JUSTICIA

Así será el juicio indígena contra guerrilleros de las FARC

A seis subversivos los acusan de asesinar a dos guardias de la comunidad Nasa en Cauca.

7 de noviembre de 2014
| Foto: SEMANA

Las comunidades indígenas de Colombia no dejan de dar lecciones de disciplina, comportamiento cívico y gestos de paz. Pese a ser uno de los grupos étnicos más golpeados por el conflicto armado, continuamente dan muestras de perdón y diálogo.

Eso es lo que está presenciando el país en medio del episodio del miércoles 05 de noviembre, en el que integrantes del Sexto Frente de las FARC - de los más poderosos y beligerantes de esa organización – asesinó a dos guardias de la comunidad Nasa, pertenecientes a uno de los 122 resguardos indígenas existentes en el departamento del Cauca.

Los dos comuneros fueron víctimas de la violencia guerrillera, mientras exigían el respeto y neutralidad de sus territorios, debido a que varios subversivos difundían propaganda e instalaban pancartas alusivas a esa organización.

Aún en medio del dolor tras el doble crimen, los indígenas organizaron una minga de persecución y búsqueda para enfrentar a los guerrilleros responsables del hecho y capturarlos, no para lincharlos, sino para someterlos a las leyes de su comunidad y en juicio oral, definir el castigo que se merecen.

De ese juicio está pendiente el país y contrario a los eternos procesos de la justicia colombiana, en menos de 24 horas se conocerá el fallo de las autoridades indígenas. ¿Cómo lo harán?

Este portal consultó el asunto con Rafael Zúñiga, asesor jurídico y en temas de Derechos Humanos del Consejo Regional Indígena de Cauca (Cric). Para empezar, basta decir que la gran diferencia entre la justicia indígena y la ordinaria (además de los tiempos procesales) quién decide la pena no es un juez, sino la comunidad.

El proceso de recolección de pruebas se le encarga al capitán o alguacil del cabildo indígena, quienes adelantan las inspecciones, interrogatorios y visitas a los lugares donde sucedieron los hechos, “en la justicia indígena son muy valiosas las declaraciones de los testigos, por algo se trata de un sistema oral”, explicó el abogado.

También dijo que salvo en casos muy especiales, el juicio no es sometido a la participación de toda la comunidad del resguardo, sino solo a los Consejeros Mayores. Esa decisión es potestad de cada autoridad local, ya que en la estructura política y administrativa indígena, “los resguardos tienen su derecho propio”.

Una vez recogidas las pruebas, la etapa del juicio oral se hace el día sábado (la mayoría de las veces) y en una asamblea general se exponen las evidencias, los relatos y al final se le consulta a la comunidad si hay condena o no y el tipo de castigo que se le impondrá al acusado. Todo ese proceso no dura más de una semana.

Normalmente las penas de la justicia indígena van desde fuete o cepo (latigazos), calabozo, trabajo comunitario, o penas privativas de la libertad en la cárcel San Isidro de Popayán, que maneja el Inpec, y donde existe un pabellón especial para los indígenas.

De acuerdo con estadísticas del Cric, en esa cárcel hay cerca de 90 indígenas presos y que fueron condenados por la justicia nativa y de esos reos al menos una docena son guerrilleros de las FARC.

También hay que recordar que esta no es la primera vez que los indígenas de Cauca se enfrentan a las FARC y obligan a sus integrantes para que paguen por los crímenes que cometen contra su comunidad.

El más reciente episodio en el que la justicia indígena condenó a prisión a guerrilleros, sucedió a finales de 2013, tras el homicidio del médico tradicional indígena Miguel Conda, endilgado a las FARC

Ese crimen junto a otros que ocurrieron en los últimos dos años, motivó que los indígenas le escribieran una dura carta al máximo líder de las FARC, alias 'Timochenko', en el que entre otras cosas, le anunciaron que condenarían bajo la justicia nativa, a seis integrantes de esa guerrilla.

Mañana sábado se conocerá el castigo a otra media docena de guerrilleros que atentaron contra la comunidad indígena en el Cauca, una de las regiones más golpeadas por la violencia del conflicto armado colombiano, y pese a ello sigue dando lecciones de paz.