SANTANDER
"Estamos prácticamente abandonados": dueño de restaurante de Barichara
Sin turistas, uno de los pueblos más lindos de Colombia, vive momentos muy difíciles. Su economía depende en un 80 por ciento del turismo. Carlos Castillo, dueño de El balcón de mi pueblo cuenta cómo es la pandemia en medio de la absoluta soledad.
Los patiamarillos están padeciendo la pandemia. Los caminos empedrados de la hermosa Barichara lucen vacíos. No hay turistas disfrutando de su arquitectura colonial ni de su gastronomía. Es la suerte de un pueblo que depende en un 80 por ciento del turismo, un sector especialmente golpeado en esta crisis y que tardará en reactivarse.
Barichara es Monumento Nacional y Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad desde 1975. Es uno de los pueblos más lindos de Colombia.
"Mal nos va a ir a todos a nivel mundial, pero Barichara va a seguir siendo Barichara"
El rigor de la cuarentena se inició en la víspera de la Semana Santa, una de las mejores temporadas del año. Los turistas nacionales y extranjeros, sobre todo europeos, no volverán pronto.“Estamos pasando por una situación muy difícil con ellos, sobre todo al comerciante pequeño que siempre espera ese turismo. Nos debatimos sobre cómo buscar alternativas para la gente”, dice el alcalde de Barichara, Alfonso Rodríguez. En el municipio no hay casos de covid-19, sin embargo, hay un caso cerca, así que no saben cómo procederá la reapertura.
Carlos Castillo, dueño del restaurante típico El balcón de mi pueblo, uno de los más reconocidos en el municipio, está al borde de la quiebra. Su restaurante —con capacidad para 150 personas sentadas que solía estar abarrotado de turistas— está cerrado. A sus 57 años, este patiamarillo —como se les dice a las personas nacidas en Barichara— está haciendo su último esfuerzo, pero confiesa que "ya no puede más".
SEMANA: ¿Desde cuándo tuvieron que cerrar las puertas del restaurante?
Carlos Castillo: Cerré una semana antes de que se decretara la cuarentena, porque ya estaba en el orden nacional lo del simulacro de Bogotá, entonces el turista bogotano no venía. El pueblo empezó a quedar solo y tomé la decisión de cerrar. Nunca pensé que esto se iba a extender tanto.
SEMANA: Muchos restaurantes en el país están haciendo domicilios, ¿en Barichara esta modalidad funciona?
C.C.: No hemos podido abrir, porque en Barichara el mercado de venta de comidas a domicilio no funciona, no está en la cultura de la gente, es muy baja la venta, no me da para permanecer abierto. Pero de todas formas estamos pagando nómina, aunque la pandemia para nosotros ha sido fatal. No hemos recibido ninguna clase de ayuda, porque estamos en un rango en que ni somos pobres ni somos ricos, no somos de estratos 1 o 2 que son a los que más o menos han beneficiado, pero tampoco somos industriales de gran talla para un subsidio. Estamos prácticamente abandonados.
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Al restaurante de Carlos Castillo también iban actores colombianos como Margalida Castro, oriunda de San Gil.
"Es doloroso, es triste, no es fácil tomar una decisión como estas de cerrar un negocio donde estaban puestas todas las esperanzas que uno tiene como trabajador".
SEMANA: El presidente Iván Duque expidió un decreto para subsidiar con el 40 por ciento de la nómina del salario mínimo a las empresas que demuestren que han tenido una reducción del 20 por ciento de su facturación, ¿no aplican para recibirlo?
C.C.: En mi empresa tenemos seis empleados, contando a mi señora y a mí. Hay cuatro empleadas fijas, pero a ellas no les pagamos seguridad porque no lo aceptan, ellas están por prestación de servicios y no se dejan afiliar a EPS porque supuestamente pierden los beneficios del Sisbén nivel 1. Cuando les digo que las tengo que afiliar me responden: "Entonces no trabajo más". Entonces uno de los requisitos que nos pidieron para recibir el subsidio de la nómina fue presentar las planillas de seguridad social y no las tenemos, entonces quedamos por fuera.
SEMANA: ¿En cuánto calcula las pérdidas durante la cuarentena?
C.C.: En el restaurante pago 3 millones de arriendo, por la crisis el dueño de la casa me bajó el arriendo a 2 millones, que es una ayuda muy grande. Tengo los gastos de la nómina, y hay pérdidas con el producto que teníamos almacenado porque nos estábamos proyectando para la temporada de Semana Santa, así que una parte de la comida se dañó y otra la regalamos. En estos dos meses hemos perdido unos 30 millones de pesos.
Barichara resalta por su arquitectura colonial. Propios y turistas se casaban en sus iglesias, también era un destino turístico de bodas.
SEMANA: ¿Cuánto más pueden resistir? ¿Ha contemplado despedir a sus colaboradoras?
C.C.: Hasta el momento no he despedido a nadie, les he pagado porque la mayoría son de escasos recursos. Más que una obligación, es un deber mío ayudarlas. Pero ya les dije que hasta el próximo mes puedo continuar pagando todo, de ahí en adelante no puedo, ya no soy capaz, no puedo más. Lo único que tengo es el restaurante, no tengo más entradas. Lo más verraco de todo es que hablando con el señor alcalde uno ve que está maniatado también, no hay ningún plan para nosotros.
SEMANA: Barichara depende del turismo, se contempla que esta actividad es una de las últimas que se reactivará, ¿han pensado en alguna alternativa para salvar el restaurante?
C.C.: Vemos muy lejano que el turismo se reactive, vemos que a la gente en Colombia no le provoca moverse, hay restricciones y no hay plata. En cuanto a los turistas extranjeros menos, no tenemos ni siquiera cielos abiertos. Entonces, mantener abierto al restaurante al mercado local por domicilios es casi que perdido. Tenemos permiso para funcionar, pero los protocolos también son muy exigentes.
"Vemos muy lejano que el turismo se reactive, vemos que a la gente en Colombia no le provoca moverse, hay restricciones y no hay plata".
SEMANA: ¿Qué hará si la crisis lo obliga a cerrar definitivamente su restaurante, se mudaría a otra ciudad?
C.C.: No me puedo mudar, yo nací en Barichara, la verdad mi negocio en otra parte no lo hago, será terminar de perder ahí todo, porque la verdad yo no aguanto. Es doloroso, es triste, no es fácil tomar una decisión como estas de cerrar un negocio donde estaban puestas todas las esperanzas que uno tiene como trabajador. Junto con mi esposa le hemos puesto verraquera, pero es una cuestión que se nos sale de las manos, hay que ser agradecidos con mi Dios que estamos vivos y no estamos enfermos de coronavirus.
Con la cuarentena decretada a nivel nacional así lucen las calles de Barichara, que normalmente estaban colmadas de turistas.
SEMANA: ¿Después de esta pandemia Barichara podrá seguir siendo Barichara como hasta ahora la conocemos? ¿Los habitantes van a poder levantarse de la crisis?
C.C.: Mal nos va a ir a todos a nivel mundial, pero Barichara va a seguir siendo Barichara. Creo que va a continuar siendo un sitio de obligatoria visita, es muy bonito, tranquilo, seguro, aquí no hay nadie en la mendicidad, son sitios que a la gente le atraen. Pero la recuperación va a ser muy dura, porque el turismo que es la base primordial de Barichara se demora en arrancar. Pero claro que nos levantamos, no faltaba más, siempre hacia adelante.