Nación
Jonathan Torres reconoce y pide perdón por el asesinato de Adriana Pinzón en Chía
Este jueves se presentó el preacuerdo en el que se fija una condena de 28 años de prisión. Los familiares de la víctima se opusieron a la negociación por el homicidio de esta mujer, que fue brutalmente asesinada por su cuñado, sacada en una bolsa de basura y arrojada a la calle.
“Tengo arrepentimiento del acto que cometí”. De esta forma Jonathan Torres Campos reconoció por primera vez públicamente su responsabilidad en el crimen de su cuñada, la psicóloga Adriana Pinzón. En su intervención, el procesado detalló la forma como actuó en la tarde del 7 de junio de 2021 cuando llegó a la casa de Adriana en el municipio de Chía (Cundinamarca).
Tras la petición hecha por los familiares de la víctima, Jonathan Torres pidió perdón a los familiares que se encontraban en la sala de audiencias. “Me arrepiento mucho, en su momento haré lo posible para poder ayudar a la Fiscalía a esclarecer los hechos”. El procesado manifestó que debido a la presencia de la prensa en la diligencia temía por su vida, seguridad e integridad.
El procesado dio a entender que había otras personas vinculadas en este caso, entre ellas algunos integrantes de la familia. Pero toda esta información se la quiere entregar a la Fiscalía General: “Soy consciente del acto que cometí y pido perdón”.
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La representante de víctimas se opuso al preacuerdo, señalando que la sentencia fijada no es coherente con el daño que se le causó tanto a Adriana como a su núcleo familiar. “28 años son pocos frente a todo lo que hizo”, reseñó la abogada al manifestar que no se sabe si el arrepentimiento de Torres es real y nunca ha dado los motivos que lo llevaron a asesinar. “Hoy dice que no fue nada económico”.
En la negociación, que se finiquitó el pasado 5 de julio, Torres reconoció su plena responsabilidad en el homicidio agravado, hecho por el cual se fijó una pena de 28 años de prisión. Igualmente, se estableció una colaboración con las autoridades para conocer los móviles del crimen y los nombres de otras personas involucradas.
En la presentación del preacuerdo se conocerán los móviles que llevaron al procesado a asesinar a su propia cuñada, meter su cuerpo en bolsas de basura y dejar el cadáver en la vereda Río Frío, en zona rural del municipio de Zipaquirá (Cundinamarca).
Por su parte, el representante de la Procuraduría General manifestó que el preacuerdo debe ser evaluado nuevamente y condicionado para su aprobación hasta que el procesado no reconozca ya sea en audiencia pública o en un interrogatorio los móviles que lo llevaron a asesinar a Adriana Pinzón.
“Adolece al principio fundamental de las víctimas a conocer la verdad”, precisó el delegado del Ministerio Público al considerar que todavía falta mucho por conocer en este caso para satisfacción de sus familiares y la sociedad.
¿Cómo fue el crimen?
Durante la audiencia se conoció el dictamen de Medicina Legal que señala que el cuerpo de Adriana Pinzón registraba signos de tortura, ahogamiento y once heridas con arma blanca.
Frente a estas evidencias, la defensa de las víctimas manifestó que no conocía estos detalles al momento de firmar el preacuerdo el pasado 5 de julio. Consideran que esta evicia demuestran la crueldad con la que actuó Jonathan quien ha callado al reconocer los móviles de este asesinato.
La Fiscalía General sostiene que Torres fue la última persona que tuvo contacto con Adriana en la tarde el 7 de junio. Las imágenes de las cámaras de seguridad del conjunto residencial donde vivía la psicóloga en el municipio de Chía (Cundinamarca) lo registran entrar dos veces al apartamento.
En esa oportunidad, Torres llegó a las 12 del día al conjunto y estuvo casi cinco horas dentro del apartamento. Las cámaras registraron cómo sale con un maletín de su propiedad y lo que parece ser un palo de escoba. Todos estos elementos los lleva al parqueadero donde estaba el vehículo de Adriana y sale del conjunto.
Una hora después, llega nuevamente al conjunto manejando el carro. Camina hasta el apartamento de Adriana y unos minutos después sale cargando una pesada bolsa negra, la cual ubica en el baúl del carro y sale nuevamente.
Las pruebas documentales certificaron que Torres se dirigió a un concesionario ubicado en Chía para vender por 33 millones de pesos el vehículo Mazda 2 que estaba a nombre de Adriana. Los documentos conocidos por SEMANA revelaron que una mujer firmó todos los documentos.
La negociación tuvo un traspié, puesto que no se había hecho el levantamiento de prenda, un trámite que garantiza que el carro no tenga ningún tipo de compromisos financieros. Este documento es indispensable a la hora de realizar cualquier traspaso.
En ese momento, Torres aseguró que iba a comunicarse con Adriana para que firmara el documento y enviara por medio de un Uber todo lo que se necesitaba para vender el vehículo.
Los investigadores encontraron que en el automóvil propiedad de Adriana había manchas de sangre. Los mismos rastros se encontraron en el apartamento de la psicóloga. En uno de los informes se encontró que se intentó limpiar, con múltiples elementos de aseo, cualquier rastro.
El contrato de compra y venta refleja que la mujer que acompañaba a Torres firmó el documento con la Comercializadora Automotriz Like S.A.S. en el que se acordó la compra de otro vehículo Mazda 2 modelo 2011.