JUDICIAL
Así secuestran las disidencias de las Farc en el Cauca
SEMANA revela audios de la manera como operan esas bandas criminales. La Policía acaba de capturar a cuatro de sus integrantes que exigían tres mil millones de pesos por la liberación de un agricultor.
Desde que se firmó el acuerdo de paz a finales de 2016 entre el Gobierno y las Farc, en Colombia se habla con frecuencia de los temidos grupos disidentes, aquellos guerrilleros que se negaron a entregar sus armas y reinsertarse a la vida civil.
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Desde entonces, en varias regiones del país se vienen escuchando los mismos fenómenos de violencia e inseguridad que se padecían cuando estaba activa esa guerrilla. Secuestros, extorsiones, asesinatos selectivos, vendettas mafiosas y hasta actos terroristas son algunas de las acciones criminales que persisten en departamentos como Nariño, Cauca, Valle, Chocó y los santanderes.
Pero sin duda Cauca es una de esas regiones más golpeadas a tal extremo que las autoridades tienen identificados varios escenarios conflictivos y que son protagonizados por disidentes de las Farc, ELN, EPL y el Clan del Golfo.
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Y justamente en el norte de ese departamento es donde se libra uno de los fenómenos de violencia e inseguridad más atomizados, por cuenta del repliegue de las Farc y el surgimiento de grupos disidentes que se pelean a muerte el control territorial con elenos y pelusos.
Entre las nuevas organizaciones que ya están en la mira de las autoridades, aparece el grupo disidente que se hace llamar Dagoberto Ramos, que estaría detrás de los asesinatos de líderes indígenas y el secuestro con fines extorsivos de comerciantes, ganaderos, transportadores y agricultores.
Precisamente la Policía de Cauca recién capturó a varios miembros de una de las estructuras de esa disidencia que, de acuerdo con la investigación, eran los encargados de hacer la inteligencia y posterior contacto con las víctimas de secuestros con fines extorsivos en Inzá, Belalcázar, Silvia, Totoró, Popayán, Toribío, Caloto, Corinto, Miranda y Santander de Quilichao.
Seguidamente el intermediario del secuestro intenta llegar a un arreglo con su víctima, “no tengo nada más pa´… solo solo qué le digo, qué día lo podría llamar y usted me dice cuánto me tiene, si nos tiene ya los 500… vea, para cuándo me tiene 300 y le entregamos a su papá.
Las pesquisas contra esa organización arrancaron desde el pasado 12 de marzo cuando secuestraron a un agricultor de 65 años de edad por el que exigían tres mil millones de pesos para su rescate.
A partir de ahí las autoridades comenzaron un rastreo minucioso que permitió, además de la captura de cuatro de los integrantes de ese grupo disidente, conocer la manera como operan y resolver otros tres secuestros y doce casos de extorsión.
Lo primero que lograron establecer los investigadores es que la banda criminal hacía parte de la red financiera de la disidencia, y prueba de ello es que uno de los capturados era el hombre de confianza de alias Javier, considerado el cabecilla de la segunda comisión de dicha estructura subversiva, “era el encargado de realizar inteligencia delictiva de personas de medio y alto perfil económico, para la materialización de secuestros extorsivos”, aseguraron fuentes policiales.
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Con esa información, este fin de semana las autoridades desplegaron varias operaciones conjuntas en Popayán, Santander de Quilichao, Toribío y Cali, donde lograron la captura de Iván Casso, alias Iván; Richard Valentierra Castillo, alias Valentierra; Maribel Guevara Capote, alias Marisol Cometa y Fernanda Quitumbo Valencia, alias Fer. Todos ellos fueron imputados por los delitos de concierto para delinquir, secuestro extorsivo y cobijados con medida de aseguramiento intramural.
Al respecto, el coronel Fabio Alexánder Rojas, comandante de la policía en Cauca, no dudó en asegurar que esas cuatro personas hacían parte del grupo disidente de las Farc. “Ellos eran los encargados de citar con panfletos, notas y entregar las simcard. Se mueven en los cascos urbanos perfilando y buscando la entrega de estas notas para lograr el pago”, explicó el oficial.
“Ellos eran los encargados de citar con panfletos, notas y entregar las simcard. Se mueven en los cascos urbanos perfilando y buscando la entrega de estas notas para lograr el pago”, coronel Fabio Rojas.
Negociando el rescate
Entre las pruebas recopiladas por los investigadores aparecen varias llamadas de los secuestradores intentando negociar el pago del rescate de una de sus víctimas que justamente el agricultor por el que exigían tres mil millones de pesos para su liberación.
En uno de los audios al cual tuvo acceso SEMANA, se escucha a uno de los secuestradores hablar con el hijo del plagiado, para acordar el pago por el rescate.
“Mañana nosotros le decimos, lo llamamos por la pura mañana y le decimos en qué parte pa´ entregar la simcard, pa´ que nos entregue lo de nosotros”, le explica uno de los secuestradores al hijo de la víctima, mientras le pide que quiere hablar con el jefe de la banda, “pero yo quiero hablar con el hombre a ver qué”. A lo que el secuestrador le responde, “no, yo le mando el audio, si Dios quiere, no”.
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Pero la víctima de la extorsión insiste en verificar la veracidad del audio que le mandarán, “pues a ver mande ese audio, pero a ver y yo cómo sé que eso no es de hace tiempos”. Y su interlocutor le responde, “pues usted mira; si usted no es pues un man inteligente pues”.
En un segundo audio queda claro que le están exigiendo una suma de dinero por la liberación de su papá y que la cifra fue reducida porque estaban urgidos por recibir el dinero del rescate.
“Ya ya, listo listo, pues en esas estamos ahí. En esas estamos; estoy rebuscándome mano”, dice la víctima a lo que el intermediario del secuestro le responde, “si, yo creo que ahí sobro, lo que le dijo su papá y le habló claro” y la víctima replica, “no pues sí…”.
Seguidamente, el intermediario del secuestro intenta llegar a un arreglo con su víctima, “no tengo nada más pa´… solo solo qué le digo, qué día lo podría llamar y usted me dice cuánto me tiene, si nos tiene ya los 500… vea, para cuándo me tiene 300 y le entregamos a su papá".
A lo que el hijo del secuestrado que intenta negociar el rescate le responde, “no pues eso fue lo que me dijo esta mañana, pero 300 sigue siendo una cifra muy grande. Obviamente es una cifra más agradable de escuchar que la otra pues, que eso que me cogió de sorpresa, pero de todas formas…”.