BALANCE
El adiós de Peñalosa
Su primera administración quedó definida por TransMilenio y las bibliotecas públicas; la segunda, por el Metro y los parques. Su impopularidad es un hecho. ¿Qué tan eficiente fue?
El Eslogan de “Impopulares, pero eficientes” define acertadamente la segunda alcaldía de Enrique Peñalosa. Se diferencia de su pasada administración en que en esta oportunidad no logró ganar el beneplácito de la ciudadanía. Por eso hoy tiene una imagen negativa de 62 por ciento y el 80 por ciento de los bogotanos cree que la ciudad está empeorando.
Sin embargo, gracias a que contaba con un presupuesto de 25 billones de pesos anuales y a que manejó hábilmente el Concejo de Bogotá, pudo hacer aprobar la gran mayoría de sus proyectos y avanzar en su visión de ciudad. De su Plan Distrital de Desarrollo, según cifras de la Secretaría General, cumplió el 85 por ciento a corte de noviembre. Muy pocos funcionarios llegan a ese nivel de ejecución frente a sus promesas.
Peñalosa hizo muchas cosas importantes, pero si hubiera que definirlo por los aspectos más destacados de su gestión, habría que llamarlo el hombre del Metro y de los parques. En el pasado, TransMilenio, las bibliotecas públicas y las ciclorrutas definieron su primera administración.
Sin duda, el alcalde consiguió un logro al adjudicar la construcción de la primera línea del Metro de Bogotá, que la ciudadanía esperaba desde hacía 77 años. No obstante, algunos nunca le perdonarán no haber continuado con el proyecto del metro subterráneo. De hecho, todavía están activas un par de demandas contra el proyecto por presuntas ilegalidades al aprobar en el Concejo las vigencias futuras para financiar el metro elevado.
Pero el Metro constituye solo un elemento de la movilidad y será una solución a mediano y largo plazo. La situación en esta materia hoy es desastrosa, aunque Peñalosa, además del Metro, trabajó en otros frentes para aliviarles a los bogotanos la maldición de los trancones. La mayoría de esas obras apenas quedaron contratadas, pero cuando estén terminadas el panorama en movilidad va a ser otro. Esos retrasos en ejecución pueden ser un lunar en el balance del alcalde saliente, pero significarán una lotería para Claudia López, quien va poder inaugurar múltiples megaobras heredadas.
Entre las que recibe Claudia están la ampliación de la Autonorte, la troncal y la Avenida Ciudad de Cali, la prolongación de la troncal Caracas al Portal de Usme, la avenida de las Américas desde la NQS hasta la carrera 50, la avenida Guayacanes, la ALO Sur y el Intercambiador Bosa con Autosur. También está pendiente la peatonalización de la séptima, que no logró dejar lista en cuatro años de gobierno.
En materia de movilidad esta alcaldía también renovó la flota de TransMilenio, no sin polémicas por darle continuidad al diésel; salvó de la quiebra a los operadores de los buses del SITP, que le deben a la banca 2,5 billones de pesos, y trajo 379 buses eléctricos. También puso en marcha la primera línea de cable en Ciudad Bolívar. Redujo en un 15 por ciento el número de muertes en el tráfico y modernizó la red de semáforos inteligentes. Eso sí, en materia de TransMilenio las finanzas tienen tantos problemas que probablemente Claudia López tendrá que subir el precio del pasaje.
A Peñalosa también lo recordarán los bogotanos por lo que logró en materia de parques. En este punto están de acuerdo los peñalosistas y los antipeñalosistas. Con esta transformación del espacio público los bogotanos recibieron oportunidades de recreación y deporte que nunca habían tenido. De las 2.500 obras que el Distrito asegura haber hecho, 1.200 tienen que ver con parques. Por ejemplo, construyó 150 canchas sintéticas públicas, cuando solo había siete.
El parque Tercer Milenio, construido en el antiguo Cartucho, ofrece un buen ejemplo. Intervenido en la primera alcaldía de Peñalosa, después se convirtió en un nuevo centro de delito. Ahora es un centro deportivo abierto con skatepark, canchas de fútbol, pista de BMX, gimnasio, pista de patinaje, juegos infantiles, entre otros.
Los esfuerzos por mejorar la movilidad y los parques entregados significan resultados positivos, pero no son los únicos. En materia de seguridad se destaca la intervención en el Bronx. Se trataba de una de las ‘ollas’ más grandes de América Latina, donde reinaba el narcotráfico, la prostitución y las bandas delincuenciales que cometían todo tipo de delitos, desde abuso infantil hasta desaparición de personas. Esta intervención, sin embargo, no ha estado exenta de críticas, pues aunque muchos habitantes de calle terminaron en los programas del Distrito, otros generaron nuevos focos de criminalidad.
Peñalosa, además, deja una cifra histórica en reducción de homicidios, al pasar de 17,5 casos por cada 100.000 habitantes en 2015, a 12,6 en 2018. Aunque los hurtos se dispararon en estos cuatro años, sorprendentemente, según Bogotá Cómo Vamos, la ciudad pasó de una percepción de inseguridad de 57 por ciento en 2015 a 37 por ciento en 2019. Y hoy el 50 por ciento de los encuestados asegura sentirse seguro en su barrio, mientras que en 2015 solo el 36 por ciento se sentía así.
Era imprudente y hablaba sin filtro. A la Van der Hammen la definió como “un potrero”, a Soacha la llamó “un hueso” y a los que estaban contra TransMilenio por la séptima los describió como “defensores de los intereses de riquillos”
Cuando comenzó esta administración había cerca de 300 cámaras y hoy funcionan 4.600. Además, el Distrito invirtió 44.200 millones de pesos en luminarias LED para mejorar algunas zonas oscuras de la ciudad. Y hoy la Policía de Bogotá tiene 454 patrullas nuevas, 2.526 motos y 370 bicicletas. Bogotá también cuenta con un helicóptero Halcón, equipado para vigilancia, cinco drones y dos unidades móviles que apoyan las labores de la Policía Metropolitana. Ahora vendría mejorar la relación de la Policía y el Esmad con los ciudadanos, pues en los últimos días de paro han sido evidentes los abusos de fuerza.
Antes de su segunda alcaldía Peñalosa tenía fama de ambientalista, pero esta vez la perdió. Esa percepción puede ser real o equivocada, pero el hecho es que los ambientalistas hoy no lo quieren. Entre sus acciones más criticadas está la supuesta tala de árboles, que le haya dado continuidad al diésel en TransMilenio, que no haya entregado incentivos para los taxis eléctricos, el proyecto de vivienda cercano a la reserva Thomas van der Hammen y el plan de construir la vía ALO, una de las vías clave para desembotellar la salida de Bogotá, que en ocasiones puede tomar dos horas. Tampoco han visto con buenos ojos que construyera senderos, ciclorrutas y miradores en las reservas para volverlas lugares de recreación.
No obstante, en ambiente la ciudad invirtió 342.000 millones de pesos para recuperar 15 humedales, retiró 45.000 toneladas de residuos de construcción y 1.934 llantas que afectaban cuerpos de agua. Aunque no satisfizo del todo, el contrato de flota a gas y los buses eléctricos para el SITP mejorarán la calidad del aire. A la fecha ha cerrado 89 fábricas por incumplir normas ambientales y ha puesto multas a establecimientos contaminantes por 46.000 millones de pesos. Así mismo, la alcaldía sembró 480.000 árboles.
Con respecto a la educación, el equipo de Peñalosa logró reducir sin precedentes los índices de deserción escolar, al pasar del 3,6 por ciento en 2015 al 1,65 en 2018. Esto significa 9.000 niños más en las aulas y 16.000 que no las abandonaron. También logró reducir el embarazo juvenil entre los 15 y 19 años, al pasar de 15.379 casos en 2015 a 10.675 en 2018. Esta cifra es importante ya que es una de las principales razones por las cuales muchas jóvenes no continúan sus estudios.
En materia de infraestructura educativa, uno de los retos era lograr que los niños que van a colegios del Estado estuvieran en jornada única, ya que los de media jornada reciben menos horas de clase. Para eso era necesario construir colegios enteramente nuevos. Aunque el alcalde se comprometió a dejar 30, entregó 11, otros 9 quedarán en obra y 10 en estudios y diseños. Sin embargo, la jornada única, en el último cuatrienio, pasó del 4 al 17,7 por ciento y 133.008 estudiantes matriculados en 210 colegios del Distrito. También entregará otros 43 colegios reconstruidos.
En salud, Peñalosa aplicó un nuevo modelo que permitió agrupar los 22 hospitales en 4 Subredes Integradas de Servicios de Salud. También implementó los 40 Centros de Atención Prioritaria en Salud —CAPS—, con lo que las salas de urgencias pasaron de una ocupación de 251 por ciento en 2016 al 91 por ciento en promedio en 2019.
Su alcaldía también puso en funcionamiento el primer call center para agendar las citas, lo que redujo las filas en los hospitales, según cifras de la Secretaría de Salud, en un 90 por ciento. Logró digitalizar la historia clínica y centralizar la compra de medicamentos para evitar la corrupción en los mismos. Y entre sus logros, el Distrito también destaca el saneamiento financiero de Capital Salud y la contratación de los megahospitales Santa Clara, Usme y Bosa.
Peñalosa termina su gestión con la mitad de la popularidad del final de su primera alcaldía, pero con el doble de la que tenía hace unos meses. La caída no obedeció exclusivamente a la arrogancia que permanentemente le atribuyen. Era imprudente y hablaba sin filtro. A la Van der Hammen la definió como “un potrero”, a Soacha la llamó “un hueso” y a los que estaban contra TransMilenio por la séptima los describió como “defensores de los intereses de riquillos”. Ese estilo desabrochado y sin libreto a veces gusta en política y a veces no. A Claudia López definitivamente le sirvió. Pero ella siempre concentró sus dardos en los poderosos, mientras que los de Peñalosa hacían que parte de la ciudadanía se sintiera aludida.
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La impopularidad de Peñalosa no obedeció a su ineficiencia, sino a su personalidad y a la eficacia de sus opositores. La artillería de Gustavo Petro en redes sociales es una bomba atómica para cualquier mandatario. Esa oposición es solo comparable con la que Uribe le hizo a Santos. Y el daño también fue comparable. A esto se suma que el grupo de los antipeñalosistas en el Concejo no eran la mayoría, pero sí los más aguerridos. Entre estos estaban Juan Carlos Flórez, Hollman Morris, María Fernanda Rojas y Manuel Sarmiento, conocedores de la ciudad como pocos. Durante los cuatro años no le dieron tregua.
A pesar de lo anterior, Peñalosa repunta en las encuestas. No tuvo una gestión perfecta, pero sí bastante mejor de lo que opinan sus críticos. Contó con un equipo que hizo una labor destacada, con nombres como el de Raúl Buitrago, en la Secretaría General; Orlando Molano, en el IDRD; Andrés Escobar, con el Metro; Yaneth Mantilla, en el IDU; Luis Gonzalo Morales, en Salud, y María Consuelo Araújo, en TransMilenio. Cuando las obras que quedaron marchando estén terminadas, le cambiarán la cara a la ciudad. Él odia las corridas de toros, pero en términos taurinos se podría decir que merecía por lo menos una oreja. Y la plaza no se la dio.