Nación
Atención | Confirmado: cuerpo encontrado en vereda Río Frío es el de Adriana Pinzón
Las autoridades le entregarán este sábado el cuerpo a los familiares de la psicóloga y adelantarán el proceso de acompañamiento.
La Fiscalía General confirmó que, tras realizar el cotejo dactiloscópico y otros análisis realizados por el Instituto de Medicina Legal, se llegó a la conclusión que el cuerpo hallado en la madrugada de este sábado por agentes del CTI en la vereda Río Frío, en Zipaquirá (Cundinamarca), corresponde a la psicóloga Adriana Pinzón Castellanos, cuya desaparición se había notificado el pasado 7 de junio.
El ente investigador adelanta los trámites de entrega y acompañamiento a sus familiares más cercanos. SEMANA confirmó que el día miércoles, 22 de junio, la familia estuvo muy cerca del lugar donde fue hallado el cuerpo esta madrugada, ya que un médium le dijo a los Pinzón que sentía un cuerpo que yacía entre un río y una iglesia.
Con este mensaje, la familia de la desaparecida se dirigió hacia la vereda San Jorge, ya que la descripción del médium y por la dirección en que se dirige el vehículo que fue registrado en cámaras, pieza clave de la investigación, apuntaba a que era este el lugar. Al llegar allí, buscaron el cuerpo en una especie de botadero que encontraron, sin tener un resultado positivo.
No obstante, la vereda Rio Frío, donde se halló al cuerpo, queda justo al lado de donde la familia Pinzón realizó la búsqueda, encontrándose entre una especie de caño y cercano a la iglesia de esta zona.
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Por estos hechos fue capturado Jonathan Torres, cuñado de Adriana, quien ―según las cámaras de seguridad del conjunto cerrado en el que vivía en Chía― ingresó en repetidas oportunidades el 7 de junio. Esa noche se llevó el carro, propiedad de la psicóloga, para venderlo en un concesionario en el municipio. Los investigadores encontraron dos detalles aterradores: en la silla trasera y el baúl habían rastros de sangre y la firma de Adriana había sido falsificada.
La Fiscalía General le imputó el delito de desaparición forzada. Por la gravedad de los hechos y la evidencia un juez de control de garantías de Zipaquirá lo envió a la cárcel el pasado 15 de junio.
Las pruebas de la desaparición
Las pruebas documentales certifican que, tras su ingreso al conjunto cerrado en la noche del lunes 6 de junio a las 20:45, a las 12:00 del día del 7 de junio la misma cámara de seguridad registró la llegada de Jonathan Torres, quien, debido a la confianza que tenía con los vigilantes, entró sin anunciarse ni que fuera registrado.
La cámara del pasillo registra a las 6:08 p. m. la presencia de un hombre que viste ropa negra y una gorra que impide registrarle su cara. Sobre los hombros porta un maletín y, en la mano derecha, un palo. El otro, sobre las 7:16 p. m., en el que sale con las bolsas de basura que metió en el baúl del carro.
Ahí está la clave que siguen cuidadosamente los investigadores. Esta nueva grabación da un margen de más de cinco horas en las que el hoy detenido estuvo en el lugar donde, según las cámaras, Adriana Pinzón había entrado la noche anterior, el 6 de junio, a las 8:45 p. m., manejando su vehículo Mazda 2.
Lo que sucedió a puerta cerrada y está siendo objeto de investigación y reconstrucción por parte de la Fiscalía, tal y como ocurrió con el caso del asesinato del estilista Mauricio Leal, ha implicado el análisis del uso de los datos de celulares, entrevistas con quienes conocían y visitaban el apartamento, así como la persona que hacía el aseo y conoce la ubicación habitual de los elementos. Además, han usado lámparas de luminol para encontrar rastros de sangre. Hay huellas en el baño, la sala y una habitación.
Según la reconstrucción, en su primera salida, pasadas las seis de la tarde, Jonathan Torres ingresa el maletín con toda naturalidad en el baúl del carro de su cuñada, se sube y sale del parqueadero. Una fuente cercana indicó que por la confianza con los vigilantes pudo retirar el carro sin problema. El hombre le dice al vigilante ―que no era el mismo que le había permitido el ingreso al mediodía― que no se demoraba.
Los investigadores ya cuentan con la declaración de los dos vigilantes. El primero reconoció a Adriana en su entrada al conjunto en la noche del 6 de junio y certificó las constantes salidas de Jonathan. El otro señaló que era conocido y por eso no se hizo el anuncio ni anotación en el cuaderno.
En el transcurso de la investigación, un hombre se acercó a la Fiscalía para manifestar que Jonathan le había entregado un maletín que contenía un cuchillo con manchas de sangre, la licencia de conducción y dinero en efectivo.