Judicial
Atención | Le llegó la hora a Óscar Iván Zuluaga. El 10 de julio será imputado por graves delitos por escándalo de Odebrecht y su campaña de 2014
El excandidato a la Presidencia deberá responde por los delitos de falsedad en documento privado, fraude procesal y enriquecimiento ilícito.
Para el próximo lunes 10 de julio quedó programada la audiencia en la que la Fiscalía General le imputará los delitos de falsedad en documento privado, fraude procesal y enriquecimiento ilícito al excandidato a la Presidencia Óscar Iván Zuluaga por el caso Odebrecht.
El centro de servicios judiciales del complejo judicial de Paloquemao le envió la respectiva notificación a los delegados de la Fiscalía, la Procuraduría y la defensa de Zuluaga para que asistan a la diligencia que presidirá un juez de control de garantías.
La base de la imputación contra Zuluaga es la declaración que rindió el exgerente del Invías Daniel García Arizabaleta y que fue revelada en exclusiva por SEMANA. En la misma, el exfuncionario detalló la forma en que Zuluaga tuvo contacto directo con la multinacional brasileña para la etapa final de su campaña en 2014 y las acciones que tomó para borrar cualquier evidencia.
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En los dos audios, se escucha a Zuluaga explicarle a García -quien fue una de las personas más cercanas durante su campaña- lo que estaba ocurriendo y las acciones que iban a tomarse para evitar cualquier vinculación con el escándalo y proteger a toda costa a su hijo, David Zuluaga, quien fue uno de los gerentes.
Los audios son impactantes y muestran al verdadero Zuluaga, que durante años negó saber de la entrada de dineros de Odebrecht, la multinacional de los sobornos, a su campaña. Es el mismo Zuluaga que, en 2022, volvió a aspirar a la Presidencia y, nuevamente, frente a las cámaras, negó de manera insistente su responsabilidad.
Un primer episodio muy revelador de los audios muestra cómo Zuluaga le contó a García Arizabaleta que le confesó toda la verdad a un sacerdote, a quien le dijo que era culpable y sabía lo que hacía.
“El padre Arturo es un sacerdote muy especial. Cuando arranca todo esto, fui a donde él. Lo conocimos porque fue quien trajo a Emaús, él formó a las primeras personas de Emaús, a mi señora. Él es un padre que tiene su congregación propia y tiene una casita ahí en la 85 antes de llegar a la paralela. Entonces, su casa es su iglesia, es un sitio de oración y de diálogo especial”, le cuenta Zuluaga a García Arizabaleta, quien solo exclama: “Pero qué bonito”.
El excandidato continúa: “Por eso quería que nos viéramos allá, porque yo quisiera que usted charlara con él”. García acepta la invitación. “Pues yo voy a hablar con él…”. En ese momento, el diálogo se torna más revelador. Zuluaga dice: “Yo fui y le dije, ‘padre, dígame una cosa, yo qué debo hacer’. Le conté la verdad de las cosas”. Sorprendido, García le pregunta: “¿Le contó toda la historia?”.
Zuluaga no dudó en decirle que sí. “Le dije: ‘Padre, yo lo sabía, esto ocurrió así, yo quiero que me diga qué debo hacer, desde la luz, yo soy un hombre de fe, católico’, y me dijo algo sabio, y por eso quería que usted hablara con él. Me dijo: ‘Uno tiene que protegerse a sí mismo ante la maldad de los demás. A usted nada lo obliga a no protegerse y proteger a su familia’. Incluso me lo dijo: ‘Eso está en la fe, habla de la restricción mental, usted no tiene por qué inmolarse’“.
El excandidato se había desahogado con el padre Arturo (Uría) y le aconsejaba a García que hiciera lo mismo. “Esa fue una charla de una hora que me cambió a mí mucho la perspectiva, porque él me dijo: ‘Usted está rodeado de cuánta maldad (...)’. La semana pasada, cuando sale todo este problema otra vez, que la Fiscalía, que las pruebas, volví y hablé con él y le dije: ‘Padre, ¿yo qué debo hacer?’. Y volvía y me insistía: ‘Usted tiene que protegerse’“.
“Un secreto de sangre”
En este momento del diálogo queda clara otra verdad, guardada por años desde la campaña presidencial de 2014 y después de que estalló el escándalo de Odebrecht. Hubo un pacto de tres. Zuluaga le dijo: “Le hablé (al padre) de usted”. García Arizabaleta le preguntó: “¿Qué le dijo?”.
“Le dije: padre, aquí hay un secreto que hemos tenido con Daniel y con mi hijo, un secreto de sangre que hemos compartido y él me dijo ‘no, no, no’. Por eso es que quería que fuéramos a hablar con él”. Tras escuchar a Zuluaga, García Arizabaleta se reafirma: “Yo quiero ir a hablar con él”. Zuluaga le refuerza: “Es aleccionador”. Pero García Arizabaleta le pone una condición: “Pero voy a hablar con él solo”. Zuluaga acepta, y de inmediato García Arizabaleta le pide: “Cuádreme la cita y le dice que voy a hablar con él”.
De inmediato, el excandidato le reitera lo importante que fue para él hablar con el padre Arturo. “Él me iluminó, Daniel, me habló de la restricción mental, que es un principio moral. Usted tiene que protegerse y tiene que proteger a su familia, jueputa, usted está rodeado de mucha maldad y le han hecho mucho daño, usted no tiene derecho a inmolarse. Uno, en principio, dice: ¿yo qué hago? Me dijo: ‘No, no, no, protéjase, piense en usted, piense en su familia, usted tampoco tiene derecho a inmolarse’“.
Zuluaga le dice a García Arizabaleta que, por esos consejos del padre, quería programar una reunión con él en la casa donde el religioso vive, cerca de la zona rosa de Bogotá.
En todas las conversaciones, Zuluaga expresaba una gran preocupación por la situación que vivían. Pero su mayor angustia era su hijo David. “Es que, Daniel, para mí es papá e hijo, la familia no resiste más esta mierda (...). El desespero es muy grande, la circunstancia para mí es muy difícil (...), esto es un infierno”.
Buscando tranquilizar a García Arizabaleta, Zuluaga le asegura que, si todo se descubre, él está dispuesto a responder ante la justicia. “Ahora lo que queda claro es, y por eso es bueno que usted hable con el abogado, desde ningún punto de vista esto tiene efectos administrativos, sancionatorios o penales, en el caso suyo. A quienes puede afectar es a David, representante legal, y a Óscar Iván, candidato”.
Y Zuluaga va más allá: “Yo creo que usted tiene que saber manejar este caso porque usted dice: ‘Esa mierda, no dejarse arrinconar’. Para el único que tiene implicaciones es para mí y para David y tendré que asumir toda la responsabilidad si me toca en algún momento, por encima de todos, para proteger a David, para protegerlo a usted y para protegerlos a todos. Si tengo que asumir esa responsabilidad, porque es inevitable, la asumo, porque mi espíritu es ese”.
Y le insiste: “Mi sentido de la amistad, de la lealtad, es ese, y pienso también que si mañana tengo que asumir una responsabilidad, con eso estoy protegiendo a David, también lo estoy protegiendo a usted y a todos. No voy a eludir mi responsabilidad, ni me voy a esconder, ni voy a lavarme las manos con nadie. Yo no actúo así, o sea, tenga claro eso”.
Aún hoy, con pruebas irrefutables en su contra, Zuluaga no ha aceptado su responsabilidad y, por el contrario, sus abogados radicaron una tutela para tratar de tumbar el principio de oportunidad de García Arizabaleta.