Nación
Aumentan las voces de respaldo al obispo de Buenaventura amenazado de muerte
Prelados de diferentes jurisdicciones se reúnen para buscar soluciones a los problemas de violencia que que atraviesa Buenaventura y la región del Pacífico colombiano. También analizan las graves intimidaciones en contra de Monseñor Rubén Darío Jaramillo
En Buenaventura, desde hoy hasta mañana, se encuentran reunidos 14 obispos de las jurisdicciones eclesiásticas de la Iglesia Católica de los departamentos del Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, para hacer un análisis de la situación de violencia que atraviesa la región del Pacífico y de las amenazas de muerte realizadas al obispo Monseñor Rubén Darío Jaramillo.
Si bien, la reunión es extraordinaria, los obispos de estas jurisdicciones eclesiásticas llevan un par de años congregados en torno a la Agenda Regional Eclesial de Paz del Pacifico y Suroccidente, que busca salidas al incremento de las acciones violentas de los grupos armados. En ese contexto, los obispos han viajado por gran parte de los territorios urbanos y rurales dispersos para conocer de primera mano la situación de sus pobladores. Y sus conclusiones preocupan. Desde hace meses ellos han constatado el aumento de las violaciones a los derechos humanos y de las intimidaciones de los grupos armados irregulares. Todos esa información, producto de meses de recorrido será analizada en estos dos días de conversaciones.
Los obispos aprovecharán la reunión para definir los pasos a seguir en el trabajo por la construcción de la paz territorial ante la grave situación humanitaria y de violencia que sufren los pueblos de la región del Pacífico.
El fin de semana pasado, tras el accidente de seis jóvenes que resultaron heridos al manipular un artefacto explosivo dejado por delincuentes, Monseñor Jaramillo, obispo de la ciudad, recibió amenazas de muerte por levantar su voz en contra de los delincuentes. Estas intimidaciones fueron realizadas a través de WhatsApp, donde le dicen que le van a poner una bomba.
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Lo preocupante de la situación es que no es la primera amenaza que recibe el monseñor. El año pasado existió un plan para asesinarlo, solo que el sicario contratado se arrepintió y optó por avisarle que su vida corría peligro.
Ante los hechos, Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, redactó un comunicado para rechazar las intimidaciones realizadas al prelado. “Consiente de la grave situación humanitaria y de violencia que sufren los pueblos de la región del pacífico y del sur occidente de Colombia, les expreso, junto con mis Obispos Auxiliares, mi solidaridad y cercanía, y manifiesto mi rechazo más enfático a las amenazas de las que ha sido objeto el obispo de Buenaventura, Monseñor Rubén Daría Jaramillo Montoya y tantas personas y comunidades”, dice la misiva.
Asimismo, envió un mensaje a los delincuentes: “Pido encarecidamente a todos los actores de violencia presentes en ese territorio a que abandonen sus propósitos criminales de enriquecimiento ilícito, a costa de la vida y tranquilidad de sus hermanos. Que dejen de difundir terror y miedo a los martirizados habitantes de esos territorios y que acojan el llamado de Dios a la conversión y a una vida en la justicia y la fraternidad”.
E insistió a las autoridades gubernamentales a que, de acuerdo con sus responsabilidades constitucionales, promuevan de manera rápida e integral el desarrollo sostenible de los pueblos, para guiarlos a una verdadera paz.
A su vez, el alcalde de Buenaventura, Víctor Vidal, ha comentado que es difícil hacer frente a la situación. “No es de cinco muchachos”, dice. “Aquí estamos hablando de grandes estructuras armadas con fusiles, lanzagranadas y armamento bélico”, agrega.
En la región, el Monseñor Jaramillo es conocido por acompañar a los líderes juveniles en las manifestaciones contra la violencia en Buenaventura. Y se caracteriza por alzar la voz ante las injusticias que generan las personas que empuñan armas y quieren tener control ilegal en el territorio.
Finalmente, mañana, 4 de marzo, está planeada una rueda de prensa a las 11.00 de la mañana en la sede de la Curia Episcopal, para hacer un pronunciamiento al pueblo colombiano sobre la situación humanitaria que vive la región y el papel de la Iglesia en su compromiso por la vida, la paz y la reconciliación.