Judicial
Condenan al cirujano bumangués Antonio Figueredo por golpear y abusar sexualmente a su pareja sentimental tras denuncia de SEMANA
Después de un largo juicio fue sentenciado por los delitos de violencia intrafamiliar y por acceso carnal agravados.
Este miércoles, 22 de noviembre, fue sentenciado el reconocido cirujano Antonio Figueredo Moreno por su responsabilidad en los delitos de violencia intrafamiliar y acceso carnal violento, los dos agravados.
Los hechos tienen relación con las agresiones que sufrió entre agosto y noviembre de 2021 María Paula Pizarro Higuera, con quien sostenía una relación extramatrimonial.
El juez 11 de conocimiento de Bucaramanga aceptó la petición presentada por la delegada de la Fiscalía General, que consideró que en los dos años que duró el juicio se logró demostrar la plena participación y responsabilidad en estos actos de violencia psicológica y física en contra de María Paula, quien para ese momento estaba realizando sus prácticas profesionales en Medicina.
“Esa violencia consistió en doblegar la voluntad de la víctima mediante el uso de la fuerza después de haberla agredido física y psicológicamente, y ante las constantes manifestaciones de rechazos y gritos de la víctima”, detalló la fiscal en sus alegatos presentados en la mañana de este miércoles.
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“Luego de agotar el debate probatorio, se logró probar por parte de la Fiscalía, más allá de toda duda razonable, que el acusado Antonio Figueredo Moreno (...) cometió acceso carnal violento agravado, en concurso heterogéneo con violencia intrafamiliar agravada en contra de la víctima María Paula Pizarro Higuera”, alegó la fiscal.
Igualmente, para emitir el sentido del fallo, se tuvieron en cuenta los argumentos esgrimidos por la representante de la Procuraduría y el abogado Jaime Lombana Villalba, quien representó a María Paula Pizarro.
El penalista citó una serie de chats en los que Figueredo le juraba amor eterno a María Paula y le anunciaba su deseo de tener una hija con ella, a la que incluso ya le había puesto un nombre, Macarena. Con esta posición, el abogado defensor manifestó que se cae de su peso la tesis que no existía una relación sentimental entre los dos, como lo intentó manifestar el médico en un momento.
En los mismos chats citados por Lombana se reflejó la actitud machista y posesiva del médico. Cuando le daban los ataques de celos, la trataba de “puta y una zorra”, y la amenazaba con mover sus influencias para que la echaran de la Fundación Cardiovascular. “Todas estas amenazas, su señoría, a la mujer que minutos antes le decía que amaba”, afirmó el abogado.
El juzgado fijó para el 25 de enero la fecha en la que dará a conocer el monto de la condena. Desde ya la Fiscalía pidió que sea ejemplar debido a los graves daños físicos y psicológicos que sufrió la joven.
Del “cuento de hadas” al infierno
Durante los alegatos finales, la fiscal del caso hizo una detallada cronología de la relación que sostuvieron Figueredo y Pizarro en el año 2021.
En el primer semestre del año 2021, María Paula se encontraba haciendo su rural en la Fundación Cardiovascular, en donde su jefe directo era su padre, Camilo Pizarro, y su jefe mayor, Antonio Figueredo. Para el segundo semestre, entró a trabajar en dicha entidad como médico general en la Unidad de Cuidados Intensivos.
“Al inicio la relación con el señor Figueredo era estrictamente laboral, a pesar [de] que conocía que era amigo de su padre, y fue para mediados [de] abril del 2021 cuando la relación pasó de ser laboral a ser un poco más personal”, enfatizó la fiscal.
Durante algunos meses se empezaron a acercar más y más. Un día, Antonio Figueredo vio a María Paula llorando, por lo que la invitó a que fueran a hablar al carro de él, que estaba en el parqueadero de la Fundación Cardiovascular. “Ahí procede a abrazarla y se dan un beso en la boca, siendo este, su señoría, el primer encuentro físico entre la víctima y el procesado”.
“Su señoría, la víctima se empezó a sentir segura y protegida por parte del procesado, quien le manifestaba que la amaba, e inician una relación amorosa. Empiezan a realizar planes y proyectos a futuro. Compartían juntos. La mayoría del tiempo empiezan a sostener encuentros sexuales en las oficinas de la Fundación Cardiovascular, el Hospital Internacional de Colombia y en moteles”.
Igualmente, se dedicaban canciones, compartían almuerzos, comidas, salidas con amigos, “como cualquier pareja sentimental”. A los pocos meses, Figueredo le propuso el plan de irse a vivir juntos, formar una familia e incluso tener una hija, a la que quería llamar Macarena.
Durante este tiempo, el médico Figueredo le mintió a María Paula una y otra vez sobre la relación que tenía con su esposa, diciendo que ya no estaban juntos y que él dormía en otra habitación de la casa; todo esto estaba muy alejado de la realidad.
“Fue muy cuidadoso de no utilizar sus tarjetas de tal forma que su esposa no se diera cuenta”, aseveró la fiscal, citando la pruebas recolectadas. “Antonio tenía guardada, efectivamente, a la víctima en su celular como Macarena, que es el nombre que ambos habían planeado ponerle a la hija que estaban planeando tener en un futuro. Hasta este momento, su señoría, la víctima vivía en un cuento de hadas con el procesado, a pesar de que su relación aún no era pública”.
Pero el cuento de hadas se fue deteriorando muy rápido. En el mes de agosto, María Paula empezó a ver un comportamiento controlador de Figueredo, como que le exigía comunicarse todo el día y darle detalles exactos de lo que hacía, con quién se reunía o de las charlas que mantenía.
“Un día se quedó sin señal, y entonces el procesado, como no se había podido comunicar con ella en todo el día, como normalmente lo hacían, cuando la vio después de su cirugía, le recriminó el hecho de que no le hubiese contestado los mensajes en todo el día, y le exigió que cuando volvieran a tener inconvenientes con el celular, se comunicara con él a través de correo personal”, narró la fiscal al citar la declaración de la víctima.
Mientras el comportamiento celotípico salía a flote, el 29 de agosto de 2021, en un encuentro en el motel La Herradura, Figueredo le preguntó si le gustaría hacer un trío con él. En un primer momento, ella se negó, pero después -a modo de burla, como enfatizó la fiscal- le dijo que aceptaba, pero con otro hombre. Pese a que esperaba que su pareja se riera de eso, lo que recibió fue un insulto, seguido por maltrato físico y burlas.
“Aquí se presentó, su señoría, el primer evento de violencia intrafamiliar”. Tras escuchar la respuesta burlona de María Paula, y como detalló la víctima: “Se puso histérico, se salió de control y ahí fue cuando él se puso encima de mí y me pegó un puño en el brazo izquierdo. Él me empezó a pegar puños en el estómago y me escupió en la cara. Empezó a decirme ‘perra, zorra’, porque le había propuesto un trío con otro hombre, cuando en realidad no lo quería, lo decía de manera sarcástica”.
Tras esta agresión, María Paula, quien bajo juramento reconoció que estaba enamorada, le creyó a su pareja cuando le dijo que no lo volvería a hacer y lo perdonó. “El típico libreto lleno de manipulaciones, su señoría, que utilizan los hombres misóginos cuando quieren y necesitan seguir teniendo a sus víctimas a su lado para demostrar una vez más el poder que tienen sobre ellas”.
Pese a que muchos familiares y amigos cercanos le pidieron a María Paula que denunciara, siguió su relación con Figueredo, que continuó con su comportamiento machista, controlador y celoso. En varias oportunidades le hizo reclamos, incluso dentro de las instalaciones de la clínica, en las que no la bajó de “puta, zorra y vagabunda”.
Igualmente, aprovechaba cualquier oportunidad para burlarse del trabajo de María Paula, asegurando que nadie la respetaba y que ella no sabía qué hacer durante una emergencia.
El 12 de noviembre fue catalogado por la víctima como el día más duro de su vida. Tras ir al motel referido anteriormente, “María Paula se levanta y se da cuenta [de] que Figueredo le estaba revisando el celular y le dijo: ‘Usted no sirve para nada, usted no quería tener relaciones conmigo, usted no quería estar conmigo porque ya tiene a otro. Usted es una vagabunda, ya le revisé todo su celular, usted tiene conversaciones con muchas personas de la clínica’. Procediendo después de esas manifestaciones a enviarse todas las conversaciones a su celular”.
“Posteriormente, su señoría, y después de decirle estas tres palabras favoritas para referirse a María Paula (estas son puta, zorra y perra), con la mano derecha procedió a pegarle un puño en el ojo izquierdo [a] María Paula. Procediendo luego a cogerla del pelo y ponerla sobre la cama, y luego, de la misma manera, mientras la víctima le suplicaba que no la golpeara más, con la mano derecha, Antonio Figueredo procedió a pegarle un golpe de abajo hacia arriba en el mentón. Procediendo la víctima a ponerse en posición fetal con la cabeza escondida entre las piernas para que no le pegara más en la cara, continuando entonces a golpearla con patadas y puños en su lado izquierdo”, agregó la narración.
Después de decirle una y otra vez que no le pegara más, María Paula sintió un respiro y procedió a recoger su ropa y levantarse de la cama.
“Cuando me botó a la cama -según narró en juicio la joven- y con muchísima fuerza se montó encima (...). ‘No más, no más, no me pegues más. ¡Deje de hacer esto!’. ¿Cómo es posible? Yo le empecé a rechazar y le decía: ‘No más, no más’. Y estábamos desnudos. Y él se montó encima de mí”, dijo.
“Y en el momento él tenía mucha más fuerza que yo, él tiene muchísima fuerza. Me cogió los brazos, me empujó los brazos hacia atrás y ahí fue cuando Antonio Figueredo me penetró y con su cara histérica parecía otra persona, poseído (...). Él es blanco, estaba rojo, rojo, y los ojos rojos, y me decía: ‘Esto era lo que yo quería, esto era lo que yo quería’, y en un par de minutos eyaculó dentro de mí y pues fue como si hubiera sentido placer. Él estaba tranquilo, pero yo no estaba tranquila. Fue como si me hubiesen quitado toda la fuerza del mundo porque yo no podía defenderme”.