendieron solos. Es su aprendizaje de vivir en la selva lo que los ha salvado. Son niños de la selva y hoy son niños de Colombia”, afirmó.