Atención: SEMANA conoció que alias El Negro Ober fue trasladado a La Picota desde el pasado 15 de diciembre

Luego de que Ober Ricardo Martínez, alias El Negro Ober, cabecilla de Los Rastrojos Costeños, enviara una carta al Inpec solicitando reducir los controles a cambio de no seguir extorsionando ni delinquiendo, SEMANA pudo confirmar que la institución trasladó al poderoso criminal a la cárcel La Picota, en Bogotá, desde el pasado 15 de diciembre.

La misiva, firmada por el delincuente el 26 de septiembre, tenía como premisa lograr que las autoridades redujeran los controles bajo el compromiso del propio criminal de cesar las actividades criminales de Los Rastrojos Costeños en la región atlántica del país.

Así mismo, SEMANA conoció que, probablemente, El Negro Ober vuelva a ser trasladado a otro lugar de reclusión en un poco más de un mes, esto, bajo la estrategia de las autoridades de no permitir que los delincuentes de alto calibre establezcan alianzas o pongan a andar sus redes delictivas al permanecer mucho tiempo en un mismo lugar.

Ober Ricardo Martínez había solicitado en su carta que se tomaran medidas para acabar con el aislamiento al que, según él, estaba siendo sometido; así mismo, aseguraba que había decidido retirarse y apartarse de la vida criminal y que se comprometía a tener un buen comportamiento a cambio de no permanecer bajo esas condiciones de reclusión.

“Me comprometo a que no va a tener quejas mías de ninguna especie y se lo prometo ante los ojos de Dios. Hoy 26 de septiembre ya llevo 16 días viviendo así aislado y ese no fue el compromiso que se hizo en la reunión”, señala Martínez en la carta enviada al subdirector del Inpec, el mayor César Valero.

Esta es la carta enviada por el Negro Ober a las autoridades penitenciarias:

Cabe señalar que El Negro Ober es conocido en el norte de país por actividades criminales relacionadas con la extorsión y el homicidio, en una guerra que libran con otras organizaciones criminales en la disputa por el control del tráfico de estupefacientes. Ahora, el país sabe de su alias gracias a los videos donde amenazó a fiscales y comerciantes.

Precisamente, Ober Ricardo Martínez grabó, desde su sitio de reclusión, varios videos en los que lanzó varias amenazas a fiscales y comerciantes.

En uno de ellos, dado a conocer a través de redes sociales, se le ve molesto por la reciente captura de su esposa Julieth Vanessa Martínez Cantillo, alias Johana o Vanesa, a quien se acusa de presuntamente ser la encargada de las finanzas de la estructura criminal Los Rastrojos Costeños.

Para El Negro Ober, quien se encuentra privado de la libertad purgando una condena de más de 50 años, esa captura fue injusta, dado que califica a su esposa como inocente y exige su inmediata liberación, so pena de matar a muchos otros igualmente inocentes.

Comenzó la grabación solicitando una entrevista con medios de comunicación de la región. “A mi mujer no la van a poner a pagar por los actos míos, yo pago y me hago responsable de mis actos; mi mujer no tiene nada que ver en nada”, dijo en el video y enseguida agregó: “Se murió el fiscal Pecci, también se puede morir cualquier fiscal. Estoy decidido a hacer lo que sea, o me sueltan a mi mujer o acabo con todo, que Dios los bendiga”.

Por ello, un grupo del Gaula de la Policía llegó hasta el establecimiento carcelario de Girón en Santander, donde para la fecha de las grabaciones se encontraba recluido, luego de una solicitud de la Fiscalía y tras las amenazas que lanzó por video este conocido delincuente. Allí fue notificado de una nueva orden de captura y un proceso en su contra que se suma a la docena que tiene por hechos de extorsión y homicidio.

El Inpec aseguró que adelantan unas investigaciones a través de un grupo especial que se conformó en diciembre del año pasado y que tiene como propósito sanear las cárceles del país a través de procesos judiciales que incluso vinculan a funcionarios del Inpec comprometidos con hechos de corrupción.

Cabe recordar que en octubre de 2021 fue capturado El Negro Ober, quien era buscado por ser el cabecilla de la organización criminal Los Rastrojos Costeños. De hecho, se alcanzó a ofrecer una recompensa de cien millones de pesos por su cabeza.