Nación
Urgente: niñera Marelbys Meza fue interceptada ilegalmente por la Policía en el Gobierno Petro. La hicieron pasar como ficha del Clan del Golfo
La Fiscalía descubrió que la niñera de Laura Sarabia no solo fue llevada al sótano del edificio adscrito a la Casa de Nariño para la prueba de polígrafo, sino que también estaba siendo escuchada de forma ilegal.
SEMANA conoció que Marelbys Meza, exniñera del hijo de Laura Sarabia, fue chuzada por la Policía Nacional. La Fiscalía General descubrió que, cuando el fiscal que lleva el caso del robo de la plata de un maletín de la jefe de gabinete del presidente Gustavo Petro, ordenó investigar a la niñera, ahí se descubrió que otro fiscal, este del Chocó, había ordenado ya una interceptación de su línea telefónica.
Lo escandaloso del caso es que la chuzada se ordenó con una maniobra ilegal, a través de un informe de Policía con el cual se vinculaba a Marelbys Meza con el Clan del Golfo. Con esa excusa se estaban realizando los seguimientos.
La Fiscalía General anda tras la pista de esta chuzada desde hace varios días, desde que SEMANA hizo pública la delicada de denuncia de Marelbys contra su exjefa y jefe de gabinete, Laura Sarabia.
Hay un dato relevante, el fiscal que manejaba el caso, con sede en Chocó, les explicó a los investigadores en Bogotá que la Policía le hizo la petición de la interceptación argumentando que Marelbys Meza, una humilde niñera de 51 años, era fundamental para capturar a alias Siopas, uno de los jefes de Clan del Golfo y heredero del poderoso narcotraficante ‘Otoniel’.
Todo era una farsa, simplemente un montaje para escuchar de manera ilegal a la niñera. Por eso, la sorpresa del fiscal del caso fue mayúscula cuando ordenó hacer una interceptación legal mientras investigaba el robo de la plata de Laura Sarabia y el informaron que el número de Marelbys ya estaba cargado en la plataforma de interceptaciones.
Ya el fiscal de Chocó rindió su versión y SEMANA está en capacidad de confirmar que, a raíz de esta información tan grave, se ordenó la inspección a la Casa de Nariño
Este es un nuevo capítulo del ya grave y espinoso caso revelado por esta revista en el que, según testimonio de la misma Marelbys Meza, fue recogida en su casa por hombres de la Unidad Nacional de Protección (UNP), luego llevada a un edificio adscrito a la Presidencia de la República donde, en el sótano, fue interrogada con polígrafo.
Las autoridades investigan si este procedimiento, aparentemente ilegal, fue ordenado por Sarabia, pues el motivo del traslado e interrogatorio era porque, supuestamente, a Sarabia se le había perdido un dinero de su maletín.
Ahí surge una nueva duda que también forma parte de la investigación, pues la cifra que supuestamente le fue hurtada ha cambiado, según el testimonio. En primera instancia se habló de 4.000 o 4.500 dólares. La niñera Meza afirmó que le preguntaban por 150 millones de pesos, pero cuando el escándalo crecía, desde la Casa de Nariño emitieron un comunicado asegurando que se trataba en realidad de 7.000 dólares, producto de los viáticos.
La explosiva denuncia
“Yo sentía que me iban a dejar ahí, que no iba a volver a salir (...). Me hicieron el polígrafo y me dijeron: ‘Usted se puede burlar de ese aparato, pero de nosotros no. Esta noche no va a su casa, de aquí va presa, y le vamos a hacer un allanamiento a todos sus hermanos y a usted’”.
Este es el testimonio de Marelbys Meza, la exniñera del hijo de Laura Sarabia, jefa de gabinete del GobiernoPetro, al recordar lo que le habría sucedido el pasado lunes 30 de enero, minutos antes de las dos de la tarde, cuando relata que la ingresaron a un sótano al frente de la Casa de Nariño para someterla a un polígrafo. Concretamente, al edificio Galán, adscrito a la Presidencia. Dicho suceso habría ocurrido luego de la pérdida de un dinero en efectivo que estaba en un maletín en la casa de la alta funcionaria, en Bogotá.
Según la niñera, fue Sarabia quien le advirtió que debía someterse al polígrafo. “Yo no quería ir allá, pero me tocaba. Si no iba, más me acusaban de que me había robado esa plata. Si iba, pues yo les decía: les aclaro que soy inocente. La verdad no quería ir, pero me fueron a recoger a mi casa. Tenía que ir o ir”, relata la mujer, de 51 años, quien vive en un humilde barrio del sur de la capital del país.
Ese día, Harold Rondón, un conductor de la Unidad Nacional de Protección (UNP) al servicio de Sarabia, fue a buscar a Meza a su casa. SEMANA tiene en su poder cinco audios que él le envió a la mujer cuando estaba esperándola afuera de su lugar de residencia. “Hola, Mary, cómo me le va. Estoy ya aquí afuerita”, le dice. Luego, ante la demora, le insiste: “Hola, Mary, te estoy esperando”. Por último, le advierte: “Chúzele, chúzele a eso, porque toca estar allá antesito de las dos”.
Meza se subió al vehículo hacia la una de la tarde y fue conducida al palacio presidencial. Allí ocurrió otro hecho relevante, ya que no ingresó por las puertas oficiales de acceso. No pasó por los controles ni el detector de metales y tampoco hubo un registro. Nadie le pidió la cédula ni le dieron escarapela o contraseña, como es habitual. Es decir, no quedó una sola huella en el sistema de visitantes.
Acompañada de reporteros de SEMANA, Meza regresó a las inmediaciones de la Casa de Nariño el jueves y le mostró al equipo periodístico cómo y por dónde la ingresaron. “Por aquí fue (y señala el edificio Galán, al frente de la Casa de Nariño). Entré en la camioneta. No me pidieron nada en ningún momento. Ni cédula. Pasamos derecho, me llevaron a un sótano donde está lo de poligrafía. Llevaba mi cédula, pero no firmé nada, ningún registro. Cuando estaba en el sótano, me sentí secuestrada, aturdida, ahogada, esperando a que me hicieran el polígrafo”.
Según cuenta la exniñera del hijo de Laura Sarabia, fue recibida “por la teniente Luna”, como recuerda que se llama la mujer de la Policía que luego la entregó a dos hombres vestidos de civil, quienes se encargaron del procedimiento junto con otro que estaba esperándolos en la sala de poligrafía. Este medio conoció los mensajes de voz que le envió Luna a Marelbys, recordándole su “cita en Palacio”. “Me puede regalar su nombre completo, por favor, y su número de cédula para que no le pongan problema en el ingreso acá en Presidencia”, le dice Luna.
“Eran tres hombres, no sé ni sus nombres ni sus apellidos. Pero, si los veo, sé quiénes son (...). Eran altos, robustos, uno moreno y uno más o menos trigueño”, recordó Meza, quien agregó que estuvo durante casi cuatro horas y media en el sótano, donde la sometieron al polígrafo.
Allí, relata, tuvo mucho “miedo”. “Me preguntaron acerca de la maleta, si yo había tomado el dinero. Que si yo tenía cómplices, que si yo le había entregado eso a alguien más, que para dónde había cogido, que a qué horas salía (...). No sabía qué contenía esa maleta porque a mí nunca me dijeron, o sea, la maleta era la del viaje que ella había hecho a Boyacá”.
Lo que más la atemorizó fue la insistencia de los hombres que le practicaron el polígrafo y que le dijeron, según ella, que esa noche no llegaría a su casa. Además, asegura que la incomunicaron. “Me quitaron el teléfono (...). Me decían: ‘Usted es una ladrona, mentirosa, de aquí va derechito a la cárcel’”. Además, la habrían amenazado con allanar su casa y la de sus familiares. “Que me iban a llevar para hacer un allanamiento en mi casa. Me decían: ‘¿A usted quién le dice que nosotros en este momento no estamos allanando la casa de toda su familia, de sus hermanos y todos los que estén allá?’. Me preguntaron: ‘¿Dónde está su mamá?’. Les dije: la dejé en el apartamento. Me respondieron: ‘No, usted es una mentirosa, su mamá no está ahí’”.
Perturbada tras la prueba del polígrafo, que le practicaron en tres ocasiones, según ella, y después de las supuestas presiones de los tres hombres, a Marelbys le devolvieron su teléfono celular y la entregaron de nuevo a la oficial de la Policía que la recibió.
Cuando salió, habría esperado a las afueras de Palacio a que la recogiera otro conductor del Gobierno. Desde allí, a las 6:29 p. m., le escribió a su hermano Dayro: “Mi niño, estoy en el polígrafo, me están culpando de un dinero que se perdió”. Él le respondió: “Todo bien, mi hermanita”. Ella continuó: “Soy inocente, manito, estoy acá esperando”. Él trató de calmarla: “Usted tiene su corazón y su conciencia limpia, no te preocupes, Jamer (su otro hermano) y yo estamos pendientes, si tienen pruebas que las demuestren en la Fiscalía”.
A las 6:32 p. m., Marelbys le insistió a su hermano: “No he cogido nada”. Él le dijo: “Nosotros te conocemos”. La mujer le advirtió: “Me van a llevar al apartamento a revisar”. Él le dijo: “Que vayan pa que vean”.
Luego, sobre las 6:35 p. m., ella le contó a su hermano: “Me tenían el teléfono, por eso no te había llamado, tú sabes que yo evito al máximo los problemas y vea”. Su hermano le pidió que les explicara a quienes la tenían que su mamá estaba muy enferma. Ella le aseguró que ya les había informado de ello.
A las 7:19 p. m., Marelbys le contó a Dayro: “Yo estoy sin almuerzo, así le paga el diablo a quien bien le sirve, tanto que les ayudé en la campaña, trasnocho, atendiendo un montón de gente, y ni las gracias”. Él le respondió: “Así es la vida”. Minutos después, a las 7:24 p. m., la niñera aseguró: “Yo les dije: solo sé trabajar (...) acá está lloviendo, con mucho frío”. Luego, le envió un video a su hermano, de apenas tres segundos, en el que se ve la Casa de Nariño y la ubicación exacta en donde estaba esa noche.
A las 7:33 p. m., su hermano le preguntó: “¿A dónde te llevaron?”. Ella le dijo de inmediato: “A Palacio, acá estoy afuera escampando”. Su hermano le contestó: “Umm, imagínate, ¿con alguien más?”. Ella le dijo: “Sola, acá esperando”.
Hacia las 9:08 p. m. de esa noche, ella volvió a comunicarse con Dayro. “Me está llevando el conductor de la secretaria de Laura, voy sola con él, no me han dicho nada”.
Eran las 10:00 p. m. y Marelbys, por fin, regresó a su casa. El día anterior, cuando la niñera celebraba su cumpleaños 51, empezó toda esta historia. Ese domingo recibió una comunicación de Andrés Parra, esposo de Laura Sarabia. Él le pidió que regresara de urgencia al apartamento. Ella, de inmediato, cumplió la orden del esposo de su jefa y, poco tiempo después, llegó al que era en ese momento su lugar de trabajo: la vivienda de la jefa de gabinete del GobiernoPetro.
Según sus palabras, al llegar, se enteró de que alguien había robado el dinero “en efectivo” que estaba en el maletín mediano, de color negro, que dos días antes una mujer policía que trabaja con Sarabia le entregó en sus manos.
“Cuando llegué, estaba la Sijín, la Policía. Me tomaron huellas, me preguntaron. Andrés les dijo que me dejaran hablar con él un momento. Entonces, él me dijo: ‘Mary, se perdió una gran suma de dinero, dime si tú la cogiste y yo paro la demanda que se está haciendo y no pasa nada (...). Ya después no puedo hacer nada por ti’”, le dijo la mujer a SEMANA.
La respuesta de Marelbys fue inmediata. “Yo le dije a él que no había cogido nada. Entonces, me mandan para el primer piso del edificio para hacerme la indagatoria por escrito preguntándome qué había pasado, cómo era la maleta, quién entró. Todo eso fue el viernes (27 de enero), cuando la teniente llevó la maleta, no me sé el nombre de ella, yo estaba con el niño cargado. Le dije: ponga la maleta allí, y ella la puso en el mueble. Yo salí a descansar el sábado, como a las 5:00 p. m.”.
Aunque la primera denuncia de Laura Sarabia en la Fiscalía habla de un poco más de 30 millones de pesos perdidos, la versión de la exniñera de su hijo menciona una cantidad superior: “El policía me saca al pasillo y me dice: ‘Es que aquí no estamos hablando de 100 pesos, estamos hablando de 150 millones de pesos que usted se robó. Diga dónde los tiene’”. Ese domingo, Sarabia estuvo presente en el apartamento, según Marelbys.
Sobre los movimientos de dinero de la jefa de gabinete del GobiernoPetro, la mujer sostuvo: “Cuando ella llegaba, iba directo a su cuarto. Lo único que se escuchaba era que sonaba la caja fuerte cuando se le ponía la clave. Sonaba tiqui, tiqui, tiqui”.
“Ella desarmaba la maleta cuando llegaba de viaje o la mamá. Nunca le desarmé ni le hice la maleta, nunca le tocaba nada”, señaló Marelbys, quien aseguró que, después de la pérdida del dinero, ella y su familia afrontaron otros episodios que la preocuparon.
Según ella, desde la noche del 30 de enero, cuando salió del edificio ubicado al frente de la Casa de Nariño, y que pertenece al Gobierno, la han venido vigilando. “Al día siguiente veía carros desde la ventana de mi apartamento. Veía carros todo el día, parqueados ahí. Sentía como si me estuvieran persiguiendo”, contó la exniñera del hijo de Sarabia. “Nunca me dieron los resultados del polígrafo”, agregó.
Ella enfatizó que quien maneja supuestamente el dinero en la casa de Laura Sarabia es su esposo, Andrés: “Como dos veces le presté mi tarjeta del Éxito y fui a hacer las compras como a las once o doce de la noche, cuando ya el bebé estaba dormido y compraba lo que faltaba. Yo le pasaba la factura y él me pagaba en efectivo”.
Jamer, su otro hermano, también habría vivido un episodio delicado de hostigamiento. “Mi hermano tiene un carro que trabaja en Uber y se le presentaron unos hombres y le dijeron: ‘Dónde está el botín, dónde está la plata’. Lo maltrataron verbalmente. Le dijeron que éramos unos ladrones, que les diera 2 millones de pesos. ‘Denos algo’, le dijeron. Y quisieron como llevárselo. Mi hermano, como es de mal genio y es serio, les dijo: ‘No tengo nada, si quieren revisen el carro, no tengo nada, no tengo que robar nada’”, contó Marelbys.
Ella afirmó que, una semana después de haber ido a esa cita, tuvo igualmente otro incidente. Fue abordada por un grupo de policías justo cuando esperaba un bus con sus hermanos, una amiga y un menor en la Terminal de Transporte de Bogotá para enviar a su mamá a El Copey, Cesar. Los uniformados la habrían llevado a un puesto de la Policía ubicado allí mismo para requisarlos a todos.
“Nos abren todas las maletas, nos revisan cosa por cosa, nos dijeron que qué llevábamos ahí. Empezaron a buscar, no sé qué buscaban, porque, la verdad, no encontraron nada. Las mujeres policías nos revisaron el cuerpo y todo. Nos requisaron a todos. A mi mamá, a mi persona, a mis hermanos, a una amiga y a mi sobrinito. Yo dije: pensarán que estoy mandando a mi mamá con la plata en la maleta o no sé, pero no encontraron nada. No teníamos nada que esconder”, narró Marelbys.
La niñera indicó que fue citada en una oportunidad a la Sijín, en la carrera 15 n.º 6-20, Seccional de Investigación Criminal, en el centro de Bogotá, el 20 de abril a las 7:30 de la mañana. Allí, de nuevo, le hicieron preguntas, le tomaron una declaración y la conectaron, por videollamada, con un abogado de oficio, de nombre Harvey, a quien ni siquiera pudo contarle el episodio del polígrafo porque él tenía otras obligaciones pendientes.
Finalmente, Marelbys le compartió a SEMANA el mensaje con el que fue despedida por Laura Sarabia: “Mary, quería saber cómo estabas y decirte lo siguiente: la verdad, hemos hablado bastante con Andrés sobre tu situación. Estamos preocupados porque al parecer la investigación va para largo y si tú no tienes nada que ver con lo que pasó, pues lo más injusto sería afectarte y pedirte que nos esperes. Al final, concluimos con Andrés que lo mejor es liquidarte y pagarte lo que te debíamos para que también puedas buscar trabajo. Lo sentimos mucho, Mary, porque sabes que te tenemos aprecio, pero, por favor, entiéndenos que sin saber qué fue lo que pasó no podríamos estar tranquilos. Y, como te decía, tampoco queremos ser injustos contigo”.
Hoy Marelbys tiene temor. “Siento que me persiguen, que tengo el teléfono chuzado, estoy en mi casa y siento que están ahí. Siempre está un carro, todo el día parqueado”.
Luego de denunciar lo que vivió, en entrevista exclusiva con SEMANA, Marelbys le pidió a la Fiscalía que investigue. “Quiero que se sepa la verdad de lo que ha pasado”. Este viernes, los investigadores del ente acusador ya le tomaron una extensa declaración. En diálogo con este medio, la mujer hace serias advertencias.
SEMANA.: ¿Siente temor del poder que tiene Laura Sarabia?
M.M.: Sí.
SEMANA: ¿Por qué?
M.M.: Porque siento que me puede poner presa en cualquier momento.
SEMANA: Teme por su libertad.
M.M.: Sí.
La respuesta de Laura Sarabia en SEMANA
VICKY DÁVILA (V. D.): Marelbys Meza, la exniñera de su hijo, habló con SEMANA. Dijo que su conductor, el 30 de enero, la recogió en su casa y la llevó a Palacio. Ella terminó al frente, en un sótano, sometiéndose a un polígrafo. En la Casa de Nariño no quedó registro alguno. ¿Eso es correcto?
LAURA SARABIA (L. S.): no, no es correcto. La entraron porque entró en mi carro. No hizo el filtro normal. Ella incluso tiene todo el registro, todo lo legal y lo normativo.
V. D.: ¿cómo así? ¿La ingresaron por la parte de atrás pero hubo registro normativo?
L. S.: no es que la hayan ingresado por la parte de atrás. Lo que pasa es que sucede el robo de mi casa. Yo le pregunto a ella si está dispuesta a someterse al polígrafo, como se sometió todo mi esquema de seguridad. Ella dice que no tiene ningún problema.
Entonces yo le digo: ‘Te voy a mandar a recoger para que no tengas problema’. Ella vivía muy lejos. Mi conductor fue, la esperó y la trajo acá. Como entraron en mi carro, ingresaron por el parqueadero, pero no fue para ocultarla ni por la parte de atrás ni nada de eso.
V. D.: o sea, ella no ingresó con registro.
L. S.: claro.
V. D.: si busco en los registros de Palacio, ¿encuentro que estuvo allí?
L. S.: sí. Le puedo mandar la hora. ¿Por qué lo puedo certificar? Porque, para el polígrafo, uno tiene que firmar un consentimiento y en la prueba está la fecha, la hora, el nombre, su firma, su huella y todo. Es la constancia de que ella lo hizo acá.
V. D.: Marelbys dice que fue bajo presión porque ustedes estaban sospechando de ella. Asegura que, si no iba, quedaba como si se hubiese robado la plata del maletín perdido. Y dice que, por eso, le tocó ir.
L. S.: Vicky, nunca la obligué. Ella nunca me dijo: ‘Oye, yo no quiero ir’. Me dijo que estaba dispuesta a hacerlo y así se hizo. No estuve presente y tampoco sé si ella fue o no (la responsable de la pérdida del dinero).
Y lo que le digo: ella firmó un consentimiento con la Policía. Vuelvo e indico: ella nunca me refirió que no quisiera hacerlo. Obviamente ese era el procedimiento en ese momento.
V. D.: ella dijo que se sintió secuestrada.
L. S.: ante eso, puedo decir que esos procedimientos de polígrafo quedan grabados. Entonces, esa es la prueba de que en ese momento se hizo todo bajo la ley. Jamás se hizo nada en contra de nadie.
V. D.: ¿pero había una orden judicial para someterla ante el polígrafo?
L. S.: no.
V. D.: ¿pero no cree que cuando Marelbys dice que aceptó someterse al polígrafo bajo presión, es lógico? Estaba sola con tres personas frente a Palacio y sospechaban que se había robado una fuerte suma de dinero. ¿No le parece suficientemente atemorizante?
L. S.: en el momento en que ella me dice ‘recójame para ir a hacer el polígrafo’ es consciente de lo que va a hacer. No se le hizo el polígrafo a ella sola. Se le hizo a todo mi esquema de seguridad y a mis conductores.
V. D.: su esquema de seguridad es de la Policía, pero ella era su empleada particular. No es una funcionaria.
L. S.: claro, era mi empleada particular.
V. D.: ¿por qué llevarla a un polígrafo a una dependencia del Gobiernosi no se trataba de una funcionaria?
L. S.: aquí hay unos estudios de seguridad. Soy una alta funcionaria y está ese mecanismo. Si me hubiera referido que no se sentía capaz de hacer el polígrafo, obviamente hubiera tomado alguna decisión porque ella cuidaba a mi hijo. No me iba a quedar con la duda. Soy muy sincera: ¿quién sabe qué le podían hacer después a mi hijo?
V. D.: usted estaba en su derecho de prescindir de los servicios de la niñera. Lo que es inadmisible es todo lo que hicieron para someterla a un polígrafo como si se tratara de una funcionaria del Gobierno.
L. S.: si quiere, con mucho gusto, solicito que se entregue el video y se verifique lo que dice la señora. Ella nunca en la vida me refirió que hubiera pasado por esa situación. Incluso, quería seguir trabajando conmigo. Ella me dice: ‘Oye, no quiero perder mi trabajo’. Y alguien que ha pasado por eso, lo que diría es: ‘Yo no quiero seguir trabajando con una persona así’, si yo supuestamente la obligué, la presioné y la violenté.
V. D.: me parece bien. (Al cierre de la edición impresa de SEMANA, Sarabia sólo hizo llegar un fragmento del polígrafo, de 18 segundos, sin autorización para publicar. Allí, Marelbys dice que está dispuesta a ir a donde la llamen y dice que está agradecida con quien le hace el procedimiento). ¿Hay un abuso de poder siendo usted la mujer más cercana al presidente de la República?
L. S.: no creo que haya un abuso de poder. Le pregunté conscientemente si quería hacer el polígrafo, así como cuando trabajaba con el senador Benedetti. La conozco a ella por él. También, cuando pasó un caso similar, le hicieron un polígrafo.
V. D.: pero usted decidió someter a la niñera en una dependencia de Palacio.
L. S.: sí, porque mi esquema de seguridad aceptó.
V. D.: Es que Marelbys no es funcionaria. ¿A ella le pagaba el Gobiernoo le pagaba usted?
L. S.: yo le pagaba.
V. D.: o sea, no es una funcionaria.
L. S.: sí, pero...
V. D.: ¿entonces, por qué la tenía que llevar a la sala de poligrafía del Gobierno?
L. S.: esa fue la recomendación de ese momento de mi esquema de seguridad.
V. D.: ¿y era correcto incomunicar a Marelbys durante cuatro horas?
L. S.: la verdad, ahí no puedo decir nada, porque no hice el procedimiento. Fue la Policía.
V. D.: pero usted lo autorizó.
L. S.: no, yo no autoricé. A mí simplemente me pasa un suceso, lo reporté a la Fiscalía y a la Policía. Se hizo el procedimiento tal cual como se les hizo a los demás integrantes del esquema de seguridad.
V. D.: pero sin ser funcionaria. Los demás sí lo son.
L. S.: claro, pero ella firmó un consentimiento.
V. D.: pero la niñera estaba sola, no tenía un abogado, no tenía a nadie. Estaba sola en Palacio. ¿No lo iba a firmar?
L. S.: vuelvo e insisto: si ella me dice ‘no quiero hacer el polígrafo’, jamás lo hubiera hecho.
V. D.: ella dice que lo hizo por presión. Además, le dijeron que esa noche no regresaría a la casa, que iría a la cárcel y que le iban hacer un allanamiento a ella y a su familia. Asimismo, a uno de sus hermanos lo abordaron varios hombres para exigirle que devolviera la plata. Otro episodio ocurrió cuando llevaba a su mamá a la Terminal de Transporte. Allí terminaron haciéndole una sospechosa requisa a ella y a todas las personas que la acompañaban.
L. S.: no tengo referencia de lo que me dice. Hasta ahora me estoy enterando.
V. D.: ¿el presidente Gustavo Petro sabía que a esa señora la iban a llevar a hacerle un polígrafo en ese sótano al frente de la Casa de Nariño?
L.S.: no. El presidente sabía que me pasó un hecho en mi casa, con la niñera de mi hijo, y sabía que se habían activado todos los protocolos de seguridad.